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Consumo sin inversión, el plan del gobierno

Las elecciones primero y diciembre después empujan la devaluación oficial hacia enero o febrero. Los costos de usar al dólar como ancla de los precios. Los efectos de la caída del precio de la soja.

SALVADOR DI STéFANO*

Las elecciones primero y diciembre después empujan la devaluación oficial hacia enero o febrero. Los costos de usar al dólar como ancla de los precios.

El gobierno desea hacer en tres meses lo que no hizo en dos años. La emisión y distribución de dinero no asegura una expansión económica sustentable. Un nuevo gabinete busca recortar diferencias en las elecciones legislativas. Oficialismo y oposición no tienen plan económico.

—¿Qué opinas del resultado de las PASO?

—Creo que se dio la lógica, los oficialismos pierden a la salida de la pandemia. Lo que sucede es que nadie esperaba semejante derrota. Creo que influyo mucho el cierre prolongado y el cumpleaños de la esposa del presidente. Todo esto generó un efecto pobreza y mucha indignación, que no fue lo ideal para llegar a una elección de mitad de mandato.

—¿Cómo ves la reacción del gobierno?

—El cambio de gabinete busca darle más profesionalismo al gobierno, necesita recuperar la dinámica y por eso se buscaron políticos con más poder de decisión. Por otro lado, se jugarán a tomar medidas jugadas para poder descontar la diferencia de las elecciones PASO.

—¿De qué tenor son las medidas?

—El gobierno busca aliviar la carga tributaria de los empleados, con la suba del mínimo no imponible de ganancias; jubilaciones anticipadas; incrementar los haberes de los jubilados; aumentar los planes sociales; otorgar créditos a tasas subsidiadas. Podría intentar el retorno del IFE (Ingreso Familiar Extraordinario). En resumen, todo lo que sea ponerle plata en el bolsillo de la gente.

—¿Reactiva eso la economía?

—Es una pésima decisión. Imprimir dinero sin el correlato de mayor producción nos llevará invariablemente a un incremento significativo de la inflación.

—¿Qué necesita la gente?

—La gente necesita trabajo; llenarle los bolsillos de plata contra un servicio que genera mayor producción. De esa forma no vamos a generar inflación, y vamos a estar generando una reactivación económica sustentable, sin aumentos de precios en la economía.

—¿Qué busca el gobierno?

—El gobierno parte de una plataforma que considera ideal: que el PBI, que es la oferta de bienes y servicios durante un año, tenga en el consumo un 80% de participación; que la inversión solo alcance al 16%, mientras que la diferencia entre exportaciones e importaciones sea el 4%. El gobierno no busca incrementar la inversión, cree que buscando un mayor nivel de consumo podrá generar un aumento sustentable del PBI.

—Eso es imposible.

—Si miras el presupuesto 2022, el propio ministro de Economía, Martin Guzmán, muestra sus proyecciones

Para crecer hay que llevar la tasa de inversión a niveles del 25% del PBI y las exportaciones, a niveles del 30% del PBI.

y está revelando que a tres años vista apuesta por sostener un nivel alto de consumo, con una baja inversión.

—Pero, es difícil que ocurra.

—Correcto, el país necesita más inversión y más exportaciones. Para crecer hay que llevar la tasa de inversión a niveles del 25% del PBI y las exportaciones deberían trepar a niveles del 30% del PBI.

—¿Qué hay que hacer para tener estos logros?

—En primer lugar, confianza para que ingresen capitales al país, pero esos capitales van a demandar un tipo de cambio real más alto.

—Otra vez con la cantinela de la devaluación.

—Si el gobierno no quiere devaluar nominalmente, debe bajar los impuestos y de esta forma lograr una devaluación real.

—¿Quién financia la baja de la recaudación?

—Para eso tiene que trabajar la clase política: conseguir un crédito externo que financie la transición entre la baja de impuestos y el aumento de la recaudación tributaria, y presentar un plan económico que sea sustentable en el tiempo y que genere inversiones y más exportaciones que a futuro repaguen el crédito que le otorgaron para la baja de impuestos y el equilibrio presupuestario.

—Otra vez nos endeudamos en dólares.

—No hay alternativa; el gasto público no se puede bajar porque un 82% es gasto social. Financiar la transición con créditos en pesos es imposible porque tenemos un mercado de capitales que es muy pequeño. Emitir para financiar el déficit nos llevará a un colapso monetario. No hay alternativas: un crédito externo en dólares es lo mejor.

—Todo esto es muy utópico.

—Es lo que hay que hacer.

—Volvamos a la coyuntura.

—Si el gobierno emite a destajo en los tres meses que restan del año, podría llegar a emitir la friolera de un millón de millón de pesos. Con esta emisión, tendríamos asegurado dólares alternativos por encima de los $ 200, y de yapa una inflación que se ubique más allá del 50% anual.

—Eso sería una locura.

—Es lo que estamos visualizando, el gobierno viene con un déficit muy elevado.

—¿Pasamos a los números?

—Las cuentas nacionales medidas a doce meses nos muestran que los ingresos menos los egresos tienen como resultado un descenso del 18,1% en el resultado primario. Esto se debe a que los ingresos mejoraron producto de la mayor actividad económica respecto un año atrás: la suba de las exportaciones, por el aumento del precio de la soja y el maíz, que generó mayores derechos de exportación; el impuesto a la riqueza, y los incrementos en los impuestos patrimoniales. El gasto público aumentó algo menos que la inflación, lo que habla a las claras de un ajuste, a pesar de que el ministro lo niegue para congratularse con la Vicepresidencia y el Instituto Patria.

Por otro lado, los intereses de la tesorería descendieron por la reestructuración de la deuda pública, pero la baja por el momento luce decepcionante ya que caen solo el 13%. Esto trae un resultado financiero que baja el 16,3% respecto a un año atrás. Hasta aquí, si lo comparamos con la inflación, es un gran logro.

Este presupuesto se financia en un 74% con emisión monetaria, y esa emisión termina engrosando el pasivo del Banco Central, por el que pagan una tasa del 38% anual. En los últimos doce meses se generaron intereses por un total de $ 1.114.336 millones, lo que implicó un aumento del 63,9%. El resultado final es un déficit de $ 2.755.545 millones, que aumenta el 4,3% respecto a un año atrás.

El gobierno se juega a que el presupuesto tenga un déficit nominal similar en 2021 y 2022; de esta forma,

Imprimir dinero sin el correlato de una mayor producción nos llevará a un incremento significativo de la inflación.

licuaría en términos reales el déficit y a futuro podría estabilizar las cuentas públicas. La idea es muy buena, pero vemos un inconveniente en la forma de financiarlo y en la falta de confianza en la llegada de nuevas inversiones.

—Por lo que veo estamos en problemas.

—El camino de apostar todo al consumo nos lleva a que en el corto plazo veamos un oasis en el desierto, pero a mediano plazo solo vemos arena y sol. La inyección de dinero sin respaldo a la economía es pan para hoy y hambre para mañana. Podemos tener una expansión de consumo en el corto plazo, pero la falta de producción y oferta de productos en el mercado nos llevará invariablemente a una mayor inflación, lo que terminará distorsionando más los precios de la economía.

—Es una idea no sustentable.

—La economía es una sola, resulta difícil crear riqueza cuando la única idea pasa por imprimir billetes.

—¿Cómo ves la elección de noviembre?

—No soy analista político, pero veo que será difícil revertir tamaña diferencia positiva para la oposición. No veo que renuncie el presidente y tampoco la vicepresidenta; en este país, están todos atornillados al poder. Se quedarán todo el tiempo que se tengan que quedar y habrá que planificar a dos años vista con un gobierno que no lograría mayorías parlamentarias, y que tendrá que gobernar negociando con la oposición, cuando justo esa tarea no la sabe realizar.

—¿Cómo ves el dólar?

—Lo veo desde dos miradas opuestas. Si no tenes decidido en que invertir, compra dólares. Si tenes dólares desde 2017 a la fecha, tenes que saber que, medido en dólares blue, aumentaron casi 11 veces en pesos, y que la inflación aumentó el 442,8%; esto implica que el dólar le sacó más de una vuelta a la inflación.

—¿Eso qué implica?

—Que es hora de arbitrar dólares por activos; por ejemplo, con una determinada cantidad de dólares en 2017 te comprabas un departamento de 50 metros cuadrados; hoy con el mismo dinero es probable que compres un apartamento del 130 metros cuadrado. Es momento de adquirir activos si tenes claro lo que queres para tu futuro y tenes dólares excedentes. El que tenga espaldas se queda con activos a precios muy bajos.

—En la comparación del dólar oficial e inflación vemos atraso cambiario.

—Como podés apreciar, ingresamos en un escenario de atraso cambiario. En los últimos dos años el tipo de cambio oficial aumenta por debajo de la inflación, esto nos generará en algún momento una restricción al ingreso de dólares del sector externo y potenciará la crisis cambiaria.

—¿Conclusiones?

—Ponerle dinero en el bolsillo a los ciudadanos es pan para hoy y hambre para mañana. La gente necesita trabajo y buenos ingresos, necesitamos producción, no emisión y distribución.

No hay plan de crecimiento, el gobierno apuesta todo al consumo y nada a la inversión. En ese escenario se consolida el pronóstico de estancamiento con inflación.

El nuevo gabinete presidencial es más profesional, pero hay que prepararse para el gabinete definitivo que surja después de las elecciones legislativas.

Es imposible hacer en tres meses lo que no se hizo en dos años. No tenemos claro cuál será el plan económico 2022/23. La oposición ganó una elección legislativa, pero no está claro quien la lidera, y mucho menos qué plan económico tiene si a futuro tiene que manejar los destinos del país.

Por el momento, Argentina es un vuelo a ciegas. Solo sabemos que no hay que tener pesos, que es buen momento para acopiar activos reales y que, si no sabes que hacer, los dólares son un buen refugio.

Sumario

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2021-10-06T07:00:00.0000000Z

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