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Jeffrey D. Sachs

*DIRECTOR DEL CENTRO PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE DE LA UNIVERSIDAD DE COLUMBIA. COPYRIGHT: PROJECT SYNDICATE, 2021.

El mundo se encuentra en un momento crítico de la pandemia del COVID-19. Los países que no han cumplido con la primera ronda de vacunación son extraordinariamente vulnerables a la sumamente infecciosa variante Delta, y también son el semillero de nuevas variantes que podrían propagarse rápidamente en todo el mundo. La Comisión COVID-19 de The Lancet, la cual presido, está trabajando a rajatabla con el sistema de las Naciones Unidas para fortalecer la respuesta multilateral. Los gobiernos de los países donde se están produciendo vacunas –Estados Unidos, miembros de la Unión Europea, el Reino Unido, India, Rusia y Chinatienen que cooperar con las autoridades de las Naciones Unidas para garantizar que un suministro suficiente de dosis de vacunas llegue a los países más pobres.

Los países de altos ingresos hoy tienen más del 50% de su población totalmente vacunada. Sin embargo, la población completamente vacunada en África sigue por debajo del 4%. Esta falta de cobertura de vacunación en África, y en los países de bajos ingresos en otras regiones, plantea un peligro inminente para estas poblaciones.

La crisis de suministro que hoy enfrentan los países de bajos ingresos en África y otras partes no se resolverá por sí sola. Por el contrario, los países de altos ingresos hoy están empezando a ofrecer una tercera dosis, aún antes de que grupos altamente vulnerables en los países más pobres (las personas mayores, los trabajadores de la salud, los inmunocomprometidos y otros) hayan recibido su primera dosis de vacunación.

Las oportunidades globales para escalar la producción de vacunas también se ven perjudicadas por la continua insistencia de algunos gobiernos de hacer valer las patentes de tecnologías de vacunas clave, aunque esas patentes pertenezcan a instituciones académicas que fueron financiadas por los gobiernos (en particular por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos). De la misma manera, el dinero público financió las pruebas clínicas y la distribución de las vacunas. A pesar de la urgencia global de la pandemia, los bienes públicos que salvan vidas han sido privatizados.

Los gobiernos de todos los países deberían dejar en claro a la población que las vacunas, por sí solas, no son lo suficientemente efectivas como para eliminar la transmisión comunitaria del coronavirus. Siguen haciendo falta medidas de salud pública adicionales –como mascarillas, distanciamiento físico, rastreo de contactos y límites en las reuniones a puertas cerradas.

La conclusión es que debemos tratar la cobertura de vacunación universal como un bien público global extremadamente necesario, no como un eventual resultado de las fuerzas de mercado. La cumbre de vacunas de Biden el mes pasado puede representar el progreso vital que necesitamos, otorgándole a las Naciones Unidas las dosis de vacunas y financiamiento que necesitan para garantizar una inmunización para todos.

Los gobiernos deberían dejar en claro a la población que las vacunas, por sí solas no son lo suficientemente efectivas como para eliminar la transmisión comunitaria del coronavirus.

Sumario

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2021-11-02T07:00:00.0000000Z

2021-11-02T07:00:00.0000000Z

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