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CHULA GÁLVEZ La reina de las flores

Se formó para ser actriz, pero de a poco su pasión por la pastelería fue ganando espacio. Acá, nos cuenta su historia, sobre su amor por las flores y su nuevo y revolucionario proyecto gastronómico.

TEXTO: FERNANDO GOMEZ DOSSENA. FOTOS: JACKIE RÍOS.

No fue su abuela ni su mamá las que le inculcaron el amor por la cocina, sino su abuelo, Roberto Gálvez corredor de autos y copiloto de Oscar Alfredo, un prócer del automovilismo mundial. “En la casa de mis papás teníamos una cocina muy grande, un muy buen horno y electrodomésticos copados. Si bien ninguno de ellos cocinaba, les gustaba comprar ese tipo de artefactos. Una costumbre muy de los noventa. Teníamos una Kitchen Aid que aun la sigo usando”, recuerda Chula y agrega: “Mi mamá siempre se cuidó siempre con la comida y no había cosas ricas en casa, entonces si quería algo dulce terminaba haciéndolo yo. Empecé horneando cookies de chocolate. A mi abuelo sí le gustaba cocinar, y me enseñó el amor por la cocina. Cuando se retiró del automovilismo puso toda su cabeza y energía en eso”.

Desde chica la acompañaron en esta aventura gastronómica los libros de la colección William Sonoma (“Era

mi Biblia”, cuenta), Todo Dulce de Maru Botana y el libro de Doña Petrona C. de Gandulfo. Aunque no quería dedicarse a la pastelería esta actividad nunca dejó de acompañarla en ningún momento de su vida. “Ni bien terminé la secundaria quise ser actriz, hice Licenciatura en Arte Dramático y me dediqué un tiempo a la actuación. También fui Directora de casting. Nunca pensé que me iba a dedicar a la cocina hasta que fui a trabajar a Caracola en José Ignacio por una temporada de verano. Ahí me enamoré de esta profesión”, explica, quien también trabajó en Nueva York (Rosarito y Shelter) y Miami (en Orilla), estudió en el Instituto Argentino de Gastronomía, se formó y colaboró con Juliana López May, trabajó junto a Fernando Trocca en Parador Santa Teresita y hasta hace poco hacía postres y tortas para Orilla y RVR Café.

Un mundo de aromas y colores

“Me gusta transmitir la belleza de la naturaleza y nunca me gustó el fondant o las pastas más artificiales yankees. Una vez fui al barrio chino y vi que había flores comestibles, así fue como de a poco me animé a sumarlas a mis preparaciones”, explica Julieta, tal su verdadero nombre, sobre sus comienzos. Hoy es una referente en la pastelería con flores, pero llegar a eso le llevó bastante tiempo, primero porque el público no estaba acostumbrado a consumir dulces con flores y segundo porque en su momento no era fácil conseguirlas en Argentina. “Hoy me sorprende la cantidad de verdulerías que venden flores. También hay muchísimos proveedores para poder adquirirlas”, revela. Según la cocinera cuenta

“Me gusta transmitir la belleza de la naturaleza y nunca me gustó el fondant o las pastas más artificiales yankees”.

el uso de las flores depende de la temporada. En otoñoinvierno predominan las de tonalidades naranjas como la caléndula, ya en primavera llegan las violas, los pensamientos y más adelante abutilón, que se parece a una rosa china… ahora las clavelinas o flores de rúcula o conejitos. “La mayoría de las veces intento que sea estético y tenga también sabor. Cuando las caramelizás las flores quedan muy bellas y riquísimas, también uso polvo de hibiscus, de rosas, de manzanilla para saborizar”, apunta.

Futuro innovador

Hace apenas semanas renunció a sus dos últimos trabajos para comenzar con un proyecto que la tiene más que entusiasmada. Junto a su novio, el chef Santiago Pérez, que estuvo a cargo de la cocina de Orilla, abrirá un restaurante que se llamará Las Flores, en donde se encontraba el viejo Olsen en Palermo. “La idea es abrir desde la mañana a la noche, en la entrada tendrá una cafetería con pastelería, luego vendrá un jardín con flora autóctona y el restaurante. Estamos trabajando con los chicos de Ciencia y Gastronomía, que se especializan en ciencia gastronómica para poder brindar lo mejor y además ir probando cosas nuevas”, detalla y agrega: “Queremos hacer un espacio lo más sustentable posible y que haya comida para todos los gustos”. Mientras tanto Chula da talleres presenciales y online, se armó su propia terraza/taller para seguir enseñando y experimentando y se suma a diferentes pop-ups y proyectos para “matar” el tiempo hasta le llegada de su primer y gran emprendimiento gastronómico.

“La mayoría de las veces intento que sea estético y tenga también sabor. Cuando las caramelizás las flores quedan muy bellas y riquísimas, también uso polvo de hibiscus, de rosas, de manzanilla para saborizar”.

ENTREVISTA

es-ar

2021-12-01T08:00:00.0000000Z

2021-12-01T08:00:00.0000000Z

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