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Frente a la peor caída de las exportaciones

Todas las implicancias de una caída de ventas al exterior de unos 15 mil millones dólares. Las comparaciones con otras mermas y por qué ésta es la más grave.

MARCELO ELIZONDO*

Marcelo Elizondo analiza todas las implicancias de la caída de ventas al exterior que sería de unos 15 mil millones dólares. Las comparaciones con otras mermas y por qué ésta es la más grave.

Numerosas advertencias surgidas de entidades especializadas, técnicas y representativas de diversos sectores de la producción, así como consultoras y organizaciones del mercado, aseguran que —en especial debido al impacto de la sequía en la producción de origen agrícola—, las exportaciones totales de nuestro país se reducirán sustancialmente este año.

Debe consignarse que en los registros de los últimos años las “agroexportaciones” (primarias o manufactura) representaron 65% de total enviado comercial mente al exterior).

La sequía, por ende, tiene impacto sistémico y no solo sectorial.

Esto no debe dejar de lado, además, que (aun con menor incidencia) otros factores impactarán en los resultados: los precios promedio de las commodities en el mundo serán algo más bajos que en 2022, el comercio internacional total crecerá menos que en el pasado y, vinculado a ello, muchos de nuestros mercados/clientes en particular debilitarán sus compras externas (sus importaciones) como efecto de que su performance económica será menos dinámica.

Así, asegura la OMC que el principal destino de nuestras ventas externas en el último lustro, Latinoamérica, reducirá sus importaciones comparándolas con las 2022.

Además, las turbulencias de la economía internacional permiten suponer dificultades en la salud económica global (con impacto en el nivel de actividad planetario).

Volviendo a lo especifico de las agroexportaciones (el punto de mayor gravedad al efecto de lo plantado en este trabajo), puede acudirse a algunas referencias relativas a las agroexportaciones que ya son explicitas.

La Bolsa de Comercio de Rosario estima que las exportaciones del agro estarán en el corriente año en USD 13.950 millones por debajo de la anterior campaña y en USD 14.240 millones por detrás de lo que se proyectaba al momento de las siembras, en septiembre de 2022.

Según un informe del Área de Agricultura de CREA, debido a los efectos de más de dos años de sequía y las heladas registradas en febrero, Argentina podría perder US$ 20.468 millones por exportaciones.

A la vez, una consultora especializada asevera que, en base a las nuevas proyecciones de cosecha, las exportaciones podrían caer unos US$15.000 millones, resultando en un total de US$ 73.000 millones (17% menores que las de 2022).

Por su lado, un resultado ya objetivo comienza a alarmar: el dato del primer bimestre del año mostró, según INDEC, que las exportaciones totales de bienes argentinas totalizaron US$ 10.155 millones, sufriendo una baja interanual del 15,4% (porcentaje que, si se mantuviera en todo el año, supondría una reducción de unos 13.600 millones de dólares en los ingresos en divisas.

Siempre es complejo hacer pronósticos. No es el objeto de este documento, que, en todo caso, pretende efectuar solo una previsión.

Pero, tomando como base las referidas evaluaciones prospectivas (a lo que puede agregarse que un trabajo efectuado por quien suscribe, difundido en noviembre de 2022, había previsto que las exportaciones argentinas en 2023 rondarían los 74.000 millones de dólares, cayendo algo más de 15% en relación al resultado de 2022), puede efectuarse un ejercicio tomando un punto intermedio y equilibrado sobre las diversas premoniciones.

De este modo, la conclusión es que las exportaciones argentinas caerían en 2023 unos 15.000 millones de dólares conforme cierto consenso entre estas (y otras) diversas previsiones (algunos especialistas apuntan a cifras mayores).

cOMPARAciÓN HiStÓRicA. Conviene, pues, sobre la base de la previsión antes referida, comparar la caída esperada con otras caídas en el ingreso de dólares comerciales argentinos, relativas a las variaciones en la producción y comercialización interanual de las exportaciones de bienes.

Si se efectúa una comparación en los últimos 30 años, las exportaciones argentinas registraron descensos (medidos en dólares) en 8 ejercicios en esa serie: en 1998, 1999, 2002, 2009, 2012, 2014, 2015 y 2020.

De esas caídas, la mayor medida en dólares corrientes hasta hoy fue la de 2009, habiéndose producido un descenso de 14.346 millones de dólares. La segunda mayor caída se produjo en 2014, con un descenso de 12.691 millones de dólares. La terce

En 2022 y con récord de exportaciones, los dólares “no alcanzaron”. Mucho peor será ahora.

ra mayor caída ocurrió en 2015, con una reducción de 11.546 millones de dólares. La cuarta mayor tuvo lugar en 2020 con un descenso de 10.231 millones de dólares. La quinta fue en 2012 con una mengua de 3.341 mil millones de dólares. La sexta mayor caída tuvo lugar en 1999 con un achicamiento en 2.522 millones de dólares. La séptima mayor fue la de 2022 con 892 millones de dólares. Y la octava ocurrió en 1998 con 575 millones de dólares de reducción.

Lo referido permite aseverar que, si se cumplen las previsiones mencionadas, la caída de las exportaciones argentinas en 2023 (siempre medidas en dólares corrientes) será probablemente la mayor de los últimos 30 años. Y la mayor en toda la historia.

Lo significativo del caso para este ejercicio no es el impacto en lo productivo sino en la situación cambiaria. Se puede intentar un ejercicio de análisis ya no basado en los dólares corrientes sino en la comparación entre la reducción esperada de ingreso de divisas comerciales y el PBI. Si se efectúa ese ejercicio se descubre que la caída esperada este año será la segunda mayor en la historia, equivalente a un 3,03% del proyectado PBI nominado en dólares estadounidenses.

Esta cifra es solo superada por la de 2009 (4,31%). Luego, fueron menores —desde esta perspectiva— todas las demás: en 1998 representó 0,19%; en 1999 supuso 0,89%; en 2022 equivalió a 0,91%; en 2012 representó 0,61%; en 2014 lo hizo en 2,39%; en 2015 fue 1,94%; y en 2020 representó 2.65%.

Aunque el análisis de 2023 se efectúa contra un PBI nominado en dólares al tipo de cambio oficial, que a todas luces está distorsionado: si se efectuara contra un tipo de cambio “de mercado” (conforme las cotizaciones de los dólares menos regulados) el ratio para 2023 rondaría 6%.

CONCLUSIÓN. Los países acceden a divisas por diversas vías. Entre ellas, el comercio internacional de bienes, el de servicios, los flujos de inversión extranjera directa, el financiamiento ingresado para proyectos encarados por empresas privadas, el financiamiento o aun las inversiones internacionales por parte de entidades multilaterales, las remesas recibidas desde el exterior (sobre todo, en caso de países que tienen empresas locales que han invertido en el exterior y remiten sus utilidades a las casas matrices) y los demás flujos de capitales generados por personas, familias u organizaciones diversas. Argentina solo accede significativamente a lo primero y no cuenta con mayores ingresos por los demás.

En algunos casos, incluso, entre nosotros el flujo es emisivo y deficitario (por ejemplo, la balanza comercial de servicios, que fue en 2022 deficitaria en unos 7.000 millones de dólares).

Lo expuesto en el párrafo anterior exhibe la seriedad del panorama cambiario. Altamente dependiente de la balanza comercial de bienes,

La situación cambiaria es altamente dependiente de las ventas de bienes, en especial del agro.

la situación cambiaria referida será en 2023 (si se cumplen las previsiones citadas al inicio de este trabajo) sumamente compleja, como efecto de la peor performance comercial exterior.

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