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Ceferino Reato

Un año penoso, con una macro que estuvo a punto de estallar en un julio muy difícil, está dando paso a un 2023 en el que, como cada cuatro años, se pondrá en juego casi todo el poder político: presidente y vice, gobernadores, intendentes y parte del Congreso y las legislaturas.

Uno podría pensar que frente a una situación actual tan complicada la llegada de un año electoral estaría abriendo paso a un renovado optimismo, tanto sea por la posibilidad de que el oficialismo de turno salga reforzado como por la perspectiva de un cambio de rumbo derivado de un triunfo opositor.

Sin embargo, las encuestas no detectan ese buen humor electoral; estamos mejor de ánimo, pero gracias al brillante desempeño de la Selección al conquistar la tercera copa mundial de fútbol, en Qatar.

Desde el punto de vista económico, parecía que le país se iba —otra vez— a pique en julio, pero la llegada de Sergio Massa a un ministerio de Economía reforzado logró evitar la catástrofe, aunque la situación sigue siendo delicada.

Ahora, el nuevo iceberg que asoma peligroso es la deuda interna acumulada, a altas tasas y cortísimo plazo. Es que las soluciones han sido provisorias, en un contexto de debilidad creciente de un oficialismo cada vez más dividido: el mejor ejemplo es la multiplicidad de tipos de cambio, que, si bien han servido para aliviar la escasez de reservas del Banco Central, tiene la contrapartida de mayor emisión y salto de esa deuda.

El peronismo gobernante llega al nuevo año muy confundido. Por un lado, su líder, Cristina Kirchner, fue condenada en primera instancia por corrupción, en un juicio histórico. Es un fallo en primera instancia y, por lo tanto, no está firme ni mucho menos, pero la Vicepresidenta sintió el impacto. En su reacción inicial, afirmó que no será candidata “a nada”, aunque no todos le creen. En ese marco, el oficialismo llega al año electoral sin candidatos definidos para retener el gobierno central y con un serio riesgo de perder territorios claves o que han dirigido durante varios periodos.

La oposición la tiene más fácil, coinciden todas las encuestas. El triunfo electoral es probable, pero en política nada es seguro y menos con un rival como el peronismo, tan hábil e imaginativo en la lucha por el poder.

Además, tampoco la oposición tiene un candidato definido para la Casa Rosada y, mucho menos, un programa económico y social a la altura de la crisis. Por eso, sus referentes han optado más por las críticas que por las propuestas.

Con tan poca claridad, de un lado y del otro, se explica el porqué de este cierto escepticismo político con el que la mayoría de los argentinos encara este nuevo año.

El oficialismo está dividido y puede mostrar pocos logros. Las encuestas favorecen a la oposición.

Sumario

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2023-01-02T08:00:00.0000000Z

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