Teatro: “Díganlo con mímica”, escrita y dirigida por N. Valente. Con Andrea Politti, Carlos Belloso y elenco.

“Díganlo con mímica”, escrita y dirigida por N. Valente. Con Andrea Politti, Carlos Belloso y elenco. Multiteatro Comafi, Av. Corrientes 1283

★★ Las conflictivas relaciones humanas son moneda corriente en la historia del teatro universal. Desde que Shakespeare nos contó que Hamlet descubrió el complot de su madre y el tío para asesinar a su padre o, aún más atrás, cuando Sófocles reflejó la historia de Fedra, la mítica princesa cretense, quien se quitó la vida, despechada por no obtener el amor de su hijastro Hipólito. Lo cierto es que tópicos como afecto, desazón, traición, mentiras e hipocresías son habituales en los argumentos, y nos permiten comprobar que, quizás, nuestras vidas no están tan mal como creemos y que vale la pena intentar ser felices.

La cartelera porteña tiene numerosos ejemplos de piezas que comienzan como un encuentro social placentero. En ellos, en general, como lógica consecuencia del hastío cotidiano previo, y el incentivo del alcohol de por medio, las lenguas se sueltan, los ánimos se caldean y la noche termina en un pequeño muestrario del infierno. Toleramos esos encontronazos de ficción porque están teñidos de humor ácido o hilarante.

Esta premiada comedia de Néstor Valente, lo intenta. Aquí, tres duplas amorosas se reúnen los sábados, siempre en casa de Peti (Andrea Politti) y Sebastián (Carlos Belloso), los más generosos del tándem. Allí concurren Mónica (Iliana Calabró) con su esposo David (David Masajnik) y el matrimonio de Rodrigo (Diego Gentile) y Luciano (Gabriel Beck). Tras los tediosos cuarenta minutos iniciales, luego de competir en el juego del título, el asunto comienza a levantar cierto vuelo. Es que, uno de ellos, inicia una discusión contagiosa que termina por ventilar trapitos al sol de los presentes.

A pesar de las buenas actuaciones, entre las que se destacan Politti (gran bastonera de la obra), Masajnik y Gentile, el texto muestra sus carencias ya que se trata de una situación estirada hasta el cansancio. Por suerte, concluirá sin que la sangre llegue al río, a pesar del griterío y la exaltación que en determinado momento invade la escena. Hay instantes graciosos, no vamos a negarlo, pero honestamente falla el resultado general.