EL ESTADO LE GANÓ AL MERCADO

Para los argentinos, el dólar siempre ha sido una de las variables más observadas, muchas veces considerándola el “termómetro” de la economía. En este sentido, para considerar si está “caro o barato” conviene ampliar el marco de análisis y mirar qué está sucediendo con el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM).

En abril, el valor promedio del índice fue del 117,8 permaneciendo estable en un valor significativamente más alto al promedio de la década anterior, sólo superado por los períodos de fuerte devaluación del 2018 (136,9) y 2019 (130,9). De este modo, los niveles actuales nos muestran “más baratos” (dólar alto) frente al mundo que en los últimos años. Esto explica el en parte el superávit comercial que se mantiene desde finales de 2018 —con la excepción de diciembre del 2020, influido por el conflicto sindical en los puertos del Paraná—. Lo cual plantea una menor presión sobre el Banco Central y la administración del tipo de cambio, al menos en este plano de análisis.

A partir de estos datos, se desprenden dos hechos a considerar.

Por un lado, la depreciación de dólares paralelos de octubre del 2020 no logró dar el brazo a torcer en el mercado oficial, y el tiempo avaló la decisión de “no devaluar”; de hecho, las brechas con el CCL y el MEP lejos de expandirse, se contrajeron fuertemente. Esto, por otro lado, permitió fortalecer las reservas debido que, entre cuestiones, la economía nacional promete mayores ingresos de divisas para el año en curso. Así, acumulando unos u$d 1.841 M desde noviembre del 2020 como resultado de mayores compras, el Banco Central cuenta con un mayor margen de maniobra frente a turbulencias internas que podrían darse.

El mayor oxígeno con que cuenta el Banco Central en estos aspectos se suma a la exitosa gestión de la deuda privada, lo que en conjunto permite abrir el camino hacia los próximos desafíos: el acuerdo con el FMI y el Club de París.