Demasiados frentes abiertos

La fractura del oficialismo es tan profunda que no le permitió siquiera unirse para celebrar en un acto conjunto el Día de la Lealtad. Mientras, la oposición asiste al desmembramiento de la coalición del gobierno sin apuro por concertar. Dicen que para sentarse a dialogar, quieren que primero el gobierno defina con claridad su programa económico. Que incluye la voluntad de acordar con el FMI. Pero no fueron esas las consignas agitadas por el camporismo en la plaza del 17.

El ministro Guzmán le repite al Presidente que sin un programa creíble y sustentable para la economía argentina, avalado por ambas cámaras del Congreso, no habrá acuerdo con el organismo financiero. El tiempo corre y el Banco Central no tiene las reservas necesarias para afrontar, en marzo del 2022, el vencimiento de 18.000 millones de dólares acordado por Macri.

En paralelo, escala el enfrentamiento entre los industriales de productos esenciales y los funcionarios de comercio interior por el congelamiento compulsivo de precios. Y la aplicación de la ley de abastecimiento que no tiene felices antecedentes.

El círculo vicioso es difícil de detener. Para alejar la amenaza de un default hay que poner en regla la deuda internacional, pero ese acuerdo se diluye sin otro nacional previo. Un pacto institucional en el que unos y otros alcancen acuerdos básicos para afrontar los dos años que quedan por delante.