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MASCOTAS.

Coprofagia

La coprofagia es el término científico para la conducta de comer excrementos. La ingesta de heces propias o ajenas por parte de los perros es una práctica relativamente común y normal.

Tiene múltiples causas, que pueden ser físicas, por condiciones médicas que debe valorar un veterinario y por comportamiento. Además, es importante saber que si el perro come heces está expuesto a diversos problemas de salud que pueden fomentar la aparición de bacterias o parásitos en el intestino, entre muchos otros.

¿Por qué lo hace?

El perro adulto que se come las heces, propias o ajenas, puede hacerlo por diferentes razones:

Potenciar la comunicación olfativa: el sentido del olfato en los perros es el más importante para relacionarse y en las heces se encuentran potentes feromonas. Al comerse las heces consiguen oler más a otro perro. Problemas de comportamiento: ante situaciones de estrés, como la ansiedad a la separación o la soledad, o mayor necesidad de atención el perro puede realizar esta práctica. Falta de nutrientes: ante un problema en el páncreas que no le deje asimilar correctamente los nutrientes de la comida, por ejemplo, es probable que el perro busque y compense este déficit en sus excrementos. Mantener limpia la paridera: una perra hembra que acaba de parir a sus cachorros, puede llegar a comerse las heces para mantener de esta manera un espacio limpio para sus crías y alejado de posibles depredadores.

Pautas para evitarlo

Evitar que pueda comer heces supervisándolo de forma regular (especialmente si es un cachorro), limpiando con productos enzimáticos y enseñando al perro a orinar y defe

La coprofagia de los perros es una predisposición heredada de sus antepasados salvajes. Este hábito también se da en animales como los lobos, chacales y zorros, y lo hacen para no dejar rastro

car en el exterior del hogar.

Un truco: cuando el perro defeque, evitar que tome contacto. Y si toma contacto con la materia fecal, tener a mano un globo bien inflado, o dos. En el momento en el que se acercó a la materia fecal, hacer lo que se llama un estímulo aversivo. Pinchar el globo y el ruido, la sorpresa, si se vuelve a repetir, va a evitar que eso se transforme en un hábito. Otro truco es espolvorear con pimienta la materia fecal para que haya un estímulo aversivo a la hora de acercarse.

Más paseos, ejercicio y bienestar: si es posible que el perro sufra un problema de conducta o tiene mucho estrés acumulado, será interesante realizar más paseos, entre dos y tres al día, así como dedicar algunas horas a distintos juegos: ir a buscar un objeto, juegos de inteligencia, de olfato... Todo ello le ayudará a distraerse y a mejorar su bienestar, fundamental para tratar el problema y evitar que el perro coma sus heces o las de otros.

Evitar generar estrés y ansiedad extra en el animal mediante castigos, agravando así el cuadro. Hay que considerar que el castigo (entendido únicamente como un "no") solo es efectivo cuando se aplica justo en el momento de la acción, no después. Aunque el perro muestre señales de sumisión ante el reto no está siendo consciente de su mala conducta, sino que adopta esta postura para que se termine el castigo.

Mantener su zona limpia. La higiene de su espacio, en el comedero y bebedero o en su cama es esencial para la vida de cualquier mascota. Recordar utilizar productos enzimáticos y evitar por completo el uso de lavandina o amoníaco.

Sumario

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2023-02-04T08:00:00.0000000Z

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