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Guillermo LoCane

*CONTADOR

En la Argentina la lista de obstáculos que debe sortear un emprendedor, un simple cuentapropista, un autónomo o una pequeña empresa para iniciar su actividad, llevarla adelante y, eventualmente llegar al éxito, es tremendamente abultada. Esa lista de obstáculos es, a su vez, un problema para el desarrollo y evolución de la economía y el trabajo en su conjunto. Son un problema tóxico.

Los problemas sociales son elaboraciones humanas, sujetas siempre a concepciones múltiples. En muy pocas ocasiones existen problemas definidos de manera única (Aaron B. Wildavsky). Las definiciones sirven, a la vez, para encuadrar las elecciones políticas posteriores y para afirmar una concepción particular de la realidad.

Como observan Pressman y Wildavsky: “Los problemas se definen por soluciones hipotéticas; la formulación del problema y la solución propuesta forman parte de la misma hipótesis” Por lo tanto, teorizar sobre los obstáculos para lograr el desarrollo de los emprendedores y las pymes en la Argentina posibilita abrir la caja negra del conjunto de obstáculos, encontrar las variables que lo componen, problematizarlas (o sea definirlas como problemas) y contemplar la forma en que las posibles soluciones se incorporan a la agenda del gobierno.

A la hora de plantear políticas y estrategias orientadas hacia el desarrollo de las micro, pequeñas y medianas empresas en la Argentina se considera que la expansión y consolidación de éstas se halla condicionada por un conjunto de obstáculos, compuesto por las siguientes variables: la estrategia nacional de desarrollo, el ambiente de negocios, la financiación y los impuestos.

El premio Nobel (1978) Herbert A. Simon fue de los primeros en llamar la atención sobre “la estructura de los problemas” y distinguir entre problemas bien y mal estructurados, planteando que lo procedente es desmontar la estructura de los problemas muy complejos, sobrepuestos, difusos, y descomponerla en problemas más precisos y circunscriptos.

En nuestro caso, la búsqueda de solución de lo que, “en conjunto”, se entiende por obstáculos para la capitalización y expansión de la pequeña y mediana empresa en la Argentina nos llevó a considerar a dicho conjunto, como integrado por las siguientes variables: la estrategia nacional de desarrollo, el ambiente de negocios, la financiación del negocio y los impuestos que afectan el negocio. Se trata de variables-condición y de variables-instrumentales.

En cuanto a las variables instrumentales, es decir la financiación y los impuestos, la experiencia internacional indica que es relativamente posible operar cambios sobre las mismas e intentar resolver los aspectos que las constituyen como obstáculos en un plazo razonablemente corto, en la medida que se comprenda que

La lista de obstáculos que debe sortear un emprendedor, un cuentapropista, un autónomo o una pequeña empresa en nuestro país es tremendamente abultada.

dichos instrumentos se hallan diseñados en base a una lógica sustentada, a su vez, por paradigmas cuya vigencia (u obsolescencia) determina la eficacia de los sistemas dispuestos. Es decir, si el diseño de los mismos es obstáculo o palanca para el desarrollo de las fuerzas productivas.

Múltiples razones justifican la necesidad de específicas estrategias y acciones estatales para derribar obstáculos que perjudican a las pequeñas y medianas empresas y construir palancas que las beneficien. Pero, ¿qué pasa cuando es el Estado el verdadero obstáculo? ¿Qué pasa cuando el moderno Estado burocrático controlador establece leyes, normas, disposiciones, registros, que actúan como barreras o lastres que dificultan aquello que se quiere promover o apalancar? ¿Qué pasa cuando es el propio Fisco, en sus múltiples (innumerables) ventanillas (nacionales, provinciales y municipales) el que encarece y complica? ¿Qué sucede cuando el Sistema Financiero opera más como obstáculo que como palanca de los negocios y el comercio? Es entonces cuando la influencia de estas variables resulta ser tóxica. Arruinando ilusiones y posibilidades.

Muchas veces el emprendedor, el empresario pyme, se pregunta: ¿realmente, en qué me es útil mi Banco para mi negocio? Las instituciones financieras deberían proveer una respuesta superadora.

También se identifican obstáculos para el desarrollo productivo de las empresas, en el diseño del sistema tributario (legislación y administración tributaria).

Es así que, cuando el empresario piensa en ese socio inevitable llamado Estado, se pregunta qué le aporta y qué le quita a él o a su negocio. Lo que le quita es claramente recursos (vía impuestos), pero también siente que le puede llegar a quitar otros factores: tiempo y oportunidades. Al empresario le “duele” la carga tributaria, pero, si ésta es razonable y él es moralmente sólido, la entiende como el precio de vivir en sociedad y logra visualizar que el Estado (a través de su compleja organización) le aporta en forma tangible o intangible, en un plazo mediato o inmediato, un cierto servicio o beneficio. Lo que lamenta, pero en general no entiende, es por qué muchas veces el Estado le hace perder otros recursos (tiempo y oportunidades) que son absolutamente no renovables, y entonces lo ve como un obstáculo para el desarrollo de su empresa y puede llegar a no apreciar nada de lo que el Estado le aporta. Es así como el Estado en su conjunto se convierte en un obstáculo tóxico, difícil de identificar, pero de inevitable gravitación. La maquinaria burocrática y legislativa debería proveer una respuesta superadora.

Existe un consenso generalizado acerca de la mayor contribución de este tipo de empresas respecto de las grandes en la generación de nuevos puestos de trabajo, pero la realidad marca que la lista de obstáculos se engrosa sobremanera al observar las complicaciones y cargas a las que se enfrentan para contratar y dar empleo en la Argentina. Es otra variable instrumental que resulta tóxica, sin duda.

Sumario

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2021-11-02T07:00:00.0000000Z

2021-11-02T07:00:00.0000000Z

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