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MUJERES.

Eliana Manzo

Junto a un gran elenco del que también forman parte Valentina Cerati, hija de una de las dos hermanas que tenía el cantante, y Luciano Heredia, Eliana Manzo protagoniza una nueva puesta de La lección de anatomía, del fallecido Carlos Mathus, bajo la dirección de Antonio Leiva, en el Multiteatro Comafi.

La historia de Eliana es de esas que despiertan curiosidad y empatía, de las que hacen darse cuenta de que la pasión y el amor son el motor para llegar a concretar un sueño y que no tienen límites.es un ejemplo a seguir, una motivación para quienes a veces creen que la adversidad es un impedimento.

Sus primeros pasos

A muy temprana edad a Eliana la motivaron para tomar clases de danza clásica, al poco tiempo comenzó gimnasia artística en el club River y a los 13 años ya estaba entrenando muy duro y preparándose para los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, pero dos años más tarde les dijo a sus padres que su verdadera vocación era la actuación. “A mí, la gimnasia me gustaba, pero no era mi sueño. Al principio, les costó entenderlo, sobre todo a mi papá, porque tenían muchas expectativas: me llevaban a estudiar inglés porque iba a viajar con el deporte… Pero al final, priorizaron mis deseos”, confesó en una entrevista para la revista Noticias.

“El teatro fue el mayor motor para superar mi problema visual, porque me llevó a desarrollar estrategias: para estudiar un guion, para desenvolverme en el escenario”

Poco después comenzaron los problemas oftalmológicos para Eliana, que finalmente la llevaron a perder por completo la visión. “La pérdida empezó a los 15, 16 años. Ahí ya no podía leer las letras chicas y el oftalmólogo se dio cuenta de que no podía corregir el problema con una lente. Entonces, me derivó a un neurooftalmólogo, que me diagnosticó neuritis óptica, que es cuando la neurona del nervio óptico se inflama y se termina muriendo. Luego dejé de leer, pero veía a las personas; después dejé de ver los rostros, veía que había gente, pero no sabía si era varón o mujer; luego dejé de ver las formas, pero veía los colores. Entonces, comencé a usar un plato azul para que contrastara con la comida y saber dónde pinchar. Después ya no vi nada”, detalló.

Rendirse no era opción

Eliana nunca consideró dejar de lado su vocación y siguió buscando hacerse un lugar en el mundo de la actuación, a pesar de todo.

A los 17 años quedó seleccionada en un casting pero cuando se enteraron de su problema en la vista todo cambió. “Ahí aún tenía lo que se llama visión bulto. Veía un bulto, pero no sabía si era una persona o un mueble. Igual, fui y quedé: fingí que veía y se la creyeron, pero cuando se enteraron de que no veía, me echaron. Me fui llorando… Luego conocí a Lito Cruz, que me dijo: '¿Vos querés ser actriz?, vas a ser actriz. ¿Querés estudiar acá?, vas a estudiar acá'. Lito fue muy generoso conmigo, puso toda su sabiduría a mi disposición…”, recuerda con mucho cariño. “El teatro fue el mayor motor para superar mi problema visual, porque me llevó a desarrollar estrategias: para estudiar un guion, para desenvolverme en el escenario”.

Las redes sociales contribuyeron para que Eliana llegara a calle Corrientes. Un video en el que la actriz contaba que el dueño de un departamento que había alquilado se echó atrás al enterarse de que es ciega, dejándola con todo embalado junto a su pareja y a su pequeño bebé, que publicó para concientizar "porque todos hablan de inclusión, pero el prejuicio sobre la no visión sigue muy latente”, tal explicó, se viralizó. Y fue entonces que Carlos Rottemberg vio el video y la llamó.

"Me contó que, como parte de la sociedad, sintió que debía dar respuesta a esa situación. Me dijo: 'Yo no tengo un departamento para alquilarte, pero como empresario teatral puedo darte trabajo', y me contactó con Antonio Leiva, director de la obra. Siempre soñé con la calle Corrientes, pero me cuesta tanto que confíen en mí… Por eso agradezco tanto este tipo de gestos”.

Sumario

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2023-02-04T08:00:00.0000000Z

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