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Bandera blanca, mechones colorados

LIC. CLEMENTI ROSSO (*) SOMMELIER DE LA POLITICA

La inminencia del cierre para la presentación de listas en Córdoba provocó en Juntos por el Cambio una danza de nombres que empezó como si fuera un vals y terminó como una coreografía de Fabián Show. El triángulo que forman el PRO, la UCR y el Frente Cívico iba camino a convertirse en un ejemplo de poliamor político, pero con el correr de los días pasó a cobrar el aspecto de un culebrón mejicano, con hijos sin padres, padres que no reconocen a sus hijos, hermanos que se traicionan y juramentos de venganza que se pronuncian con un dedo entre los dientes. Solo faltaría que postulen a Verónica Castro o Thalía para alguna candidatura y… cartón lleno.

Tampoco las otras alianzas desandaron el camino hacia la meta en línea recta. En el Frente de Todos la clave parecía ser la presencia de Martín Gill como cabeza de lista para Diputados, lo que de inmediato catapultó a Eduardo Accastello a la boleta de Hacemos por Córdoba para el Senado, en un ejemplo del principio de acción y reacción que bien podría aparecer en los manuales de Física Elemental. Desde la izquierda, mientras tanto, estaban a punto de llegar a un acuerdo de unidad, pero esto generó remordimientos en algunos dirigentes, que lo tomaban como una falta de respeto a la memoria de todos los referentes históricos que tanto hicieron para dividir fuerzas en vez de sumarlas.

El que no traicionó sus principios fue Luis Juez, quien luego de haberse sabido ganar de modo consecutivo la antipatía de bolivianos, ecuatorianos, rusos e hinchas de Belgrano, ahora sumó enemigos de a miles con su exabrupto sobre los penes de madera. Habría incluso una iniciativa para que la práctica de ‘repudiar a Juez’ sea considerada como deporte olímpico, proyecto que tal vez sea evaluado en estos días, en ocasión de los Juegos de Tokio. La ventaja de esta disciplina consistiría en que no requiere de una actividad presencial, sino que puede ser desarrollada a través de las redes sociales.

Los que quedaron desubicados fueron los militantes de Juntos por el Cambio que padecen alopecia, quienes tomaron como un gesto de menosprecio la foto de un rozagante mechón de pelos que posteó Mauricio Macri en Twitter, acompañada por el hashtag #esjuntos. Los pelados (inclusive los asintomáticos) recién se tranquilizaron cuando Horacio Rodríguez Larreta retuiteó al expresidente, aunque los más exaltados, cuando se develó que la misteriosa fotografía era una alusión al lanzamiento de la candidatura de Diego Santilli en provincia de Buenos Aires, habrían llegado a exigir que el Colorado se haga rapar para congraciarse con una muestra de empatía. Como si no hubiera ya grietas suficientes, sería el colmo que se pretendiera instalar la de calvos versus melenudos.

El clima preelectoral no solo se ha recalentado por la necesidad de conformar las listas de postulantes, sino que, como cada vez que hay elecciones, el dólar sube impulsado por un vector de lanzamiento de naves espaciales, mientras que los sueldos ascienden en globo aerostático. En realidad, la cotización de la divisa estadounidense aumenta antes de los comicios, después de los comicios, cuando asumen los ganadores de los comicios, cuando protestan los perdedores de los comicios, cuando se instalan los cepos, cuando se liberan los cepos, cuando se evita el default, cuando se declara el default, cuando hay una política distributiva, cuando se aplica un ajuste y sobre todo cuando quienes gobiernan pronuncian frases como “el que apuesta al dólar pierde” o “el que depositó dólares, recibirá dólares”.

En tanto los partidos toman posición en la línea de largada para la contienda electoral, la campaña de vacunación que no debía politizarse es el botín político más preciado para oficialistas y opositores. La despechada carta que se envió a Rusia con un reclamo por la falta del componente dos de la Sputnik, contrasta con el arribo de millones de dosis de la vacuna estadounidense Moderna, como si el gobierno se aferrara aquel dicho que reza: “Un clavo saca a otro clavo”. Quienes critican esta gestión, por su parte, ven en la misiva a Moscú la prueba contundente de un “contubernio prosoviético” y, quién sabe, tal vez estén proyectando la organización de una convocatoria masiva tras la consigna: “Todos somos Pfizer”.

En los Juegos de Tokio habría una iniciativa para que la práctica de ‘repudiar a Juez’ sea considerada como deporte olímpico.

Política

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2021-07-25T07:00:00.0000000Z

2021-07-25T07:00:00.0000000Z

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