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SERIE DORADA

Esta nueva versión llega importada desde Eslovaquia con pequeños pero notables detalles estéticos, junto a la adopción del motor turbo de 1,2 litros que rinde 130 caballos de fuerza. Un combo casi perfecto, pero a precio elevado.

POR RENÉ VILLEGAS / FOTOS: ALEJANDRO CORTINA RICCI

Hace más de un año nos confirmaban que el Peugeot 208 de producción nacional se iba a complementar con variantes importadas desde Europa. Sucedió durante una visita a la planta en febrero de 2020, cuando los 208 de segunda generación aún no se producían en serie. Parece de ciencia ficción, pero durante casi este año y medio tuvimos que atravesar una pandemia global que paralizó no solo la actividad económica de nuestro país, sino al mundo entero. A pesar de todo esto, Peugeot cumplió con todo lo que especificó aquel día: producir localmente al 208 y conjugar su oferta con una versión tope de gama, importada desde Europa.

Algo demorado por estos “pequeños” inconvenientes, ahora nos subimos por primera vez a este 208 fabricado en Eslovaquia y que ya está disponible en nuestro país. Pero lo principal del GT pasa por su motor: se trata del ya conocido tres cilindros en línea del ex grupo PSA, que en este caso desarrolla 130 caballos de fuerza. ¿El motor que debe el nacional? La respuesta, en la nota.

GT, por aspecto

Seamos claros y específicos: desde hace más de una década, Peugeot denomina a las versiones tope de su gama 200 con la sigla GT en Europa. Primero fue el 207, que incluso en la Argentina se conoció como GTI. En el 208, producido en Brasil, se conoció la sigla GT sobre la única opción de la gama en montar el motor 1.6 THP de 165 CV, en aquel caso con caja manual y una puesta a punto por demás picante. Que el nuevo 208 tome la denominación GT

no es de extrañar, pero tampoco se lo debe asociar a una variante deportiva propiamente dicha: está lejos de ofrecer las sensaciones del 208 GTI puro, que disponia de, recordemos, 200 caballos de fuerza.

Claro que el aspecto y las resoluciones estilísticas de la nueva generación del hatch del león hacen suponer que estamos ante un deportivo. Incluso el color “amarillo faro” de la unidad de prueba recalca aún más su estilo desinhibido. Frontalmente luce muy similar a un Feline nacional, con la salvedad de un exclusivo tramado interno para la parrilla frontal, más fina y delicada. De todas formas, los cambios más significativos aparecen en los laterales: los pasos de rueda en color negro brillante son una de las características originales de este diseño, a lo que se suman las llantas de diecisiete pulgadas, una más que en el nacional. Las mismas, denominas Camdem, están provistas de insertos en material plástico, también en negro brillante.

Otra de las diferencias de este 208 producido en Eslovaquia radica en los faros traseros, con tecnología led, como así también en la definición de la zona inferior del paragolpes posterior, con un aplique negro más abarcativo, la doble salida de escape

y la adopción del característico rompeniebla trasero en posición central. La inscripción GT aparece sobre ambos pilares C y en el portón trasero.

La estrella

Claro que aquí entra en acción el motor 1.2 Puretech, que con tres cilindros en línea rinde una potencia máxima de 130 caballos y un elevado torque de 23,5 kgm, a tan solo 1.750 vueltas. Esta característica le permite disponer de una entrega muy superior a la del motor 1.6 EC5 de las unidades producidas en la Argentina, que ofrece 115 CV de potencia y un torque de 15,4 kgm a 4.000 rpm.

La diferencia es más que notoria en el uso diario, y más aún al exigirlo. Las prestaciones lo certifican: mientras el GT acelera de cero a cien km/h en 8,8 segundos, el 1.6 lo hace en 11,6 segundos, casi tres más, empleando la misma transmisión de seis marchas. Algo similar sucede con la elasticidad; mientras que este GT demora 6,4 segundos para pasar de 80 a 120 km/h, el 1.6 lo realiza en 8,3 segundos.

Esta comparación demuestra, indudablemente, las diferencias

en los avances tecnológicos de los motores, que no son solo quince caballos de fuerza. La notoriedad se hace presente en la impecable entrega de los motores modernos, dotados de turbocompresor e inyección directa. Y otra prueba cabal está en el consumo: en este caso, el promedio total es de 16,2 kilómetros por cada litro de nafta, cuando en el 1.6 es de 13 km/l: un 20 por ciento menos. Sin dudas, este es el motor que se merece tener toda la gama 208, o al menos a partir de las versiones Allure.

No tan celoso

Una vez en marcha, el 208 GT se muestra ‒además de contundente‒, muy sólido en su andar. Emplea neumáticos de perfil 45 de muy buena calidad, que le permiten ofrecer un manejo relajado en la ciudad. Se nota más firme que los nacionales, pero no es grave. De todas formas, estos 208 GT destinados a la exportación cuentan con suspensión elevada, algo que al menos no lo dejó tocar “abajo” en ningún momento. También, a diferencia de los que se comercializan en

Europa, montan una transmisión automática de seis velocidades con selector con casilleros, algo que sucede también en las unidades destinadas a otros mercados de la región, incluyendo México. En Europa ofrece transmisión de ocho velocidades, con selector tipo Joystick.

El comportamiento en ruta no manifiesta vicios y se muestra muy cómodo al doblar, debido también al impecable trabajo de la dirección, con asistencia eléctrica y volante de tamaño reducido.

Plus de calidad

Si bien el diseño interior se mantiene sin cambios dignos de mención, y con una idea muy similar al del 208 producido en El Palomar, se percibe una mejora en cuanto a los materiales.

Por ejemplo, la parte superior de la plancha de a bordo es acolchada. En el sector medio se mantiene el símil fibra de carbono texturado, que en su parte inferior ofrece las guías de ambientación interior, configurable en ocho colores y que involucra además a las puertas delanteras. De por sí, el color que mejor queda combinado es el verde claro, debido a que de ese tono es elegido para los bordados de tapizados y plancha de a bordo.

Frente al modelo nacional, también se destaca como alteración el tapizado del techo de color negro, y a su vez un cambio bastante considerable en el diseño de la consola central. Es que en este caso, el producto europeo viene equipado con freno de estacionamiento eléctrico, lo que deja espacio libre para un apoyabrazos central con portaobjetos. Por delante del mismo aparece una tecla para cambiar los modos de manejo, junto a la del citado freno.

Otra mejora está en la plancha central: allí, el “pianito” con teclas múltiples se ve respaldado por una sección superior táctil, que no está presente en los productos regionales, y que funciona como un acceso rápido a diversas funciones del auto reflejadas en la pantalla, entre ellas la climatización. La misma se presenta en 10 pulgadas, sobre formato horizontal. A pesar de esto, seleccionar cada menú y entrar a cada función continúa resultando poco intuitivo, por lo que requiere bastante tiempo de acostumbramiento.

Todo cuesta

El equipamiento del 208 GT está en detalle en el cuadro respectivo, pero para citar las principales diferencias con un Feline nacional, anotamos los asientos delanteros de tinte deportivo, con mejor sujeción lateral y, en este caso, tapizados con símil-cuero combinado con tela. También trae navegador Tom Tom integrado, vidrios traseros y luneta polarizados, y sensor de estacionamiento delantero. En materia de seguridad gana sensor de ángulo muerto pasivo, y conserva las alertas de choque frontal con frenado autónomo de emergencia, asistente de mantenimiento de carril, sistema de reconocimiento de señales de tránsito y seis airbags. A su vez, agrega frenos traseros a discos, que en las pruebas se mostraron mucho más eficientes que en el modelo nacional, equipado con cintas y campanas en el eje trasero.

Claro que todo lo bueno de este 208 GT se ve opacado por el precio al que se comercializa:

cuesta 4.462.545 prdod, cuando la oferta del local arranca en 1.738.300 pesos para el Like 1.2. De todas formas, la diferencia escapa a la racionalidad: es producto de los pocos criteriosos impuestos que se tributan en nuestro país. La garantía es de 3 años o 100.000 kilómetros.

A su vez, la marca ofrece algunas unidades de esta misma variante, denominada GT-Line, a un valor casi idéntico (4.454.627 pesos), que se diferencian principalmente por contar con freno de mano convencional y carecer de apoyabrazos central, entre otras mínimos detalles.

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