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En busca de una nueva identidad

Alberto se las ingenió para dotarse de una imagen que, a ojos de quienes llevan la voz de los países occidentales, es racista. Por James Neilson.

Cristina y los muchachos ya un tanto avejentados de La Cámpora viven en los años setenta del siglo pasado, una década en que fantasías revolucionarias cubrían el horizonte y ellos o sus progenitores imaginaban que, gracias a su voluntad de rebelarse contra el statu quo, la Argentina pronto experimentaría una gran transformación existencial. De tomarse en serio lo que a buen seguro será el dictamen más recordado de los muchos que nos ha regalado, Alberto se sentiría más cómodo en una época aún más remota que la que motiva la nostalgia de los kirchneristas, una en que, para orgullo de la gente bien, se creía que la Argentina era “el único país blanco al sur del Canadá”. ¿Está sinceramente convencido el presidente de que tener raíces europeas puede considerarse una ventaja clave? Es poco probable, ya que, como el abogado nato que es, tiene la costumbre de cambiar de opinión toda vez que las circunstancias parecen aconsejarlo sin preocuparse en absoluto por los reparos de quienes lo amonestan por no respetar el valor de la palabra, algo que a inicios de su gestión se comprometió a hacer. A esta altura, todos saben que el presidente tiene derecho a contradecirse porque contiene multitudes.

Sea

como fuere, hace poco más de una semana, Alberto se las ingenió para dotarse de una imagen internacional que a ojos de quienes llevan la voz cantante en los países occidentales es sumamente antipática, la de un racista que se ufana de sus genes europeos y desprecia a los brasileños y mexicanos porque proceden de países multirraciales. No le será del todo fácil dejarla atrás. Para colmo, atribuyó la noción de que los mexicanos “salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva y los argentinos llegamos de los barcos” que, desde luego, vinieron de Europa, al poeta y ensayista mexicano Octavio Paz que, como muchos otros, había dicho algo similar pero de forma menos hiriente, cuando el autor auténtico de la frase era su roquero favorito, el rosarino Litto Nebbia. El detalle motivó muchas alusiones despectivas al nivel cultural del mandatario, pero la verdad es que Alberto dista de ser el único que no se destaca por su erudición literaria.

De todos modos, decir que los mexicanos “salieron de los indios” no es muy insultante por tratarse de los habitantes de un país cuyos representantes no soñarían con protestar cuando alguien usa “azteca” como un gentilicio. En cambio decirles a los brasileños que “salieron de la selva” sí lo es: equivale a llamarlos “macacos”, un epíteto que, según parece, se emplea con cierta frecuencia en el mundillo futbolístico.

¿Lo tenía en cuenta Alberto? Es de suponer que no, que lo único que quería era congraciarse con el presidente del gobierno español Pedro Sánchez que estaba a su lado sin que se le ocurriera que otros podrían sentirse ofendidos. Tampoco habrá sido consciente de que hoy en día es considerado legítimo en círculos progresistas que un político africano se vanaglorie de la “negritud” de su país o que un historiador hable efusivamente de las glorias de cualquier cultura medio oriental, asiático o precolombino, pero que está firmemente prohibido dar a entender que los europeos pudieron haber contribuido algo positivo al mundo mientras duró su primacía.

Los

más indignados cuando alguien viola esta regla básica del discurso internacional son aquellos progres norteamericanos blancos y sus amigos europeos que se han entregado con pasión a la autocrítica para rasgarse las vestiduras y pedir perdón por los crímenes perpetrados por sus antepasados. Así pues, además de hacer todavía peor la relación con los brasileños, Alberto se enemistó con los persuadidos de que, como dijo hace poco Joe Biden, “el supremacismo blanco” es la amenaza más letal que enfrentan Estados Unidos y el resto del Occidente. Exageran, claro está, ya que por ahora cuando menos escasean racistas como los del pasado no muy distante, pero abundan los dispuestos a hacerles la vida imposible a los acusados de albergar prejuicios anticua

dos. Ta les

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2021-06-19T07:00:00.0000000Z

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