Kiosco Perfil

RENAULT ALASKAN OPERATIVO.

Tres mil doscientos kilómetros por diferentes geografías y exigencias de todo tipo sirvieron para comprobar lo que es capaz de hacer esta atractiva pick-up que se produce en la provincia de Córdoba.

Por CHRISTIAN HEIN / Fotos: ALEJANDRO CORTINA RICCI y C.H.

Recorrimos más de tres mil kilómetros por terrenos tan diversos como la playa, el campo y la montaña. Y visitamos la planta se Santa Isabel en Córdoba.

La idea surgió durante uno de los tantos divertidos y acalorados “brain stormings” que suelen crearse en la redacción cuando aparece un modelo relativamente nuevo y la fábrica nos lo presta más tiempo de lo acostumbrado. Entonces, ya sabiendo que se trataba de una Alaskan Iconic manual, alguien sugirió que por su elevado equipamiento este vehículo estaría destinado mayormente al esparcimiento, por lo que debíamos sacarle jugo en la playa. Otro integrante de ese grupo de “notables” propuso que fuera probada en los exigentes caminos de montaña, incluyendo algo de off-road, tratándose de una 4x4 con caja reductora. Un tercero en discordia insinuó que, si bien ambas propuestas eran coherentes, uno de los principales destinos de este tipo de vehículos está en el campo, y que el usuario seguramente querría saber cómo se desenvuelve en ese ámbito.

Por último, el más tecnológico de todos sorprendió con la propuesta de viajar a la planta cordobesa de Santa Isabel y ser testigos de los procesos de fabricación, lo que nos daría un claro panorama de cómo está hecha esta pick-up. Coincidimos en que los cuatro tenían mucha razón, pero ninguno quería ceder en su postura. Entonces, antes de dejar la elección librada al azar mediante un “piedra, papel y tijera”, como solemos resolver nuestras diferencias, alguien que no suele participar demasiado de los debates sentenció: “Hagamos todo eso, total tenemos tiempo de sobra”.

Tal decisión salomónica fue casi unánimemente aprobada por la

mesa. Casi, porque a quien maneja las finanzas de la revista le pareció que el cuádruple viaje iba tener un costo excesivo. Lo tuvimos que convencer, y lo hicimos de la manera que mejor nos salió: mostrándole los bajos valores de consumo ruteros que obtuvimos en los tests, y prometiéndole que comeríamos poco y dormiríamos en alojamientos económicos, además de aprovechar el confort de la Alaskan para hacer todas las largas distancias de un solo tirón. Convencido con los sólidos argumentos esgrimidos, el “administrador” cedió. Y comenzamos a preparar el itinerario.

La primera parte consistía en viajar a un lugar en la Costa Atlántica bonaerense, donde tendríamos terreno de sobra para movernos. Por eso hicimos base en Claromecó, localidad ubicada a 590 kilómetros de nuestra redacción de Barracas, que nos atrae por su tranquilidad y sus playas, y donde siempre somos recibidos de la mejor manera.

Pero, dado que a nuestra unidad se la sacamos de las manos a los encargados de la flota de prensa de Renault, sin darles tiempo a revisarla luego de un préstamo anterior, setenta kilómetros antes de instalarnos allí, para asegurarnos de que todo estaba en orden para encarar los médanos, decidimos pasar por el servicio de posventa del concesionario R1, ubicado en Tres Arroyos. Allí, a pesar de que llevamos la Alaskan sin previo aviso, con una excelente predisposición Damián Spagnolo y Cristian Murúa la revisaron minuciosamente y nos dieron el visto bueno para seguir adelante con nuestro exigente propósito.

Vamos a la playa

Sin más que conectar uno de los smartphones a la gentil pantalla de ocho pulgadas, el camino sugerido por Google Maps para esas tempranas horas de partida, sin entrar demasiado en detalle, fue el clásica combinación de las rutas 205, 3 y 73. Al principio dudamos de la agilidad de la RN3 debido al intenso tránsito de camiones, pero definitivamente es el trazado más corto, además de servirnos para probar en situaciones reales, por ejemplo, los 8,3 segundos que esta unidad con caja manual demora en pasar en 4a desde los 60 a los 120 km.

Así, tratando de hacer sobrepasos eficaces y con el compromiso de ir siempre a la velocidad máxima permitida, el ritmo del viaje resultó bastante mejor de lo esperado, a pesar de las extensas filas de vehículos que cada tanto acumulaba

una especie de “Pace Truck”.

Otro asunto que nos hizo olvidar de aquellos potenciales contratiempos es el hecho de la comodidad que se logra adentro del habitáculo. Dicho confort viene no solo de las cómoddas butacasb delanteras,dl sino que también hacen un gran aporte el equipo multimedia y los generosos espacios para alojar desde los vueltos y tickets de los peajes, hasta celulares, botellas y, en este caso, los mates que cada uno llevó individualmente, como corresponde en estos tiempos de pandemia.

Cabe mencionar también que a pesar de que cada uno llevó todo lo que pudo, como si nos fuésemos a vivir a Claromecó por unos tres meses, mantuvimos cerrada la lona marítima todo el tiempo, para obtener una buena aerodinámica y cumplir con la promesa de gastar lo menos posible.

Así, entre charla y charla, con el fondo de una buena música, el viaje a la playa resultó un trámite.

Hora Ho del off-road

Una vez instalados en Claromecó, mec las posibilidades de probar la chata en condiciones muy extremas son infinitas, ya que tanto para el este como para el oeste hay distancias y médanoséd de sobra. De hecho, las playas del distrito de Tres Arroyos (Claromecó, Reta y Orense) abarcan nada menos que 50 kilómetros.

Desinflamos los neumáticos 255/60 R18 a 20 libras, y con la 4x4 en alta activada encaramos hacia el este por la arena, sin tiempo ni distancias prefijadas, con el único objetivo de hacer en esos lugares lo que haría cualquier propietario con cierto conocimiento del terreno, del vehículo y de la conducción en la arena. Además, nos dimos tiempo para apreciar el infinito horizonte buscando con los binoculares el paso de alguna ballena y cada tanto localizar un médano muy alto para divertirnos con la tabla de sandboard. Mientras los más deportistas se sacaban el gusto, el resto

aprovechó para probar cuestiones mecánicas en esas pronunciadas pendientes,ntes como la administración de los 190 CV y los 45,9 kgm de torque aplicados a la caja reductora. También usamos el control de descenso y evaluamos la utilidad de las dimensiones off-road, como los 29,8° de ataque, l os 27,9°de salida y los 23 centímetros de despeje. Salvo alguna que otra escarbada con las manos para desencajarla de algún montículo de arena muy blanda que nos agarró desprevenidos, el resto del recorrido fue todo disfrute.

Hubo también una escapada a las playas del vecino balneariorio OrenseOrense, donde volvimos a inflar los neumáticos, y retornamos a Claromecó al principio por un tramo de tierra y luego por asfalto.

Algo parecido, también con un resultado exitoso, hicimos un par de días después hacia el oeste, pero en el medio recorrimos los hermosos campos que rodean la zona, incluidos los de la Reserva Forestal, que propone caminos difíciles y unas maravillosas flora y fauna.

Cambio de provincia

La vuelta a Buenos Aires también resultó muy amena y con

un ddato que no es menor para este tipo de distancias: gracias al moderado consumo, saliendo de Claromecó con el tanque de combustible cargado a full con los 80 litros de gasoil premium, recorrimos los casi 600 km sin repostar y nos sobró para seguir moviéndonos por la ciudad durante los días que esperamos para encarar la siguiente etapa hacia la cuna de nuestra unidad.

A Córdoba viajamos por el camino más lógico, que es la autovía 9, pero a la altura de Río Segundo nos desviamos hacia Alta Gracia para encarar desde allí los diversos caminos que habíamos elegido para aprovechar las Altas Cumbres.

Antes A que esto, la relativamente nueva autovía nos sirvió para evaluar distintas características de esta pick-up, aprovechando largos tramos llanos, los 130 km/h de velocidad máxima autorizada en casi todo el recorrido y la ausencia de viento. Tal contexto sirvió para constatar, por ejemplo, 10,7 km/l que rinde a 120 km/h, viajando a unas relajadas 2.750 rpm, y los 14,7 km/l que registra a 90 km/h.

Como dato extra, luego de una recarga a full en una de las estaciones de servicio de la zona, la computadora nos llegó a marcar hasta 819 kilómetros de autonomía, parámetro que por distintas razones del viaje (paradas para hacer fotos al costado de la ruta, etc.), después terminó siendo bastante menor.

Entre cóndores y gigantes

Con la misma calma que en la playa, pero no con menos rigurosidad para la Alaskan, nos fuimos hacia “arriba” en busca de los caminos de montaña más

dificultosos. Esto incluyó el histórico tramo de rally El CóndorCopina y el camino que va desde Tanti a Los Gigantes. Además de ofrecer paisajes únicos, tales entornos pusieron a prueba la potencia del biturbo y en muchos casos -especialmente donde Ale Cortina nos hacía arriesgar fuera del camino para hacer tomas “jugadas” como se advierte en varias de las tomas- todo lo que se refiere a la notable robustez del chasis, la excelente protección de los bajos y el largo recorrido de las suspensiones para afrontar obstáculos que requieren un marcado cruce de ejes. Todo esto acompañado por una impecable vista 360° de la cámara off-road y, nuevamente, de una eficaz caja reductora.

También elogiamos la buena aislación del polvo y, una vez más, el confort de marcha, que nos hizo recordar especialmente la presencia de resortes atrás, lo que nos permitió recorrer estos lugares sin mayores sobresaltos, a pesar de lo desparejo de los caminos. Si bien no lo consideramos un esfuerzo, la recompensa de todas esas salidas llegaba cuando volvíamos a Villa Carlos Paz y nos esperaba una ducha en el confortable Hotel Capvio, de nuestro amigo Remo Capovila.

Al origen

Para cumplir con lo planificado, estando en la provincia mediterránea no podíamos dejar de visitar la ya legendaria planta de Santa Isabel, donde se fabrica este moderno modelo. Allí fuimos recibidos por Lucía Plopper y Nico Serra, quienes con su acostumbrada gentileza nos acompañaron a conocer las instalaciones que, tal como presuponíamos, resultaron ser tan modernas como el modelo en cuestión.

Fue así como nos encontramos con avanzadas instalaciones, en un ambiente muy prolijo, donde unos 2.200 operarios y sorprendentes 180 robots trabajan en función de un producto de excelente calidad.

Actualmente la fábrica ocupa un turno para producir alrededor de 240 unidades por día, lo que incluye desde el estampado de varias piezas hasta el soldado, el pintado y el ensamblado de todos los componentes, entre tantos otros procesos.

Además de la Alaskan, allí se producen los nuevos Sandero, Stepway, Logan y Kangoo, además de la Nissan Frontier.

De esta manera, y solo faltando el viaje de regreso a Buenos Aires, concluyó el plan de sacarle todo el jugo posible a esta pick-up mediana que, a juzgar por todas sus bondades, está destinada a convertirse en una de las referentes del mercado argentino.

SUMARIO

es-ar

2021-09-09T07:00:00.0000000Z

2021-09-09T07:00:00.0000000Z

https://kioscoperfil.pressreader.com/article/282626035800303

Editorial Perfil