Kiosco Perfil

Jorge Omar Del Rio

En los accidentes, los motociclistas son los que suelen salir más perjudicados. Para evitarlo, quienes manejan motos deben duplicar las precauciones. Al igual que los automovilistas.

Lamentablemente, en los últimos tiempos estamos teniendo, con mucha frecuencia, noticias sobre accidentes viales que causan víctimas de distinta magnitud en el ámbito de nuestras ciudades.

Ya hace un tiempo que nuestro tránsito se caracteriza por ser desordenado y peligroso, a cuenta de que se va extendiendo culturalmente un estilo agresivo y de poco cuidado hacia los demás, que suele ser el origen de la mayoría de los accidentes. Esto es así porque dentro de esos conceptos es probable que se expliquen gran parte de las situaciones que involucran a los motociclistas, que actualmente han aumentado en gran número dentro del parque de vehículos. Y es una realidad que todos debemos enfrentar, ya que es un proceso inevitable que se produce en las grandes ciudades como consecuencia de la falta de espacios para que circule la cantidad de automóviles que necesitan rodar por las mismas. Muchas personas, entonces, optan por utilizar la moto como medio de transporte para poder realizar su trabajo, o simplemente para agilizar sus tiempos de viaje.

Esto, naturalmente, produce situaciones nuevas en el tránsito, a las cuales todos deberían adaptarse. Por su tamaño, las motos realizan maniobras y circulan por lugares que pueden sorprender al conductor desprevenido, que generalmente no las tiene en cuenta.

Zigzagueando

Las motos suelen desplazarse entre carriles para ir avanzando a través del tránsito que lo hace lentamente, y también por banquinas o espacios por donde no se puede circular.

Este es uno de los aspectos que suele originar muchos conflictos por las lógicas implicancias que tiene en cuanto a la seguridad, ya que en algunos casos se producen accidentes de importancia por la diferencia de velocidad de circulación entre las motos y los autos.

Sabemos que es un tema difícil de resolver, ya que hay una gran discrepancia entre lo que establecen las reglamentaciones y el modo “rápido” de circular, que es uno de los principales motivos, como señalamos más arriba, por los cuales la gente utiliza motocicletas.

En casi todos los países del mundo, las leyes indican que los motociclistas deben avanzar utilizando un carril completo y respetando todas las señalizaciones de tránsito aplicables a los automóviles, como, por ejemplo, la velocidad y el sentido de circulación, los semáforos, las prioridades de paso, las líneas demarcatorias, los procedimientos de sobrepaso y el cambio de carril, entre otros. Por lo general, en los países más avanzados en cuanto a la seguridad en el tránsito es factible comprobar el cumplimiento de esas normas, tanto en las rutas como en las ciudades.

Pero en muchos otros lugares, como por ejemplo en la mayoría de los países sudamericanos, es posible ver que muchos motociclistas entienden el uso de su vehículo de manera tal que les permite aprovechar la mayor agilidad de circulación que el mismo les otorga.

Es cierto también que, por el lado de los automovilistas, a una buena cantidad de ellos no les resulta cómodo que un

motociclista pretenda usar todo el ancho de un carril para su desplazamiento, como realmente debería hacer. E incluso es fácil constatar que son muy pocos los motociclistas que circulan acompañando el tránsito de los automóviles manteniéndose en el que sería su espacio correspondiente.

Por lo tanto, ante esta realidad, es necesario que todas las partes se habitúen a las condiciones planteadas para disminuir la posibilidad de que se produzcan accidentes.

Tanto como es indispensable prestar más atención en intersecciones, semáforos y adelantamientos, los conductores de automóviles tienen que controlar con más frecuencia toda la información que le brindan sus espejos retrovisores y evitar maniobras que modifiquen su desplazamiento si no están seguros de que podrán hacerlo. Todo esto, teniendo en cuenta el menor tamaño de las motos y la agilidad de sus desplazamientos, para anticipar lo que puedan intentar hacer.

Por su parte, los motociclistas deberían ser los que más se preocupen por su propia seguridad, ya que si se involucran en un accidente, aun cuando interpreten que no fue su culpa, seguramente serán las víctimas más perjudicadas por sus propias acciones. Y no deberían olvidar que, por ejemplo, cuando el tránsito reduce su velocidad, lo más probable es que los conductores estén distraídos o desatentos, por lo que deben hacer sus maniobras con el margen necesario para enfrentar cualquier sorpresa.

Hacerse ver

En una moto, las distancias son menos visibles que en un automóvil, por lo que los motociclistas deben extremar las precauciones de advertencia.

En este sentido, es llamativa la cantidad de motocicletas que circulan sin las luces adecuadas de noche, sin tener sus conductores, aparentemente, conciencia del riesgo que corren y que originan. Además, en algunos casos esas personas lo hacen utilizando ropas oscuras, sin ningún elemento reflectante, por lo que son muy poco visibles, con lo que eso significa.

Otro descuido que se suele ver frecuentemente es la falta del uso del casco. Es notable que aún en pleno invierno haya conductores que lleven ese elemento vital colgado del codo, apoyado en la cabeza como gorra o sin las cintas de sujeción en su sitio correcto.

Ni qué hablar de los acompañantes sin casco, o a ambos llevándolos mal colocados. O las motos que vemos a diario con más de dos personas a bordo, en muchos casos niños; uno de los aspectos que más cuesta comprender. Más allá de la estricta prohibición de circular sin casco y sobre la cantidad de personas que establecen las leyes de tránsito, nadie parece considerar las consecuencias físicas propias y de terceros que esas malas conductas pueden implicar.

Concientización

No es menos cierta la necesidad de que se establezcan programas adecuados de capacitación y concientización, incluso antes del otorgamiento de las licencias, para darles a las personas los conocimientos que les permitan circular con menos riesgos. Además, por supuesto, de un mayor control de las leyes por parte de las autoridades. En cuanto a los automovilistas, tienen que habituarse a compartir los espacios con una actitud de colaboración que permita disminuir los riesgos que se originan con esta situación, y hacerles comprender la distinta realidad física y mecánica entre los diferentes vehículos al momento de anticipar las maniobras.

Como no nos cansamos de repetir, solo con en el compromiso de todos de conducir con responsabilidad y buena voluntad, será posible conseguir un tránsito más seguro.

SUMARIO

es-ar

2021-07-15T07:00:00.0000000Z

2021-07-15T07:00:00.0000000Z

https://kioscoperfil.pressreader.com/article/283656827843418

Editorial Perfil