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Condenas sin cumplir

Ninguno de los responsables del crimen de Cabezas sigue tras las rejas. Impunidad, ley del 2x1 y prisiones domiciliarias.

MARCOS TEIJEIRO mteijeiro@perfil.com @teijeiromarcos

La

presión social y política por encontrar a los responsables del crimen de José Luis Cabezas hizo que la justicia argentina actuase con una celeridad que pocas veces se ve en nuestro país y aplicando condenas ejemplares. Sin embargo, a 25 años del crimen del reportero gráfico de NOTICIAS no sólo ya no queda ningún implicado tras las rejas, sino que además ninguno de ellos cumplió la totalidad de su condena.

Gustavo Prellezo, ex comisario de la Policía Bonaerense y encargado de efectuar los dos disparos que ultimaron a Cabezas, goza desde hace un tiempo de su libertad. Desde el 2010 en adelante la Cámara de Apelación y Garantías en lo Pe

nal Sala N° 1 le otorgó diversas morigeraciones de prisión que no sólo le permitieron cumplir gran parte de la condena en su casa, sino que además le dieron la libertad condicional en el 2017, cuando aún no había purgado su condena. Hoy vive en el barrio de Los Hornos, en La Plata.

Alberto “La Liebre” Gómez, el comisario responsable de liberar la zona para que ocurriera el crimen, vive hoy en Valeria del Mar y sólo es visto por sus vecinos cuando sale a cobrar el cheque de la jubilación de la policía. A pesar de su condena a reclusión perpetua, estuvo menos de 15 años en prisión.

Similar suerte corrió Aníbal Luna, también efectivo de la Bonaerense y sindicado como encargado de “marcar” a Cabezas. Fue el último de los asesinos en recuperar su libertad y hoy vive cerca de la escena del crimen, en General Madariaga. Sergio Camaratta, el otro policía que había sido condenado, murió en el 2015.

La banda de “Los Horneros” también fue beneficiada por la ley del 2x1 y otras morigeraciones de prisión. Horacio Braga y José Luis Auge volvieron a vivir al barrio de Los Hornos. Braga trabajó en la ONG “Reinserción social y dirigida”, en

cargada de ayudar a las personas presas a rearmar sus vidas luego de la cárcel, y también en la cooperativa textil kirchnerista Kbrones. Además percibía un plan social del Gobierno para estudiar Derecho. Auge, en tanto, trabajó como changarín aunque su nombre volvió a los primeros planos cuando tanto su hijo como sus sobrinos fueron detenidos por crímenes en la ciudad de La Plata.

Sergio Gustavo González, en tanto, había quedado en libertad en el 2005, pero volvió a prisión en el 2015 por una causa vinculada el narcotráfico. Héctor Retana, el cuarto integrante de la banda delictiva, murió en prisión en el 2001.

Durante el juicio también se condenó a Silvia Belawsky, ex esposa de Prellezo. En su caso no se la encontró culpable del asesinato, pero sí de realizar una denuncia falsa por el robo del auto que utilizó luego su entonces marido para cometer el crimen. Cumplió su condena y desde entonces vive en La Plata. Su testimonio fue clave para establecer el vínculo entre los ejecutores y Yabrán.

Precisamente Gregorio Ríos, el jefe de la custodia del empresario, fue el décimo condenado. Su rol fue el de autor intelectual del crimen. En el 2006 fue beneficiado con el arresto domiciliario y en el 2013, la Justicia estableció que la condena había sido cumplida.

Alfredo Yabrán, en tanto, nunca pudo ser juzgado, ya que cinco días después del testimonio de Belawsky que motivó su pedido de detención por parte del Juez Federal de Dolores, José Luis Macchi, se suicidó en una de sus estancias en Entre Ríos. El 20 de mayo de 1998, acorralado, el entonces todopoderoso empresario optó por pegarse un disparo en la boca con una escopeta calibre 12.70 antes que enfrentar a la Justicia.

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2022-01-22T08:00:00.0000000Z

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