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Estados Unidos:

El país aparece por primera vez en las alertas de organismos internacionales por el retroceso de su sistema, hasta ahora modelo.

MAXIMILIANO SARDI msardi@perfil.com @maxi_sardi

el país aparece por primera vez en las alertas de organismos internacionales por el retroceso de su sistema democrático, hasta ahora modelo.

Estados Unidos fue agregado por primera vez a una lista de “democracias en declive” en un informe publicado por el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, con sede en Estocolmo.

"Estados Unidos, el bastión de la democracia global, fue víctima de las tendencias autoritarias en sí mismo", remarcó el informe Global State of Democracy 2021 de International IDEA. El estudio analizó las tendencias de 2020 a 2021, y encontró que más de una cuarta parte de la población mundial vive ahora en países en retroceso democrático.

AUTORITARISMOS. “El mundo se está volviendo más autoritario a medida que los regímenes no democráticos se vuelven aún más descarados en su represión, y muchos gobiernos democráticos sufren retrocesos al adoptar sus tácticas de restringir la libertad de expresión y debilitar el estado de derecho, exacerbado por lo que amenaza con convertirse en una nueva normalidad de las restricciones del Covid-19 ”, sostuvo el informe.

"El número de países que se mueven en la dirección del autoritarismo es tres veces el número que se mueve hacia la democracia", agregó el paper, donde IDEA Internacional clasifica a los países como democráticos (incluye a los que retroceden), “híbridos” y autoritarios, los dos últimos considerados como “no democráticos”. Y cimenta su análisis en 50 años de indicadores democráticos rastreados en 160 países. El informe encontró que algunos de los retrocesos democráticos "más preocupantes" ocurrieron en los países más grandes del mundo, donde se incluye al Brasil de Jair Bolsonaro y la India de Narendra Modi. Pero también se marca “la preocupación por los declives democráticos” en Estados Unidos, Hungría, Polonia y Eslovenia.

La evaluación estadounidense del informe se centró en la administración del ex presidente Donald Trump, que "socavó la confianza fundamental en el proceso electoral" en 2020, proceso que culminó con "la insurrección del 6 de enero en el Capitolio de Estados Unidos". Las tácticas de Trump tuvieron "efectos secundarios, incluso en Brasil, México, Myanmar y Perú, entre otros", concluyó IDEA.

AUTOGOLPE. El problema estadounidense pone el foco en otros países del resto de América. Los casos de Cuba y Venezuela son paradigmáticos, pero no los únicos. Lo que

sucede en Nicaragua y El Salvador tomó trascendencia internacional en el último año.

En El Salvador, el presidente Nayib Bukele destituyó en mayo a los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, y al fiscal general.

Diego García-Sayán, relator especial de las Naciones Unidas, sostuvo que la decisión de Bukele fue arbitraria, y que no se ajusta a derecho. “Es una alteración del orden constitucional”, dijo. “Es el colapso de la separación de poderes: la inaceptable injerencia del poder político en destituir a altos magistrados y magistradas, e imponer a sustitutos en un proceso carente de toda transparencia y regularidad. En este episodio se juegan no solamente los derechos del pueblo salvadoreño, sino los derechos de la sociedad latinoamericana", remarcó García-Sayán, expresidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ex canciller peruano y ex representante del Secretario General de la ONU para los Acuerdos de Paz en El Salvador.

Lo de Bukele está inspirado en el autogolpe de Alberto Fujimori en Perú en los '90. “Es como un golpe de Estado o un golpe al Estado de Derecho. Y no es una adjetivación política o ideológica, sino que tiene base en el derecho”, concluyó GarcíaSayán. El Foro de Organizaciones de Cooperación Internacional Solidaria (FOCIS) solicitó la condena del hecho a la Unión Europea y a varios países latinoamericanos, pero los salvadoreños entienden que ya es tarde.

REACCIÓN. “La comunidad internacional ha comenzado a reaccionar tarde. Las señales estaban ahí desde su llegada al poder, pero los gobiernos del continente y el de Estados Unidos esperaron demasiado tiempo. Cada día más, Bukele es el Estado. Apenas quedan rasgos democráticos y voces contundentes contra el presidente. Ahora Bukele ya garantizó su posibilidad de reelección”, escribió Óscar Martínez, jefe de redacción del diario digital El Faro para The New York Times.

En Nicaragua, igual situación se vive desde 2016. Entonces, la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua, controlada por el presidente Daniel Ortega, le quitó la personería jurídica al único partido de oposición. Y en las elecciones de este año, el matrimonio presidencial de Ortega y Rosario Murillo se impuso por amplio margen frente a una oposición inexistente, proscripta y encarcelada: al menos 12 líderes de la oposición fueron arrestados por violaciones poco justificadas a la "seguridad nacional".

Algo que denunciaron desde Estados Unidos hasta Europa, pero que Argentina se abstuvo de condenar: junto con México rechazaron la "persecución de opositores" pero resaltaron el principio de no intervención.

“No estamos de acuerdo con los países que, lejos de apoyar el normal desarrollo de las instituciones democráticas, dejan de lado el principio de no intervención en asuntos internos, tan caro a nuestra historia. Tampoco con la pretensión de imponer pautas desde afuera o de prejuzgar indebidamente el desarrollo de procesos electorales”, escribieron las cancillerías en conjunto para rechazar la propuesta de la OEA que condenó al gobierno de Ortega y reclamó reformas electorales. Algo que difícilmente suceda y que potencia las democracias en declive.

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2021-11-27T08:00:00.0000000Z

2021-11-27T08:00:00.0000000Z

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