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CLASES MAGISTRALES

Si pensamos que con el punto alcanza, corremos el riesgo de que el destinatario piense que estamos enojados.

indignación, compasión, sorpresa y admiración.

Este último aspecto expresivo se utilizó entonces para definirlo: “punctus admirativus”. El nombre pronto se cambió para señalar una extensión de sus capacidades. Se llamó entonces: “punctus exclamativus”, signo de exclamación. Así es como seguimos llamándolo, aunque en verdad tuvo muchos nombres. Los suecos lo llaman “signo del deseo”, pero también puede definir el saludo, la sorpresa o la pasión; mientras que los británicos incluyen conceptos como “screamer”, “astonisher”, o simplemente “bang” y “wow”.

Este enjambre de términos refleja la variedad de formas en que se utiliza el signo de exclamación; expresa emociones y a la vez lleva a concentrar y dar volumen a un sentido. Al mismo tiempo, el signo de exclamación define que la oración está terminada y el significado completo: “¡Vení acá!” “¡Qué triste!” “¡Qué vestido!” ¿Pueden también usarse en los saludos de cartas y correos electrónicos? Muy a menudo son utilizados así: “¡Hola, Nanna!” Algunos lo escribimos así, al menos si lo que pretendemos es expresar algo del placer que nos produce saludar al destinatario. También es posible escribir: “Hola Nanna”. “Hola, Nanna”. Este sería un ejemplo de un saludo sobrio y carente de emociones. En nuestra era digital, el uso de los signos de exclamación y de emojis está aumentando rápidamente. Si pensamos que con el punto alcanza, corremos el riesgo de que el destinatario piense que estamos enojados. No sabemos con claridad si podemos tomar esa interpretación cuando pasamos a la comunicación objetiva y profesional, pero en caso de sentirlo, ¡podemos saludar a nuestros amigos con un signo de exclamación! En noruego ya no se practica, pero los angloparlantes cuentan con una tercera posibilidad para los saludos formales: “Dear Nanna,”.

¡El signo de exclamación funciona! De todos modos, fuera del punto y coma, no hay signo de puntuación tan ridiculizado e insultado como el exclamativo. O, para ser más precisos: cuando se leen consejos sobre escritura, en general se suele advertir que los signos de exclamación deben ser utilizados con precaución. Cuando Mark Twain dio una conferencia a los escritores de historietas en 1897, los exhortó a no gritarles a sus lectores con signos de exclamación. El autor noruego Erlend Loe tiene un enfoque aún más estricto puesto de manifiesto en su obra “Volvo Lastvagnar” (“Camiones Volvo”):

“Algunos pensarán que debería haber puesto un signo de exclamación después de la oración anterior, pero yo (que estoy escribiendo esto) siento que usar un signo de exclamación es una señal de debilidad. Tal vez uno puede llegar a usar signos de exclamación dos veces en la vida si escribe todos los días. Si escribe con menos frecuencia puede, en ciertas circunstancias, utilizar un signo de exclamación una vez. La gente que usa signos de exclamación de manera acrítica debería ser internada y llevada lejos, al menos por un tiempo”.

Un colega de Loe, Lars Ramslie, se muestra de acuerdo con él. En una entrevista concedida al periódico “Morgenbladet”, Ramslie declaró que lingüísticamente hablando había tratado de restringir todo y que en sus libros solo utiliza punto y coma. “Durante los últimos veinte años, hubo una cantidad increíble de dos puntos, punto y coma, paréntesis, signos de exclamación y letras mayúsculas en la literatura noruega”, señaló. Sin embargo, la puntuación extravagante que representa los sentimientos de un escritor ya existía mucho tiempo atrás. En su libro “Arild Asnes, 1970”, Dag Solstad se unió a la discusión al añadir el uso cuádruple del signo de exclamación:

“Y Arild Asnes está enfermo, tenía un conocimiento profundo de estas cosas, por lo que no quiso renunciar a escribir una buena novela sobre esto en lugar de escribir una terriblemente pretenciosa sobre el medio laboral (¡Dios mío! ¡¡¡¡Arild Asnes escribe una novela sobre el entorno de la clase trabajadora!!!!)”.

¿Con qué frecuencia debemos usar signos de exclamación? Algunos asesores cuantifican una cifra en la respuesta con un subrayado doble: ¡máximo una vez cada quinientas palabras! ¡Nunca más de uno por correo electrónico! ¡Nunca en un artículo académico! El consejo es bien intencionado, pero una pauta más conveniente sería adaptar el uso de la exclamación al género, contexto y propósito del texto. Un sobrio informe para presentarle a nuestro jefe rara vez mejora con (muchos) signos de exclamación. Una carta de amor para él, por otro lado, podría fácilmente interpretarse como que tiene doble sentido si solo se utilizan puntos. Pero también es cuestión de temperamentos. El compositor Richard Wagner lo expresó de esta manera: “¡Escribo música con signos de exclamación!”.

El narrador griego Esopo (620-560 a. C.) nos da una pista sobre cómo llegar a una conclusión. En la fábula sobre el niño que estaba cuidando ovejas cerca de un pueblo, el pequeño gritó: “¡Lobo! ¡Lobo! ¡Viene el lobo!”, y la gente acudió en su ayuda, pero no encontró ningún lobo. El chico repitió este truco muchas veces, pero nunca vieron ningún lobo. Al fin, un lobo se acercó sigilosamente. El niño se asustó y volvió a pedir ayuda: “¡Lobo! ¡Lobo!”, pero esta vez nadie acudió. Antes ya había gritado “¡Lobo!” sin ninguna razón. Entonces, ¿por qué la gente debería creerle esta vez?

Lo que nosotros, como escritores, podemos aprender de Esopo es que el signo de exclamación debe usarse con cuidado y nunca de manera prematura. Si lo utilizamos cuando realmente responde a una necesidad, será eficaz. Si lo usamos mal, pierde su

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2022-01-22T08:00:00.0000000Z

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