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FORD MUSTANG MACH 1

La versión especial del emblemático deportivo seduce por diseño y prestaciones, al tiempo que despierta singulares sensaciones de conducción.

Texto: AUGUSTO BRUGO MARCO / Fotos: ALEJANDRO CORTINA RICCI

TEST. Su nombre refiere al término que se utiliza en aviación para indicar la velocidad del sonido. Y eso anticipa de qué estamos hablando. Motor V8 5.0 de 475 CV y una carga emotiva sin comparación.

Amantes de los autos, tenemos una conexión especial con cualquier tipo de modelo, y probablemente eso sea lo que hace muy interesante parte de nuestro trabajo. Pero en el contexto actual del mercado, con las severas trabas a las importaciones por parte del gobierno, ya no nos resulta habitual probar modelos deportivos o premium, y casi son contadas las ocasiones que se nos presentan de evaluar este tipo de autos. Estas circunstancias nos llevan a pensar en lo afortunados que hemos sido los integrantes de Parabrisas en las mejores épocas de la industria, cuando era normal subirse a cualquier tipo de auto sin que ello afectase al fabricante o al importador. Hoy tenemos la sensación de que cuando retiramos la unidad de prueba, es como si la marca nos estuviera donando un órgano.

Pero olvidemos el contexto y vayamos al hecho importante, que es la toma de contacto con el Mustang Mach 1, lo que equivale a hablar de un auto que, además de ser un cazador de miradas, genera algo especial cuando se lo acelera. Esta versión es una reinterpretación del modelo original de 1969, que toma la base del Ford Mustang GT y la mejora considerablemente. Ford Performance hizo un trabajo interesante al reunir algunos elementos nuevos con algunas piezas heredadas de los modelos Shelby Mustang GT350 y Shelby Mustang GT500, y ha sumado algunas mejoras mecánicas que le otorgan un comportamiento más sport. Debo reconocer que los americanos saben generar esas sensaciones que a los amantes de los motores nos encanta disfrutar, sobre todo en lo que se refiere a la respuesta y el sonido de las máquinas.

El Mustang es uno de esos autos que, con el correr de los años, se transformó en una especie de leyenda deportiva, y

todavía la marca del óvalo sabe explotarlo muy bien.

Inspiración legendaria

Este es un auto con una rica historia, de la que se puede hablar largo y tendido, pero sobre la unidad que manejamos nos quedamos con el importante impacto visual que supone su diseño, con mucho músculo, grandes neumáticos y un interior que luce algún detalle retro pero, a la vez, moderno. A nuestro criterio, no pasa inadvertido. Tanto es así, que en los días que lo disfrutamos, el Mach 1 no hizo sentir como una estrella de rock a la que todos querían pedirle un autógrafo.

Esta versión posee una trompa muy diferente. La parrilla es específica, incluyendo los marcos circulares interiores, que en el

Mach 1 de 1969 correspondían a los faros suplementarios, y que en este caso son simulados.

La parte baja del paragolpes es considerablemente distinta, con grandes tomas de aire a los lados, una parrilla inferior más abierta para mejorar la refrigeración y un marcado spoiler en la parte baja para generar carga aerodinámica, al que por otro lado hay que ponerle mucha atención, ya que es demasiado propenso a tocar cuando se pasa por cunetas o lomos de burro.

Lateralmente, no hay grandes cambios salvo por el emblema Mach 1, los vinilos en los zócalos que hacen juego con los del capó y las nuevas llantas de 19 pulgadas.

La unidad que probamos era de color Gris Fighter Jet con las pinzas de freno en

naranja, con detalles del mismo color sobre los tapizados.

Atrás, el Mach 1 refuerza su aspecto imponente con un pequeño alerón negro sobre la tapa del baúl, las características luces de led divididas en diagonal, cuatro grandes salidas de escape y un difusor específico en la parte baja. Un conjunto impactante y funcional porque, con los cambios aplicados, la carga aerodinámica en el Mach 1 es un 22% superior a la del Ford Mustang GT.

La carrocería del Mach 1 está muy cerca del piso, por lo que hay que tomar recaudos para no tocar demasiado las partes bajas en terrenos accidentados, sobre todo, como dijimos, en el spoiler delantero. Pero esa escasa distancia hasta el asfalto también se hace notar en las maniobras de acceso: tanto ingresar en el habitáculo como descender de él, representan operaciones que generan incomodidad. E incluso es peor para los que viajan en el sector posterior: las butacas delanteras no disponen de un sistema que agilice la operación de desplazarlas para facilitar el ingreso.

En su interior cobra protagonismo el completísimo instrumental, que combina indicadores digitales con estilo analógico, y la pantalla táctil del navegador, en la que también aparecen indicadores de varios sistemas y las imágenes que llegan desde la cámara de marcha atrás. Desde el volante es necesario acostumbrarse a la escasa visibilidad. En general, hay pocos cambios más allá de algunos gráficos actualizados para la pantalla del sistema, la placa que identifica con el número correspondiente de la serie Mach 1 y el equipo de sonido Bang & Olufsen con 12 parlantes.

Poder brutal

El Mach 1 es un auto al que se lo siente muy a gusto en la ruta, en donde manifiesta sus virtudes. Sin duda, lo más impresionante es el sonido de su motor V8 y la entrega brutal de sus 475 caballos. Acelera de 0 a 100 en apenas 4,8 segundos y alcanza una máxima de 260 km/h. Las sensaciones que transmite al acelerarlo, con el singular sonido

de los escapes, es el principal encanto de este Mach 1.

El ruido cambia de un ronroneo apacible a un rugido desgarrador a medida que el tacómetro se acerca a las 7.000 revoluciones (la línea roja está a unas 7.500 rpm). Todo

acompañado de un empuje realmente enérgico a partir de las 5.000 rpm. El torque de 57 kgm está disponible a las 4900 rpm.

No es un propulsor lineal, su fuerte está arriba y arriba es donde desarrolla todo su potencial, donde mejor suena y donde te pone la piel de gallina cuando las ruedas traseras se esfuerzan por mantener la tracción. Hay que reconocer el buen trabajo de Ford Performance en el seteo del control de tracción, manteniendo todo bajo control pero permitiendo cierta emoción.

Un detalle del motor Coyote es que cuando se lo enciende empieza a girar tras un bramido que en nuestra cochera hizo encender la alarma de un Citroën C4 Lounge que estaba estacionado al lado. Pero a este inconveniente lo podemos solucionar, ya que nos permite regular el sonido del escape en modo Normal, Sport, Pista y Arranque Silencioso. Por defecto, siempre arranca en modo Normal.

El block del Mach 1 es el que utiliza el Mustang GT, pero con modificaciones en los sistemas de admisión y escape. Por otra

parte, en el vano motor se le instaló una barra de torsión transversal que conecta las dos torretas de suspensión del tren delantero. Esta barra suma rigidez torsional al eje delantero. Además, para otorgarle mayor carácter deportivo al sonido del motor, se eliminó la tapa que cubre el filtro de aire.

Lógicamente, con 5.0 litros de cilindrada y 475 caballos, el consumo resulta elevado: si bien mejora con la nueva caja automática de 10 marchas, el V8 siempre pide nafta en cantidades importantes. Hay que hacerse a la idea de un promedio de 6 km/l, que puede oscilar siempre de acuerdo con el estilo de conducción. Pero quien busca un modelo de estas características no suele reparar en el ahorro de combustible.

Además, y dado su uso más enfocado a circuito, también se ha reforzado la refrigeración en algunos puntos clave, con un radiador de aceite adicional, otro radiador para la caja automática y también otro en el diferencial trasero.

La suspensión tiene componentes de las versiones Shelby GT350 y Shelby GT500 (las más potentes de la gama en EE.UU.), resortes delanteros más firmes y barras estabilizadoras específicas. Los amortiguadores están controlados electrónicamente (Magneride). La dirección también tiene una puesta a ➤ LOS MÁS LOS MENOS

punto diferente para lograr un mejor tacto si se lo lleva a un circuito de carreras.

Al volante es un auto al que se lo siente duro de mandos en general, pero sobre todo es un modelo que no gira especialmente bien. La maniobrabilidad en espacios cerrados no es su fuerte, y menos aún con la transmisión automática y el motor frío con el ralentí alto. Hay que tener tacto con el acelerador. Exigido en curvas de media y alta velocidades, no presenta inclinaciones de la carrocería, y la tracción sobre el eje trasero está ayudada por el generoso caucho 275 con perfil bajo.

El comportamiento puede variar de acuerdo con los diferentes programas de conducción que se seleccionan mediante una tecla, aunque cuando se desconecta el control de tracción y estabilidad, se transforma en un bólido casi indomable por la brutal entrega de potencia. En esas circunstancias, el manejo seguro requiere de cierta experiencia al volante.

En materia de dotación de equipamiento, la lista es muy completa. Solo podemos considerar las ausencias de control de crucero adaptativo y rueda de auxilio.

Por sus características -que apuntan a un nicho muy específico-, el Mach 1 no tiene rivales en la Argentina. El precio, con respecto a la versión de GT, se eleva en 11.000 dólares (u$s 106.200), un valor bastante alto. Pero para quien busca esta clase de auto, seguramente es un detalle menor.

SUMARIO

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