FMI RUIDO DIPLOMÁTICO

Más allá de los canales que el equipo de Martín Guzmán tiene abiertos con el FMI, aparecen mensajes que no son bien recibidos por los acreedores y que complican la negociación. Es que la Argentina tropieza en el escenario internacional, de acuerdo a la visión del FMI y de su principal accionista, Estados Unidos, y eso genera rispideces. La asunción de Alberto Fernández como presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), con el apoyo de Cuba, Nicaragua y Venezuela, tres países en las antípodas de Estados Unidos, no cayó bien. “Los representantes de los Estados Miembros expresaron su apoyo a Argentina en las negociaciones con el FMI, para alcanzar un acuerdo que le permita al país continuar con su recuperación económica”, dice el comunicado que emitieron desde Celac. Y luego critica al organismo internacional por “las cargas de deuda insostenibles” que significa.

Pero no fue el único acto que generó ruido con el FMI. Porque justo en la previa de un cónclave que resultará fundamental para las aspiraciones argentinas, entre el canciller Santiago Cafiero y el secretario de Estado norteamericanp, Antony Blinken, una

noticia que llegó de Nicaragua los hizo poner en alerta.

En la asunción de Daniel Ortega, el embajador argentino en Nicaragua, Daniel Capitanich, compartió espacio con Mohsen Rezai, vicepresidente de Irán, con alerta roja de Interpol por estar acusado de participar en el ataque terrorista a la AMIA. Desde el gobierno argentino alegaron desconocer que el funcionario iraní iba a ser de la partida, pero era tarde.

“La Argentina navega al garete. Pronunciarse por uno u otro bando es malo, pero pendular todo el tiempo genera el desprecio de todos y nos conduce a una mayor marginación”, le dice a NOTICIAS el ex vicecanciller Andrés Cisneros, coordinador de política exterior del Peronismo Republicano de Pichetto.

El terreno de la negociación con el FMI se vuelve pantanoso.