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El marketing de la incertidumbre:

El creador de la famosa campaña “El gerente de Noblex” explica cómo asumir riesgos para conseguir logros y por qué el miedo es el gran enemigo del éxito. Reglas para un buen liderazgo, el valor de los errores y cómo gestionar el fracaso.

Por MARCELO ROMEO*

el creador de la famosa campaña “El gerente de Noblex” explica cómo asumir riesgos para conseguir logros y por qué el miedo es el gran enemigo del éxito. Por Marcelo Romeo.

En España, cuando alguien decide encarar una misión difícil, peligrosa, puede que sus afectos cercanos recurran a expresiones de la tauromaquia y le den ánimos con un “¡Suerte y al toro!”. Es un modo de compadecerse de lo que se le viene encima al otro, de ayudarlo a blandir una imaginaria capa roja con la que acicatear el riesgo para, luego, esgrimir saberes y dominarlo exitosamente.

En ese envión, que parece irracional (pero ya veremos si lo es o no), hay coraje, pero también hay estrategia. Hay valentía, y hay oficio. Y hay, sobre todo, un cálculo exacto de proporciones: cuánto y cuánto se requiere de ambos ingredientes para que la receta sea no solo sabrosa sino rendidora.

Asumir el riesgo precede a ponerse el traje de luces. Por definición, arriesgarse es -para el torero, pero también para quien encara la concreción de una idea- una necesidad. Se sabe que quien no arriesga, no gana. El dilema es cuánto, de qué modo y cómo hacer más eficiente la inversión. Estoy acá, para ayudarte a hacer las cuentas.

El primer paso para llevar a buen puerto un proyecto es asumir con qué recursos salimos al ruedo. Así como no se puede escalar el Everest descalzo, ser consciente de las herramientas de las que se dispone despeja el horizonte. Si pintás pésimo pero te encanta hacerlo, avanzá. No vas a exponer en grandes galerías pero la vas a pasar genial. Ahora, si pintás pésimo pero no lo admitís, no solo no vas a triunfar como pintor sino que, encima, te vas a frustrar.

El riesgo es una herramienta universal para ir por más, y hay que buscarlo proactivamente. Todos tendemos a escapar de los contextos de incertidumbre, como primera e irreflexiva reacción, porque el riesgo está asociado a nuestras zonas grises -a veces, directamente negras- y a valores que tienen carga negativa (estrés, nervios, posibilidad de perder, entre otras). Sin embargo, bien podríamos relacionarlo con conceptos como placer, disfrute, satisfacción porque no hay logro que, en mayor o menor medida, no lo contenga.

No se trata de convivir con el riesgo como una maldición sino que es crucial mirarlo como aliado: lo necesitás si querés que tus proyectos se concreten del mejor modo. Es necesario aferrarse a su presencia, hacerlo socio de nuestras ideas porque es el modo de diferenciarse de la

El primer paso para llevar a buen puerto un proyecto es asumir con qué recursos salimos al ruedo.

media, de destacarse. Y eso mismo le sucede a las marcas. A través del peso creciente de las redes sociales y las complejidades que despliegan en el vínculo con las audiencias, los consumidores dejan bien en claro que no quieren marcas acomodaticias, esas que son flanes, gelatinas sin sabor, esas que están bien con todos. Demandan marcas que toman posición, y que se ubican en lugares donde a veces resultan queridas, y a veces no. Como le pasa a las personas a lo largo de la vida.

LAS MARCAS SE EQUIVOCAN, Y MUCHO. El castillo de naipes no tardó en caer. Hoy las marcas más valoradas son las reales. Si alguien la critica en redes sociales, la marca debe decir: “Perdón, nos equivocamos”. Las críticas nos sirven porque disparan cambios. Hacemos ajustes, recalculamos. Mostramos el “lado humano” de las marcas porque en algún punto también tienen sentimientos. El primer gran diferencial de la campaña de “El Geren

te de Noblex” ( la campaña publicitaria de televisores que prometió devolver el dinero a los compradores si Argentina no clasificaba para el Mundial 2018, en ella se basó la película “El gerente”) se centró en que, de manera inédita, se encaró una estrategia publicitaria en la que la marca podía perder dinero, prestigio y convertirse en el hazmerreír del mercado. Decidimos involucrarnos en un terreno complicado pero que nos daba una oportunidad: la de sacarnos la coraza, no esquivarle el bulto al potencial error, avanzar livianos, sin ese peso que implica ser perfecto. Mostrarnos descontracturados y hablarle al consumidor como lo haríamos con un amigo: sin distancia, con confianza, con cercanía emocional. En definitiva, el desafío de las marcas hoy, es ese; generar un vínculo -cercano, genuino, confiable- con los consumidores.

Décadas atrás, las marcas ejercían relaciones con sus consumidores en los que la comunicación era unidireccional: la marca hablaba, la gente respondía (con aplausos o con enojo), y la marca no se enteraba de ese feedback. Ahora, las redes sociales son la caja de resonancia de ese impacto, de esa respuesta, del resultado de las acciones de las marcas.

La comunicación entre las marcas y los consumidores es completamente bidireccional ahora. Si damos un mal servicio, el cliente lo primero que busca es compartirlo en las redes. Y hasta no tener una respuesta satisfactoria, no se detiene.

Exponerse es correr riesgos, claro, porque a uno lo pueden silbar. Pero no hacerlo es peor, porque nos estamos privando de que, eventualmente, nos aplaudan.

En el caso de la campaña El Gerente, nos hicimos fuertes en el tono, en construir una propuesta con la que el consumidor se identifique. Nuestro “mood” fue desdramatizar. Y lo hicimos dando el ejemplo.

¿Qué iba a pasar si toda la campaña desbarrancaba? ¿Qué sucedía si a la promoción le iba mal? En realidad, la pregunta correcta era ¿qué es “mal”? Lo peor que podría haber pasado era que Argentina no clasificara. Pero a mí, en lo personal, no se me iba la vida. Era una linda campaña pero no iba a perder mi trabajo, y la marca no se iba a fundir. La mejor forma de administrar la adrenalina era poner todo en su justa medida. Y yo pensaba que los jugadores de la Selección, aunque no llegaran al Mundial, iban a seguir jugando en los mejores clubes del mundo. Por lo tanto, de ahí para abajo, los demás debíamos sufrir consecuencias aún menores.El suspenso jugó a nuestro favor. El riesgo fue nuestro mejor aliado.

NI LOCAL, NI VISITANTE: “FAIR PLAY”. Las marcas naturales, cercanas a los consumidores, las que se meten en terrenos que resultan relevantes para la gente son las que consiguen dejar huella en el imaginario popular.

Para detectar por dónde pasa el genuino interés de la gente, nada mejor que la escucha activa. Y luego, hacer el link entre esos temas que concitan atracción y nuestro producto. Lo que tenemos que lograr es que la gente levante una ceja y diga: “Esto es lo que está pasando”. Pero no de manera desconectada sino estratégica. Detrás del corazón de esa temática, tiene que haber un nervio, un núcleo narrativo, un conflicto. Nosotros lo teníamos. Y teníamos algo más: ganas de jugar con “fair play”, en terreno neutral, en un campo donde no pudiéramos intervenir, donde no hubiera injerencia posible.

Esa propuesta no sólo provocaba fantasía en la gente (imaginar qué va a suceder), adrenalina (nos ve correr riesgos en tiempo real) y también, por qué no, un poquito de morbo, de disfrutar con picardía de ver a alguien jugándosela y, a la vez, especular con la chance de tener una TV gratis. Es una condición humana, no necesariamente un sentimiento negativo. Es la ley de atracción de una historia: sí o sí debe haber un núcleo narrativo atrapante.

RELEVANTES Y PERTINENTES. Sabemos que no siempre el riesgo puede calcularse con precisión. De hecho, en Noblex corrimos mucho más riesgo del que preveíamos originalmente, porque nadie imaginó que a Argentina le iba a costar tanto clasificar. Pero, lanzados como veníamos, no había forma de echarse atrás.

En alguna reunión se planteó internamente la posibilidad de bajarle el volumen a la campaña. Dejar de hacer memes, desactivar al gerente, irnos del campo de juego silbando bajito. Imposible. Vimos en el riesgo una oportunidad, y redoblamos la apuesta, confiando en que la ganancia sería tan exponencial como el riesgo.

Si uno elige el camino del riesgo controlado, seguramente atravesará menos tensiones internas pero no va a conseguir lo que logramos nosotros: que todos los empleados y empleadas estuvieran orgullosos de la marca.

El personal de Noblex bancaba a muerte la idea. Nuestro endomarketing fue glorioso, logramos que todo el mundo tuviera la camiseta puesta y el día a día era conmovedor en ese sentido. Ver a la gente del centro de distribución, de la fábrica, los administrativos, todos, pendientes de cada etapa del proceso, era muy gratificante.

¿Qué fue lo que motivó semejante pegada? El haber puesto el dedo en la llaga, haberse animado a hablar de un tema tabú: quedarse eventualmente afuera del Mundial. Ese fue nuestro contenido relevante.

LIDERAZGO: ¡AL INFINITO Y MÁS ALLÁ!. Creo firmemen

te que un buen líder, aunque deba actualizarse con los códigos de los tiempos que corren, tiene que encontrar los caminos para estimular a sus colaboradores no a obedecer sino a honrar los compromisos.

De un líder, sea bueno o malo, siempre se pueden rescatar aspectos positivos y negativos. Si es motivador, si predica con el ejemplo, si estimula o si suma. Ahora, si es de esas personas que mejor perder que encontrar, también sirve conocerlo e interactuar con él. ¿Por qué? Porque uno puede observar su accionar y entender claramente qué no haría jamás con su propio equipo.

FILTRO Y COLCHÓN. “No soy eufórico cuando ganamos ni me deprimo cuando perdemos. Hay que analizar y estar preparados para afrontar los escenarios. Gana solo uno y no por eso lo demás no tiene valor. Hay que saber valorar cómo se pierde y cómo se gana, y los caminos para conseguir los resultados”, dijo Lionel Scaloni, DT de la Selección Argentina de fútbol.

El buen líder no sólo da órdenes sensatas y precisas. Tal vez su rol principal sea otro: ser un filtro. Todo lo que los miembros del directorio, accionistas, gerentes, el CEO o cualquier otra autoridad de la compañía digan no se puede bajar de manera directa, no solo porque puede no ser estratégico hacerlo sino por algo mucho más importante que es evitar generar caos, alarma o euforia inútiles.

El líder ideal tiene que interpretar cada directiva, cada instrucción en el contexto en que se emite y tamizar esa información para compartir con los equipos lo que sea necesario y del modo en que sirva. Hay que transmitir lo que sea adecuado, y de la manera en que resulte óptimo. Por eso, el buen líder no sólo debe ser filtro sino también colchón para amortiguar las presiones desde arriba y desde abajo. Es fundamental como administrador de conflictos, reales o potenciales. El equipo de colaboradores debe enterarse de lo que sea necesario saber, en la dosis correcta, en el momento indicado y del modo más propicio. Es por eso que posiblemente la mejor virtud de un gran líder sea el criterio.

NUNCA ES PROBLEMA DE PRESUPUESTO. Otro rasgo indispensable de un líder positivo es que haga suyo el concepto de agregar valor en cada pase de manos. Veamos un ejemplo: si trabajamos en Marketing y el gerente de Ventas nos dice que necesita publicar tal novedad, nuestro equipo no puede difundir el dato tal como viene. No solo un día se van a dar cuenta de que no estamos sumando conocimiento y luego nuestras horas en la compañía empezarán a estar contadas, sino que más allá del desempeño personal estamos afectando los resultados de todos.

El fondo de la cuestión es no ser un simple pasamanos, no ser solo intermediarios: cada papel que depositan en mi escritorio (o documento que envíen por mail) debería ser un desafío. Tengo que mejorar lo que toco, ponerle visión integral a los objetivos del negocio, engordar la idea original y no ser una puerta giratoria. Ahora bien, ese valor tiene que resaltar por satisfacer los dos factores de la fórmula del éxito: velocidad y precisión. Sí, ambos.

Algo así como la fórmula de Leo Messi para la toma de decisiones. ¿Cómo se traduce eso en el management, y también en la vida cotidiana? Es hacer las cosas rápido y bien. Hay que realizar una ejecución de calidad, lo que implica obtener los mejores resultados con los recursos de los que se dispone. Justamente, lo de los recursos no es un tema menor, porque muchas veces se pone el presupuesto como excusa para no cumplir adecuadamente con alguna tarea. Sin embargo, un millón de albañiles no consigue hacer una casa en menos tiempo, sencillamente porque se chocarían entre ellos. Es cuestión de gerenciar lo que se dispone.

LAS CLAVES DEL BUEN LÍDER. La película del Gerente de Noblex es otro claro ejemplo. Yo tenía el sueño de ver filmada esta historia, pero a la vez desde lo racional lo más lógico era pensar que era casi imposible. A menos que se alinearan todos los planetas y de un modo inequívoco. Sucedió. Y sucedió porque si peleamos en serio por concretar una idea, con tesón y con las herramientas adecuadas, lo imposible se va acercando. Stephen Follows, un reconocido investigador de datos y estadísticas de la industria cinematográfica mundial, precisó en 2015 que un 27% de las películas estrenadas ese año en cines norteamericanos estaban basadas en hechos reales. Según el Instituto de Estadística de la Unesco, en 2017 se rodaron unos 7000 films en el mundo. Si consideramos que poco más de un cuarto de ese total fueron historias verdaderas, tenemos unas 2000 películas basadas en hechos reales por año en el planeta. A fin de 2022 habrá en el mundo 8000 millones de habitantes, según estima el informe Perspectivas de la Población Mundial de Naciones Unidas. Por lo tanto, solo 1 ser humano entre 4 millones de personas tendrá cada año la posibilidad de ver reflejada una experiencia de su vida en la pantalla grande. Es decir, apenas el 0,000025% de los habitantes del mundo estará en mi lugar en este 2022. Tengo un enorme privilegio.

SEIS RECURSOS. El armado y la conducción de equipos también es clave dentro de las habilidades de liderazgo. Hay muchos aspectos a tener en cuenta en ese sentido, entre los que me interesa mencionar los siguientes seis:

-EL BUEN LÍDER DEBE SER UN BUEN ÁRBITRO ENTRE LOS OBJETIVOS PERSONALES DE LOS EMPLEADOS Y LAS METAS DE LA EMPRESA. Pienso sobre este punto en esos jefes que acceden a otorgar un permiso cuando un subordinado pide algo lógico, y no solo lo hacen por ser considerados sino porque son conscientes de que ese empleado va a sentir el compromiso de responder, de ponerse la camiseta, cuando resulte necesario.

-EL BUEN LÍDER VALORA LOS RECONOCIMIENTOS. Por un lado, sabe que un colaborador que hace las cosas bien, más allá de que sea lo esperado, debe recibir una palmada, un viernes libre, un mail, una llamada, un mensaje de chat, un “Qué bueno esto que mandaste”, un “Te felicito”. El esfuerzo no tiene que pasar desapercibido. Por otro lado, en la industria del marketing y la publicidad hay muchos premios, y no faltan los que creen que el

No se trata de convivir La inmoralidad de los con el riesgo como gobernantes difunde un una ejemplo maldición que luegosino reprimen que es crucial con 80 mirarlo car. como aliado.

mercado se aplaude a sí mismo. Pero yo creo que no, que es valioso reconocer los éxitos. Siempre es un estímulo que los colegas o la industria presten atención a tu tarea. Es, también, una forma de agradecer el esfuerzo de todo el equipo.

-EL BUEN LÍDER ES RECONOCIDO POR SU EQUIPO NO PORQUE LA COMPAÑÍA PONGA SU NOMBRE GRANDE EN LA PUERTA DE LA OFICINA SINO POR SUS ACCIONES COMO AUTORIDAD. El que aporta valor, infunde respeto. Y el que atiende las opiniones de los demás, escucha atentamente y corrige los pasos en base a esos aportes, también.

-EL BUEN LÍDER DEBE TENER UNA MIRADA DE CORTO Y LARGO PLAZO RESPECTO DEL DESEMPEÑO DE LOS EQUIPOS. Tiene que entender, y hacer escuela con eso, que el proceso de formación es necesario, que hay acciones comerciales para hoy o mañana y en paralelo, decisiones que para mostrar resultados demandan paciencia y estrategia.

-EL BUEN LÍDER SABE LEER LOS ESTADOS DE ÁNIMO DE LOS INTEGRANTES DEL EQUIPO. Los que conforman un grupo de trabajo todo el tiempo, como cualquier persona, están sometidos a tensiones emocionales, laborales y de las otras. Es clave entender las frustraciones, las alegrías, las ansiedades, los desencantos, las preocupaciones.

-EL BUEN LÍDER SABE QUE UN EQUIPO INTERDISCIPLINARIO E INTERGENERACIONAL ES EL QUE MÁS RINDE. Suena obvio, pero en la práctica no siempre se tiene en cuenta esta recomendación. Los aportes de los que tienen oficio y los que ofrecen la pujanza de la juventud son complementarios, tanto como las miradas desde los distintos enfoques. Todos son fundamentales en la construcción de un proyecto.

SENSATEZ Y SENTIMIENTOS. La vulnerabilidad tiende a ser percibida como algo negativo porque se la asocia con ser débil. Sin embargo, es al revés: te pone en movimiento para tomar riesgos, para hacer cosas.

A lo largo de los últimos años, los modelos de liderazgo han cambiado rotundamente. El jefe despótico que era el paradigma de la autoridad hace unas décadas perdió su jerarquía, además de demostrar inseguridad. El respeto, la inclusión, la equidad son valores que cada vez más pesan en el día a día corporativo.

Vivimos un momento en el que los límites se resignifican constantemente, a diario. La reconversión digital no es solo la transformación que demanda la masificación del home office, sino que comprende el desafío de un profundo cambio de liderazgo en el que el balance entre lo personal y lo profesional está en permanente debate.

La actual es una era de confiar, liberar, soltar y fundamentalmente de empatizar. Eso que se dice acerca de ir por la vida con una mochila más liviana también aplica a liderar porque es vincularse con el otro en esos términos, mucho más genuinos que en el pasado. El objetivo es que cada uno dé lo mejor, y el líder tiene que interpretar qué roles asignar. Uno se plantea qué resulta es más apropiado: que los integrantes del equipo profundicen lo que saben hacer bien, o desafiarlos a que encaren otras misiones. Una situación que suele repetirse en todos los equipos es que, equivocadamente, recurran al líder en busca de soluciones. En general, los que conducen grupos de trabajo tienen especialistas por áreas en los que se apoyan para monitorear los avances. Por eso, cada vez que un integrante viene a mí en busca de una respuesta, aplico mi leit motiv: “Un problema, dos soluciones”. Cuando alguien se acerca con un conflicto, suelo responder: “Yo te ayudo orientándote acerca de cuál salida creo que es la mejor. Pero tu responsabilidad es traerme los posibles caminos para que los analicemos juntos”. Todo buen líder tiene que ser un catalizador de procesos, un alquimista que revisa constantemente las proporciones. Es responsable de contener, guiar, marcar caminos, facilitar soluciones, tender puentes, ayudar a que las ideas lleguen a buen puerto: hace los ajustes necesarios a los proyectos, consigue los recursos que hagan falta, moviliza contactos y revisa plazos. Y siempre es el que está a cargo de que cada etapa del proceso se transmita a todo el grupo de trabajo con absoluta claridad.

GESTIÓN DE LOS FRACASOS. ¿Qué pasa cuando fallamos? La respuesta es fácil y compleja a la vez: los fracasos también se gestionan. En primer lugar, la posibilidad de que las cosas no salgan como deseamos no puede impedirnos actuar. Una de las estrategias de gestión de riesgos es analizar todos los elementos y las informaciones de las que disponemos antes de tomar alguna decisión. Ver “la previa” con todos los sentidos alertas. No hay riesgo cero, no existe la garantía absoluta de éxito. Pero sí se puede minimizar la chance de errar el disparo.

Para eso, otra de las herramientas clave es el monitoreo constante del proceso. El chequeo en tiempo real nos permite hacer los ajustes necesarios para resolver los escollos que puedan presentarse aunque hayamos analizado previamente el mapa. Una solución posible es: (1) Reunirse todas las semanas para los proyectos de corto plazo, (2) Reunirse todos los meses para los proyectos de largo plazo. Esta metodología sirve para administrar las velocidades, los descansos, los altos y bajos del camino. Algo es seguro: sin planificación y sin seguimiento, la posibilidad de fracaso es altísima. Y si cumplimos con todos los pasos (estrategia, planificación, monitoreo) y aún así todo el proyecto falla, será un aprendizaje que podremos capitalizar.

ACTIVISMO DE MARCA. En comunicación de marca, hay que hablar de temas que a la audiencia le interesen. No importa en qué rubro trabajamos, no importa si vendemos ropa, ladrillos o televisores: para que no se trate de un planteo descolgado, se requiere sensibilidad y tener conexión con la realidad. La ventana de oportunidad para llamar la atención es muy chica y hay que saber ocupar los espacios estratégicamente. Pero ese pulso para entender lo que está pasando y ese don para la ubicuidad suma otros desafíos hoy en día. Los consumidores de las nuevas generaciones requieren de marcas comprometidas que tomen posición, que levanten banderas sociales, incluso en acciones que pueden llegar a ir en

Las marcas que se La inmoralidad de los meten en terrenos gobernantes difunde un re levantes ejemplo que para luegola gente, reprimen dejan con huella 80 car.en el imaginario popular.

contra del negocio. Tomar posición sobre determinado tema siempre deja la mitad del cuerpo descubierto y eso a las marcas suele provocarles algún temor porque desde el marketing uno busca, por instinto, dejar contentas a todas las audiencias. Bueno, no se puede porque las marcas multitarget no existen o están condenadas al fracaso, si pensamos abordarlas con un mensaje único. Las compañías están educadas para satisfacer al universo de clientes pero enfrente tienen un abanico de ideas, tantas como personas existen, y por eso siempre habrá alguien que no acuerda con nuestra mirada. Pero eso jamás debe frenar nuestro objetivo, que es pararnos en un lugar y sostenerlo.

EL MUNDO ES DE LOS CONVENCIDOS. En el caso de Noblex, la escucha atenta era una exigencia cotidiana porque teníamos que entender por dónde pasaba el diálogo con la audiencia. “Retuiteábamos” estratégicamente muchos de los contenidos que la gente creaba, porque el nuestro fue un “storytelling” co-construido entre la marca y la gente. Pero no abríamos esa puerta y nos sentábamos a rezar: analizábamos cada paso de la conversación.

Se dio un efecto dominó, porque se retroalimentaba con los medios, los humoristas, los influencers. Hasta los canales de noticias hablaban de la campaña. Fue un tsunami y hubo que saber aprovechar la fuerza de la ola como se utiliza en las artes marciales: usarla a favor nuestro. Las nuevas generaciones compran de otro modo. Llegan muy informadas al punto de venta, consumen con conocimiento y habiendo visto ya “reviews” de influencers, deportistas o músicos que son personas, pero se comportan como medios de comunicación.

Desarrollamos no activación de marca sino “activismo de marca”, que es llevar a la práctica lo que se enuncia. El consumidor es cada vez menos ingenuo y tiene menos tolerancia a los fiascos.

EL VALOR DE EQUIVOCARSE. Es difícil asumir que un proyecto, una idea, un trabajo fracasó porque nos suena a sinónimo de algo que salió pésimo. Cuesta verlo con otros ojos, pensar que en realidad fue un aprendizaje de cosas que no sabía para encarar lo que venga, más y mejor armado. Cuesta porque tenemos una concepción ancestral de que fracasar es perder. Por algo se dice siempre que el fracaso es propio y el éxito, de todos. Se trata de una apelación clásica al “Perdiste” y al “Ganamos”.

Esta idea tradicional de que fracasar es haber sido derrotado nos lleva también a que se minimicen los fallidos (“No nos fue taaaaan mal”), a buscar atenuantes (“A otras empresas también les fue pésimo este año”), excusas (“Surgieron complicaciones ajenas al proyecto”), a defenderse (“No se respetó mi idea”). A veces esas relativizaciones son ciertas, a veces apenas un modo de consolarnos o blindarnos. Probemos tener otra mirada.

Los líderes tenemos un alto grado de responsabilidad en los proyectos que no salen bien, aunque hayamos delegado toda la misión, así como los colaboradores deben hacerse cargo de la parte que les toca. Es un compromiso mutuo.

Al ser la creatividad un área de tareas no mecánicas, no repetitivas, es indispensable contar con sensibilidad para pegar volantazos y predisposición para aceptar los cambios.

Eso nos ubica en un camino de aprendizaje permanente. Sostener una idea requiere autoridad y experiencia. Y esa jerarquía solo se consigue equivocándose. Una y otra vez. ●

El respeto, la inclusión, la equidad son valores La que inmoralidad cada vez más de los gobernantes pesan en el difunde día a día un ejemplo corporativo. que luego reprimen con 80 car.

* LICENCIADO EN RELACIONES PÚBLICAS, egresado de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), posee un MBA de la Universidad de Belgrano (UB). Docente de grado y posgrado en la Universidad de Palermo (UP). Referente del marketing en el mercado latinoamericano con una sólida trayectoria en los segmentos de tecnología, entretenimiento y retail. En 2017, lideró la exitosa campaña “Super Promo Eliminatorias Noblex”, que alcanzó gran repercusión nacional e internacional. Su personaje de “El Gerente de Noblex” cobró vida propia con libro y película. En 2022 estuvo al frente de la campaña “Paga Dios”. Responsable de las estrategias de más de 20 marcas en Grupo Newsan. Su último libro es “Domar el riesgo. Aprendizajes e inspiración a partir de la campaña argentina más exitosa del siglo XXI: El Gerente de Noblex” (Gránica).

SUMARIO

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2023-02-04T08:00:00.0000000Z

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