Soledad geopolítica

La Argentina volvió a sorprender en una votación de esas que atraen los ojos del mundo. El martes 15, ante la Organización de Estados Americanos (OEA), se abstuvo de condenar la violación de derechos humanos del gobierno sandinista de Nicaragua que encabeza Daniel Ortega. De los 34 miembros que integran el organismo internacional, 26 votaron exigiendo la liberación de los principales dirigentes opositores de ese país que fueron apresados y acusados –sin pruebas tangibles– de traición a la patria y lavado de dinero, en un año electoral en el que Ortega debe medirse con ellos para seguir en el poder.

Entre quienes condenaron al régimen sandinista están nuestros socios del Mercosur, Brasil, Paraguay y Uruguay, además de Estados Unidos. Solo defendieron a Nicaragua la propia Nicaragua, Bolivia y San Vicente y las Granadinas. En sintonía con la abstención argentina votaron Belice, República Dominicana, Honduras y México. Una patente muestra de soledad geopolítica.

Para justificar la postura del gobierno de Alberto Fernández, su embajador ante la OEA, Carlos Raimundi, calificó el masivo v voto contra Nicaragua como una intromisión en los asuntos internos de ese país.

En mayo, el presidente Fernández también había sorprendido a todos cuando, luego de criticar reiteradamente al gobierno de Nicolás Maduro, de pronto opinó que “el problema de los derechos humanos en Venezuela fue desapareciendo”. Cerraba filas así con su vice Cristina Kirchner, aliada histórica de Maduro, pero en simultáneo se distanciaba de Estados Unidos y sus socios del Mercosur, todos críticos del chavismo.

La política exterior de un país es algo que requiere de un mínimo de coherencia. En ese terreno, el Gobierno continúa en deuda.