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Twitter en llamas:

Compró la plataforma hace un mes, despidió a la mitad del personal y los auspiciantes lo abandonaron. ¿Genialidad o capricho?

GISELLE LECLERCQ gleclercq@perfil.com @giselleleclercq

clima enrarecido tras la llegada de Elon Musk y la ola de despidos en la red social del pajarito. Los planes a futuro y el indulto a la cuenta suspendida de Trump.

Pasó solo un mes desde que Elon Musk se hizo cargo de Twitter y no hubo un día en el que su nombre no fuera noticia mundial. El 27 de octubre completó la compra de la plataforma por US$ 44 mil millones y horas más tarde anunció un despido masivo de empleados. A partir de ese momento comenzó el “caos”, la palabra que utilizan la mayoría de los medios estadounidenses para describir cómo transcurre la nueva apuesta del hombre más rico del mundo. Él se presenta a sí mismo como una especie de salvador, tanto de la compañía como de la libre expresión. Sin embargo, nadie sabe todavía si su desembarco en la red fue una genialidad o un capricho difícil de sostener.

La llegada de Musk a Twitter fue problemática desde el principio. En abril, el magnate se había convertido en el accionista mayoritario de la empresa, pero enseguida notó que iba a tener dificultades en la toma real de decisiones y realizó una oferta formal para comprarla. En pocas semanas todo estalló. Musk acusó a la red de coartar la libertad de expresión y de mentir sobre la cantidad de cuentas falsas. Intentó echarse atrás con su oferta original y el asunto llegó a la Justicia.

El empresario dijo haber sido engañado y que el 20% de los usuarios de Twitter son cuentas falsas o spam (lo que tiene un impacto directo en, por ejemplo, la búsqueda de auspiciantes). Sin embargo, no tuvo más opción que cerrar la compra. Negarse implicaba pagar multas aún mucho más elevadas.

Musk inició, así, una nueva era en Twitter. Los más optimistas, como Pablo Wahnon, investigador en Semiótica y Lógicas alternativas, aseguran que el nuevo CEO puede llegar a significar un salto de calidad en la compañía: “No tiene miedo de equi

NATALIA ZUAZO ESPECIALISTA EN TECNOLOGÍA

Romper el preacuerdo de compra por los US$ 44 mil millones era inviable, pero creo que Musk eventualmente va a vender”.

vocarse. Su forma de innovar es haciendo, y haciendo te equivocás. Creo que Twitter va a entrar en una era de profundos cambios. Va a encontrar un nuevo lenguaje y una nueva estética”, aseguró.

Sin embargo, esa no es la mirada de todos. Natalia Zuazo es especialista en política y tecnología, autora del libro “Los dueños de internet” y consultora de la Unesco. Para ella, la era Musk se inicia en un contexto complicado: “En el mundo de los negocios, las personas no se mueven por las emociones. Romper el preacuerdo era inviable, pero creo que eventualmente va a vender. Pero ahora no le queda más que hacer la parafernalia diciendo que quiere transformarlo todo”, dijo.

Por ahora, reina la desconfianza. A pesar de la épica del “free speech”, lo cierto es que la compañía atraviesa días difíciles. Desde que asumió, Twitter perdió a la mitad de sus principales anunciantes como Chevrolet, Merck o Ford. También han dejado de anunciar American Express, CocaCola, Chanel o Nestlé y otros frenaron el ritmo de publicidad.

Al cierre de esta edición, Musk había sumado un nuevo enemigo público: Apple y Google. Las compañías tienen políticas que prohíben en sus tiendas digitales (App Store y Play Store) aplicaciones que contengan discursos de odio, discriminación, acoso o contenido sexual explícito, y la prensa norteamericana comenzó a especular con que decidieran dar de baja a Twitter. “Free speech”, en la lógica de Musk, significa aceptar la existencia de mensajes de cualquier tipo.

Las hipótesis fueron más que rumores. El propio Musk contó que Apple redujo la publicidad. “¿Acaso odian la libertad de expresión en Estados Unidos?”, escribió en su propia cuenta.

El enfrentamiento escaló y dijo estar dispuesto a lanzar su smartphone si cancelan a Twitter en las tiendas digitales.

Este fue apenas el último problema. Apenas asumió, Musk decidió comenzar a quitarle acciones de la compañía a los accionistas públicos. Convertir a Twitter en una empresa totalmente privada le permitiría no tener que presentar balances financieros trimestrales. Según el empresario, los verdaderos números de la red están en rojo.

De hecho, este fue el principal argumento con el que despidió a la mitad del personal. En total, eliminó 3.700 puestos de trabajo.

Además, Musk intentó iniciar un sistema de suscripciones por verificación. El objetivo es que la red pudiera cobrar US$ 7,99 mensuales a cambio de que los usuarios tuvieran la marca azul que corrobora su identidad. El 5 de noviembre se lanzó el cambio, pero duró poco. Dos días después, el magnate postergó el lanzamiento para evitar que surjan desinformaciones desde cuentas verificadas en el contexto de las elecciones legislativas de Estados Unidos. Cuando lo volvió a intentar, otra vez falló: la red se lle

PABLO WAHNON

PERIODISTA E INVESTIGADOR EN SE MI Ó TIC A

Creo que Twitter va a entrar en una era de profundos cambios con un nuevo lenguaje y una nueva estética”.

“¿ACASO ODIAN LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN EN ESTADOS UNIDOS?”, SE QUEJÓ MUSK EN SU PELEA CON APPLE.

nó de celebridades con la marca azul que, en realidad, eran impostores.

El caos tuvo un nuevo capítulo el 17 de noviembre, cuando Musk envió un ultimátum a los empleados que quedaban: “En el futuro, para tener éxito en un mundo cada vez más competitivo, tendremos que ser extremadamente duros. Esto significará trabajar muchas horas a gran intensidad”, dijo en un comunicado con el que los invitaba a aceptar nuevas condiciones laborales o dejar la empresa.

La respuesta fue una renuncia masiva. Esa misma noche, ex empleados enojados proyectaron mensajes sobre la fachada de la sede de la compañía en San Francisco: “Niño mediocre, racista mezquino, parásito supremo, especulador del apartheid, multimillonario cobarde”, decían algunos carteles.

FUTURO. Uno de los primeros gestos de Musk en línea con su idea de libertad absoluta fue restituirle la cuenta a Donald Trump (ver recuadro).

Para Wahnon, “cuando Musk habla de ‘free speech’ no se sabe bien qué quiere decir. Es un hombre que viene de otro terreno. Entonces, no sabemos adónde se dirige con esta idea de libertad absoluta, pero sí podemos pensar que no va a tener miedo en experimentar”, aseguró.

Para Zuazo, en cambio, Musk no eligió el mejor momento para embarcarse en esta historia. “Hasta hace muy poco la esfera digital se venía regulando a sí misma con normas internas. Pero eso está cambiando. La Unión Europea acaba de sacar la Ley de Servicios Digitales y en la Unesco, en febrero, tendremos en París una conferencia internacional sobre democracia e internet donde se van analizar las regulaciones”, agregó.

Las señales que dio Musk en este mes fueron, como mínimo, llamativas. Sin embargo, el magnate no es ningún improvisado. Fue el creador de PayPal, la primera empresa de intercambio digital de pagos del mundo, y logró hacer crecer a Tesla y llevarla a otro nivel con innovación tecnológica. Por ahora, son muchos los que miran con desconfianza su irreverencia.

STAFF

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