Todo cuerno que entra tiene que salir
2017-03-22T07:00:00.0000000Z
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Editorial Perfil

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Vintage
Hay tres posibilidades: Para meterle los cuernos a Moria Casán hay que ser muy inteligente, muy estúpido, o estar ya más allá del bien y del mal y que no te importe absolutamente nada quedar afuera del universo casanesco, con todos los favores que eso implica. En el primer caso, ella jamás se habría enterado y, ergo, hecho público el engaño, como se sabe que hará, dejando al infiel convertido en un felpudo maloliente, como sucedió con los que integran el segundo grupo. Y aquí, claro, nos ocupamos de ellos, los del segundo y tercer equipo, hoy un club de ex de “la One” con suerte dispar. Mientras uno ya probó con un taller mecánico y ahora con una panadería, el otro, hijo de una madre bien adinerada que ya falleció, la llevó a Tribunales y le ganó una a una todas sus demandas, poniéndola contra las cuerdas legales y estando a punto de sacarle un dinero que no la dejará en la ruina pero que, sin dudas, le hará doler la billetera, la cabeza y la cuenta bancaria, tal como contó en varias notas sucesivas revista Semanario ¹ . Ellos son Luis Vadalá y Xavier Ferrer Vázquez, que llevarán de por vida el título de “ex de Moria”, por más que ambos hayan rehecho sus vidas con sus nuevas parejas, tenido hijos y sido felices. El cartel se lo pusieron y ya nadie se los va a sacar. Y si querés llorar, llorá... El primer gran escándalo público de cuernos Moria lo tuvo en 2001, cuando su entonces pareja, Luis Vadalá, hombre de pasado incierto, con relaciones en la policía bonaerense, piloto de carreras y seudo empresario ocasional, la engañó con una joven promotora de turismo carretera llamada Noelia, con quien tuvo un hijo y con quien, al menos hasta noviembre de 2016, seguía en pareja. Pero obviamente, como cantan los Miranda! y como Moria aclara cada vez que la dejan como cornuda, “ya lo sabía...” Aprendamos eso. Lección número uno. Luis y Moria se habían conocido casualmente en el aeropuerto de Ezeiza, allá por 1992, cuando él, como contó al tiempo en una nota, “tenía apenas cinco mil pesos en los bolsillos”. Según Moria, era exportador e importador de “cualquier cosa, desde heladeras hasta ropa interior”. Luego vendría lo que la diva bautizó con el “se colgaron de mis tetas” y Vadalá fue primero su asesor y luego, en 1999, llegó a correr en la categoría Turismo Promocional Clase 3, patrocinado por el entonces presidente Carlos Menem, muy amigo de Moria, junto a quien Luisito vivió su tiempo de gloria y se puso una compañía de telefonía celular. Pero las mieles duraron poco, la empresa quebró y ni Menem ni Casán le tiraron una soga a Luisito. Y menos sabiendo que una hermosa promotora uruguaya que Vadalá había conocido en Punta del Este ya era “la otra”. Si hay algo peor que llevar cuernos es seguir manteniendo al que te los pone... De ahí a la guerra hubo un solo paso. Primero él dijo que jamás pediría la mitad de nada y que se iría de la casa que compartían tal como llegó, pero los discursos cambiaron una y mil veces. “Él sangra por la herida. Tiene adicción a la cámara”, decía ella. “Yo no soy un vividor”, aclaraba él, que definitivamente reclamó su parte de los bienes que quedaban de nueve años de convivencia. El reclamo consistía en la mitad de un departamento que la pareja tenía en Miami más algún negocio en común. “Él se pasea por todos los canales y yo sigo trabajando. En cuanto a esa chica charrúa, yo ya lo sabía, y no me importa nada, la pareja ya estaba rota”, decía Casán. Lección número dos, mujeres y caballeros de cuernos llevar: cuando todos se enteran de que te los pusieron, además de decir que vos ya lo sabías tenés que gritar a los cuatro vientos que no te importa porque “hace rato que lo nuestro era cualquier cosa menos una pareja”. Los dos terminaron firmando un pacto de confidencialidad que ambos rompieron de común acuerdo para ir a sentarse al living de Susana Giménez. Y a decir verdad, lo siguieron rompiendo cada dos por tres. A tal punto que años después, cuando sus batallas legales aún seguían, él se metió en la casa del programa “Gran Hermano Famosos”, de donde salió solito por un cuadro de estrés. Bueno, aquí deberíamos hacer una disgresión filosófica y antropológica para explicarnos cómo puede ser que un Vadalá versión 2007 sufriera de estrés cuando ni levantaba bolsas en el puerto ni manejaba un taxi o un colectivo en hora pico en pleno centro porteño, pero se entiende un poco más cuando sabemos que al nuevo Vadalá las cosas le iban de mal en peor... Volviendo a los primeros tiempos de la separación, la batalla verbal no tenía tregua. Moria aseguraba que “ese hombre necesita atención mental” y revelaba a cuentagotas que también se había separado por su hija, Sofía Gala Castiglione. La diva habló por primera vez de un episodio de una cachetada de Luis a la entonces adolescente. Así siguieron las chicanas hasta que la propia Sofía abrió la boca y, a los 14 años y en una entrevista con revista Claro, “harta de las mentiras de ese hombre” con el que había crecido desde los 5, dijo lo suyo. “Vadalá está loco y no le queda una sola neurona sana. La verdad, pobre mi vieja, pero ella tiene la culpa porque ella lo eligió como su marido y él vivió de su cu... Él nunca hizo nada, nuca laburó. No sé cómo lo aguantó tanto tiempo con todo lo que hacía, y a mí nadie me contó nada, eh. Lo vi yo. Ese señor hacía entrar mujeres a la casa, se alquilaba películas eróticas y se iba a su cuarto con esas mujeres. A veces eran dos, a veces, tres. No lo hacía siempre, pero sí cuando la pareja estaba fisurada. Lo de la cachetada es verdad, pero fue una sola vez, nunca recibí de él malos tratos, jamás. Eso lo quiero aclarar”, decía Sofía. otras personas, yo la hice cornuda, pero, mientras yo la hacía cornuda ella también cogía con otro (...). Igual, soy un caballero, no voy a contar todas las cosas que sé...”. Sí, todo un gentleman... El tiempo pasó, Moria siguió saliendo espléndida de cuanto terremoto intentaba derribarla y el hombre probó de todo. Quiso ser actor, produjo obras y cortó tickets en la boletería de un teatro de Mar del Plata; puso un taller mecánico y, lo último, la panadería en franquicia que abrió en 2016 en el barrio porteño de Flores. Y Moria no la iba a dejar pasar... “Me parece maravilloso que trabaje. Cuando estaba conmigo no trabajaba. Yo le decía ‘por qué no te ponés un taxi’ y él decía ‘no, soy el marido de Moria Casán’. Después me pidió plata para ponerse un remís y no le pude dar. Pero me parece maravilloso lo de la panadería. Yo dejé las harinas, si no, le pedía que me mandara cuernitos, bolas de fraile...”, aseguró Moria. Vadalá, tras escucharla, eligió la moderación. “Hoy tengo otra vida, otra historia, otros compromisos y no tiene sentido recordar lo que ya pasó. Nunca se sabe cuándo el diablo mete la cola. No reniego de lo vivido, pero cuando el adversario es más poderoso que uno hay que tratar de no pelearse”. Tardó, pero parece que aprendió la lección... Si te vas a meter con Moria, pensalo dos veces... La segunda cornada pública a la monumental Moria llegaría en 2006, cuando revista Paparazzi mostró a Xavier Ferrer Vázquez, entonces pareja de la diva, a los besos con una ignota señorita por las calles de Mar del Plata, donde ambos vivían mientras la diva hacía temporada. Y otra vez sopa. Moria acusando a su nuevo ex de tener un problema mental y su nuevo ex acusándola a ella de... todo. “Él fue un ex ‘che pibe’ mío, es mi expareja, mi exmanager y mi ex todo, un alguien que se manejó con torpeza con los medios, alguien que no respetó mi imagen y al que no pienso darle entidad (…). Esa relación la viví, no lo voy a negar, pero no soy una mujer despechada. Yo sabía todo lo que estaba pasando, me costaba sacarlo de casa”, aseguraba Casán, con igual discurso que con Vadalá. En relación a la actitud de Ferrer Vázquez, quien entonces amenazó con quitarse la vida si Moria lo dejaba y que lloró ante las cámaras supuestamente por el dolor que le causaba la ruptura con la vedette, Moria declaró: “Esa es una mentira más grande que una catedral, es mentira que soy el amor de su vida. En una palabra, con esta separación siento que me saqué al Borda de encima, mientras que él se quedó sin el cajero automático disponible las 24 horas. Nunca fue importante para mí”. Con respecto a las fotos que destaparon los cuernos, lo mismo que con Luis: “Yo ya sabía lo que estaba pasando desde hacía un año. En esos últimos tiempos era un manager casi con cama adentro. Tendría que hacerse una lobotomía para cambiar de cabeza. Tiene un problema mental, él se puso mal con la separación porque se dio cuenta de que perdía el personaje. Se creía que era Moria (...). Es cierto que en la casa en la que vivíamos en Mar del Plata se rompieron algunas cosas y hubo muchos gritos. Eso le pasa a algunas personas cuando no se resignan a perder algo. Debo aclarar que nunca me puso una mano encima. Pero no tengo por qué bancarme esas puestas en escena. Llamé a la policía, pero no le hice la denuncia porque soy buena y sé que si se la hacía podía complicarlo mucho. Le tengo mucha compasión. Soy María teta de Calcuta”, concluía la diva. Claro que Xavier no es Vadalá, y el respaldo económico del primero es infinitamente superior al del segundo. No los une la facturación, sino el pronturario amoroso. Xavier viene de una familia bien y, además, le fue ganando a Moria cuanta demanda judicial le entabló. También los une su estado civil, porque Ferrer, como Vadalá, también se casó, pero no con la mujer con la que le metió los cuernos a Moria, sino con Vanesa, una doctora en economía, a quien convirtió en su esposa en 2013, con una fiesta celebrada con 550 invitados en el Buenos Aires Lawn Tennis Club y con quien tiene una hija, Tiziana. La tercera de la discordia, la de las fotos en la revista, fue otra. Se trataba de Florencia de Benedetti (quien entonces tenía 25 años), hija del contador que Moria Casán tuvo durante más de dos décadas y quien conquistó a Xavier en un gimnasio del barrio de Martínez. Pero la relación, una vez descubierta, no prosperó, sobre todo después de que Xavier recorriera los canales de tevé llorando y diciendo que si Moria lo dejaba se iba a matar. Escenas que quedaron para la posteridad de cuanto programa de archivo existió, existe y existirá. Patético. “Xavier decidió quedarse con Moria, está enamorado de ella y entre los dos tienen que arreglar las cosas”, decía entonces Florencia a los medios tras reconocer que tuvo una relación sentimental con Vázquez durante un año, a sabiendas de que Moria era su pareja. Antes del rally mediático de Xavier pidiendo volver a los brazos de Moria, Flor decía: “Estamos cuidando mucho la relación, lo nuestro es algo hermoso que tenemos desde hace un año. Hace un año que Xavier engaña a Moria conmigo. No me gustó que él dijera que está enamorado de Moria, ella queda como la engañada y yo como una tonta (…). Eso de llorar en la puerta del teatro y decir que está enamorado de Moria es una estrategia de negocios”. Todo eso sucedía mientras Xavier le dejaba a la diva mensajes de voz explicándole que todo lo que esa chica decía en las revistas era mentira. De allí en más, las parejas de Moria fueron varias, pero no con convivencia, no al menos plena. Evidentemente, ella también aprendió la lección. Y como “la One” que dice ser, terminemos este capítulo con una definición de una número uno experta en señores y en cornadas: “Cuando el cuerno se mete con torpeza como para que te des cuenta, no es ánfideládad sáno que es un llamado de atencáón. Los posibles cuernos que me quisieron meter fueron tan torpes que terminaron en una demanda. morque en el cuerno bueno no te enterás... Y yo metí buenos cuernos en mi vida”. A confesión de partes, relevo de pruebas. Las tres últimas investigaciones sobre los juicios de Ferrer Vázquez a Moria fueron publicadas en las ediciones 1860, 1914 y 1934 de revista Semanario, de febrero 2015, marzo 2016 y julio 2016 respectivamente.
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