Cuernos con GPS
2017-03-22T07:00:00.0000000Z
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Editorial Perfil

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Vintage
De golpe, pasás de cornuda a tercera en discordia, y cuando te querés acordar, los cuernos que hicieron historia pasan a la ídem y ya sos tapa de revista, otra vez, pero ahora los chichones en la mollera los porta otra. Eso le sucedió a la gran diva argentina Susana Giménez, quien después de haber pasado las mil y una con Huberto Roviralta, sufrió la peor humillación a su nombre y honor cuando el insolente la engañó con una ignota de origen felino llamada Flavia Miller en medio de un escándalo mediático de aquellos que, allá por 1998, reflejó con lujo de detalles revista Semanario, que no sólo destapó la olla con fotos y videos, sino que cocinó los “cuernitos a la Giménez” a fuego rápido y con todos los condimentos. Como la propia Susana contaría después de la icónica escena del cenicerazo, “fue lo único que encontré, si no, le tiraba con algo peor, pero tampoco era un cenicero, era una cajita...”. Así, tras una discusión cuyos gritos se escucharon en todo Barrio Parque, la entonces diva de los teléfonos le revoleó a Huber con lo primero que encontró, objeto que dio contra la nariz de su marido (estaban casados con todas las de la ley desde 1988) y lo puso definitivamente de patitas en la calle, sacándolo de su mansión, seguramente más humillada por el ejemplar con el que la había engañado que por el engaño en sí. Harta ya de estar harta de que la viviera, un cuerno que se hizo público alcanzó para sacárselo de encima definitivamente, algo que, como es sabido, le costó la suma de 10 millones de dólares y convirtió al expolista y bon vivant en el héroe nacional del macho argento. En 2016, con el caso de cuernos de Amalia Granata en vivo en su programa, al salir los periodistas le preguntaron a la diva qué haría si un hombre le es infiel y ella, con la simpatía que la caracteriza, respondió: “¡Yo le rompería la cara!”. Coherencia absoluta, y Huberto puede dar fe. Siete años después, con un intermedio del brazo de su nueva pareja, Jorge “Corcho” Rodríguez (con él los escandalos fueron más de negocios, y no por infidelidades hechas públicas), llegaría el traspaso de cuernos, cual corona de reina, pero de espinas... Es que Susana se convirtió en “la otra” ya que el uruguayo Jorge Rama dejó a su bellísima esposa modelo Eunice Castro para irse a Buenos Aires con “la Su”. Cuatro años duró el romance, Eunice se hizo famosa en las dos orillas y, sin dudas, fue la que más ganó en ese triángulo porque Susana se aburrió bastante, tal como contaría después; Rama disfrutó y viajó por el mundo, pero su final fue casi tras las rejas por estafas reiteradas (incluido el robo de chequeras a la propia Susana) e internaciones por adicciones varias; pero Eunice pasó por el Bailando de Marcelo Tinelli (con quien, hablando de cuernos, se la relacionó una y mil veces estando él aún casado con Paula Robles) y se convirtió en una conductora exitosa, además de ser muy querida en el ambiente de su país natal y de haber dejado una muy buena imagen en la Argentina. “Mis dos últimas parejas fueron un plomo, los años más aburridos de mi existencia. Es que por lo general, así son los hombres. Para que hoy me fije en alguien tendría que ser un tipo híper creativo en todos los aspectos de la vida: dinámico, dispuesto y por sobre todo que acompañe. Lo ideal de la edad sería entre 40 o 50 años: ¡para estar con un viejo, sigo sola!”, confesaba Susana a revista Gente en 2013, refiriéndose a los dos JR de su vida (Jorge Rama y Jorge Rodríguez), pero mintiendo un poco porque si hay algo que siempre fue evidente es que “el Corcho” la podía. Y que la posterior relación del empresario con la conductora Verónica Lozano la soportó con hidalguía como debe hacerlo una estrella y una ex, pero la hirió tanto o más que un cuerno clavado en la frente sin anestesia. Igual, para el afuera, todo bien, todo legal, pero a Lozano, Susana jamás la llevó al living de su programa, cuando Verónica se moría por ir... La necesidad de rating tiene cara de hereje (como cuando llevó a Pelusa, la ex de Monzón), pero no tanto... “Nunca creí en la fidelidad ni en el matrimonio, la primera vez que me casé, me ganó un embarazo, y la segunda la insistencia. ¡Qué estupidez por Dios! ¿Por qué somos tan egoístas?, no entiendo eso de querer a alguien para nosotros solos” , dijo la estrella, también en 2013, sola y feliz porque “hoy sé que es mejor estar sola..., nunca fui más feliz, nadie me caga, ni me miente, ni me cela, ni me roba”. Sabias palabras que vienen de perlas para recordar que Susana también fue infiel, y a lo grande. Haz lo que yo digo y lo que yo hago, al fin y al cabo. Al productor teatral Héctor Cavallero lo engañó con Carlos Monzón, uno de los grandes amores de su vida (el otro, el mejor, el más noble y el eterno, capaz de transmutarse en amistad, fue Ricardo Darín), y a Monzón con Cacho Castaña, algo breve, que duró sólo siete meses, en Mar del Plata, cuando la relación de la diva y el boxeador campeón del mundo estaba casi en el final, lo que hoy se llamaría un impasse, pero no literalmente separados. Ella no quería seguir ya que el santafesino estaba violento y tomaba demasiado, pero Carlos no se daba por enterado. Así, el gran Cacho de Buenos Aires (que también supo llevar cuernos, como se cuenta más adelante, en su propio capítulo) terminó protagonizando una fuga de película cuando se tuvo que escapar de la casa que Susana habitaba en Mar del Plata, donde hacían una obra junto a Carlos Perciavalle, en el baúl del auto. Es que Monzón llegó para el cumpleaños de ella y si lo pescaba a Cacho, iban a tener que juntar sus cachitos por todo el barrio Los Troncos. Como diría el tango del cantautor, todo iba bien “hasta que llegaste tú”. Ahí mismo se acabó lo poco que se había dado entre el cantante y la angelada Susana. Claro que en el medio hubo cuernos para todos y todas, con tal cruce de famosos que seguir la ruta hubiera ameritado un GPS. Después de Susana, Héctor Cavallero estuvo en pareja con la entonces modelo Pata Villanueva, que a su vez lo engañó con Monzón en 1977, en un viaje a Mónaco, mientras, obviamente, el boxeador (que ya había dejado a su esposa, Pelusa, por la rubia de la tele), estaba con Susana. “Fuimos a ver una pelea en Mónaco y luego fuimos a la disco Jimmy’z. Monzón tenía una pinta bárbara. En un momento, me llamó. Me parecía un tipo genial. ‘Esta es la mia’, dije”, reveló Pata años atrás. Claro que el fugaz romance tuvo sus repercusiones: “En su momento, Susana Giménez me preguntó si era verdad, y yo se lo negué. Eso sí, cuando Cavallero se enteró me pegó una cachetada. La mejor que recibí en mi vida”, recordó Villanueva, quien siempre aclaró que lo hizo de bronca, a modo de revancha, al mejor estilo de la canción de Karina cuando dice aquello de “con la misma moneda, te pagué infeliz...”. Es que Cavallero había estado jugando a dos puntas con Valeria Lynch, algo de lo que Pata, la futura exmujer del entonces futbolista Alberto “el Conejo” Tarantini (con quien tendría dos hijos más), se enteró cuando estaba con seis meses de embarazo de la única hija que tuvo con el productor: Agostina, que nació en 1976. ¿Quien cornea a un corneador tiene cien años de perdón? No importa, pero la tendencia indica que al menos a la primera víctima le sienta bien... En noviembre de 2016, Pata estuvo en el programa de Susana junto al elenco de la obra “Extinguidas” y entre las dos se armó un cruce muy simpático cuando la primera le recordó que compartieon algunos hombres. “Viste que tuvimos varios en común”, lanzó Villanueva, y la conductora la interrumpió. “No, en común no. Que yo te haya perdonado no quiere decir que no me acuerde“, le contestó con una sonrisa. “Yo tenía bronca porque Héctor me había dejado por Valeria Lynch”, confesó Pata. Y la rubia volvió a salirle al cruce: “¿Y por eso decidiste salir con el que era mío? Yo estaba de gira por Aruba y me encuentro con un montón de periodistas que me decían que el señor Carlos Monzón salía con vos...“. “Pasaron 30 años, Su, lo hice de bronca… ¡Me lo mandó Dios!”, agregó Pata y, siempre con humor, Susana no pudo con su genio y siguió con su reclamo. “Lo hubieses hecho con otro. ¡Cuando me enteré casi me muero, me tiré a la pileta con peluca y todo!”. Si seguimos recordando, es muy posible que en el cruce de parejas no se haya salvado ni Norberto Draghi, uno de los varios “ex para el olvido” de la gran diva nacional, a quien Susana dejó, justamente ¡por Cavallero!
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