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“AMO JUGAR AL POLO Y SER MUJER”

LIA SALVO: DEPORTE Y PASION MAS ALLA DE LOS GENEROS

Por Carlos Cervetto

Se sentía un tanto sola en su cruzada de ser polista, ya que no encontraba chicas de su generación que sintieran lo que ella sentía: un profundo amor por los caballos y una sensación inigualable cuando le pegaba montada a una pelota. Lía Salvo (33) nació y se crió en América, un pueblo rural a 500 kilómetros de Buenos Aires donde su padre, Héctor Salvo (70), jamás se imaginó que la menor de sus tres hijas se iba a dedicar al polo. “Lía, olvidate, el polo no es para mujeres”, le decía su progenitor, pero ella le insistió tanto que terminó siendo su profesor y mentor: “A mí me gustaba tanto como a él, no me importaba si era un deporte para hombres o para mujeres. Y eso me pareció una razón sufuciente para pelear por algo que amaba”. Fue entonces en su primer viaje a Inglaterra como jugadora cuando descubrió que en el mundo las mujeres tenían su lugar en el polo: “Fui a mi primer partido y vi que la mayoría de las petiseras eran mujeres, los camiones que transportaban a los caballos los manejaban mujeres, y ni hablar de la cantidad de chicas que había jugando. Ahí me di cuenta que afuera estaban a años luz de nosotros, fue muy lindo ver a tantas mujeres involucradas con los caballos. Y lo mismo comprobé después en los Estados Unidos”, confiesa desde Londres una de las dos polistas en el mundo con diez goles, dos veces campeona del Abierto Argentino Femenino, y ganadora en el 2016 de un torneo de alto handicap entre hombres, el del Jockey Club, con Adolfito Cambiaso (46) como compañero.

Casada en el 2019 con el abogado Juan Manuel Rojas (33), que sin ser del ambiente supo como amoldarse y hoy la acompaña a la par, a Lía le encanta su vida dedicada al polo. “Apenas me levanto voy a ver a los caballos, y por la tarde monto, taqueo o practico según el plan semanal de partidos que tenga. También hago un entrenamiento de cuarenta minutos diarios y me cuido en las comidas sin llegar a los extremos, ya que disfruto mucho el comer. Busco un punto medio entre mi felicidad y la buena conducta, y eso mentalmente me lleva a jugar mejor”, admite. Pasa gran parte del año

entre los Estados Unidos, Inglaterra y Asia, pero nada la hace más feliz que el trimestre final de cada temporada en la Argentina: “La mejor parte del año es volver a casa y jugar en mi país, sobre todo el Abierto. Pude ganar los dos últimos con El Overo UAE y con las mismas tres amigas, ya nos conocemos tanto que con solo mirarnos nos interpretamos. Somos cuatro apasionadas del polo y nos retroalimentamos, verlas a ellas me empodera a mi misma como mujer”.

A punto de jugar el Open de Francia en Chantilly, la polista bonaerense disputó una dificil temporada británica con la camiseta azul de Park Place, equipo que dirigió el argentino Héctor Guerrero (49). No pudo alzar ninguna copa, otra prueba más de la evolución global que registra el polo femenino: “Subió mucho el nivel, los equipos son cada vez más competitivos. Está bueno ver chicas que vienen dando grandes pasos y dan que hablar, tanto argentinas como inglesas y americanas”, analizó. Y una vez que terminó de competir posó para CARAS con prendas de la diseñadora uruguaya Gabriela Hearst (44), dueña de su propia marca y contratada por la maison Chloé para crear sus colecciones: “Amo jugar al polo y ser mujer, trato de mantener una imagen lo más femenina posible. Soy pilchera, y me siento identificada con Gaby (Hearst) porque es una chica de campo, simple y que está muy involucrada con la sustentabilidad. Cuando tengo presentaciones de equipo, cócteles, eventos o cenas en distintas partes del mundo donde juego me encanta llevar su ropa”.

LA VIUDA NEGRA

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2021-09-15T07:00:00.0000000Z

2021-09-15T07:00:00.0000000Z

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