CHARLENE RENOVADA Y TRISTE

REAPARECIO EN LA F1 DE MONACO Y VIVIO UN MAL MOMENTO

Como ya es tradición, el principado de Mónaco paraliza sus actividades para disfrutar de uno de los eventos más importantes del año, el Gran Premio de la Fórmula 1. Y la Familia Grimaldi ocupa la tribuna principal del circuito de Montecarlo con el príncipe Alberto (65) y su esposa Charlene (45) acaparando todas las miradas. La princesa reapareció con un impactante vestido largo de la firma suiza Akris, en azul oscuro con rayas plisada en los colores del arco iris, inspirado en la obra de arte “We are Poems” de Ugo Rondinone, en georgette de seda, de un valor de 4.150 euros. Y completó su look con zapatos azules con tacos en celeste, de Dior, más aros de diamantes. Pero lo más llamativo fue su nuevo color de cabello ya que volvió a cambiar ahora por un oscuro castaño. Pero la mirada triste y perdida de Charlene se convirtió en el comentario del evento. La princesa sólo esbozó una tímida sonrisa al entregarle el premio a Fernando Alonso que terminó segundo detrás del holandés Max Verstappen. Mientras en boxes se lucía una Charlotte Casiraghi (36) con un vestido escote halter en estampado blanco y negro de Chanel, junto a su hijo Raphael Elmaleh (9), su marido Dimitri

Rassan (41), su hermano Andrea Casiraghi (38) y Tatiana Santo Domingo (39), Charlene sintió que lo que debía ser una fiesta se transformaba en una nueva pesadilla. Ya que entre los invitados especiales en la tribuna VIP descubrió a Nicole Coste (51), madre Alexandre (19), hijo de Alberto, y uno de los más fuertes dolores de cabeza de la ex nadadora. La princesa volvió a mostrarse muy seria y molesta con una llovizna que también atentaba contra su look. Dicen que intentó mostrarse relajada aunque su mirada no dejaba de recorrer el VIP vigilando que Nicole no invadiera el que estaba “marcado” como su territorio.