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Joseph Stiglitz

Joseph E. Stiglitz*

Las guerras no se ganan con economía de tiempos de paz

En lo político, el G7 y países de ideas afines se han puesto en pie de guerra para detener la agresión rusa. El presidente ruso Vladímir Putin violó el principio más fundamental del derecho internacional al lanzar un ataque no provocado contra otro miembro de Naciones Unidas (una institución creada explícitamente para evitar esa clase de agresiones). Los peligros de buscar un apaciguamiento deberían ser obvios. Basta un mínimo de empatía para estremecernos de horror ante la mera idea de tener que vivir bajo el mandato de Putin. Esta guerra es peculiar. Putin ha descrito su proyecto como una confrontación con todo Occidente, pero los que combaten y soportan todo el peso de los ataques rusos contra la población civil y la infraestructura civil son los ucranianos. Europa y Estados Unidos han provisto ayuda económica y militar, y el resto del mundo enfrenta las derivaciones de la guerra, que incluyen un encarecimiento de la energía y de los alimentos. Pero es un error pensar que la guerra puede ganarse con una economía de tiempos de paz. Ningún país ha salido airoso jamás de una guerra importante por obra del mercado, ya que este es demasiado lento para la clase de grandes cambios estructurales que se necesitan. Por eso Estados Unidos tiene una Ley de Producción para la Defensa, aprobada en 1950 y a la que se apeló hace poco en la «guerra» contra la COVID-19, y luego para resolver una grave escasez de leche de fórmula. Un resultado inevitable de las guerras es que haya escaseces y que algunos obtengan ganancias inesperadas en detrimento de otros. Lo usual a lo largo de la historia ha sido que a quienes sacan provecho de una guerra se los ejecutara. Pero hoy, la nómina incluye a muchos productores y operadores de energía, que en vez de ir al cadalso, deberían pagar un impuesto a las ganancias inesperadas. La Unión Europea ha propuesto una medida de esa naturaleza, pero llegaría demasiado tarde y sería demasiado débil y acotada en relación con el desafío que enfrentamos. Del mismo modo, si bien varios miembros del Congreso de los Estados Unidos han presentado proyectos de ley para gravar las superganancias de las grandes petroleras, hasta ahora la administración Biden no ha hecho avances en esa dirección. Es comprensible, dado que el presidente Joe Biden ha estado atareado buscando apoyo para logros emblemáticos como la Ley para la Reducción de la Inflación y la Ley sobre Chips. Además, en su búsqueda de obtener cooperación del sector privado para limitar los aumentos de precios, ha debido hacer grandes esfuerzos para no parecer «antiempresa». Pero gravar las ganancias inesperadas y usar lo recaudado para financiar los gastos bélicos necesarios y dar apoyo a los perjudicados por los altos precios no es antiempresa; es gestión responsable en tiempos de guerra, necesaria para mantener el apoyo popular al esfuerzo bélico. Tales impuestos temporales no dañan ni la inversión ni el empleo, y no hay nada

Es obvio que para derrotar a Rusia es necesario proveer más ayuda a Ucrania. Pero también es necesario mejorar la respuesta económica de Occidente en un sentido más amplio.

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2022-11-15T08:00:00.0000000Z

2022-11-15T08:00:00.0000000Z

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