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Es vital asegurar la presencialidad

OLGA ISAZA*

El año avanza con el gran desafío de garantizar más y mejores oportunidades de educación para millones de niños, niñas y adolescentes en todo el mundo. En América Latina y el Caribe las escuelas de 23 países están parcialmente cerradas a la presencialidad, en siete están totalmente cerradas y solo en seis están totalmente abiertas. Esto afecta a 100 millones de estudiantes, de los cuales más de 9 millones no tienen clases presenciales.

En Argentina, los acuerdos alcanzados este año impulsaron el regreso a las aulas, la implementación de protocolos y la priorización del personal escolar en el plan de vacunación. Según la última Encuesta de Unicef en nueve de cada 10 hogares, los chicos y las chicas tuvieron clases presenciales en algún momento del 2021. El 90% de las familias afirmaron que la presencialidad mejoró su estado de ánimo y en igual proporción los adolescentes reportaron sentirse contentos al volver a la escuela y motivados con el estudio. Esto refleja el enorme trabajo de la comunidad educativa para que la vuelta a las aulas se produjera en entornos seguros y cuidados.

Sin embargo, desde el inicio del ciclo lectivo, en el 9% de los hogares, ninguno de los chicos y chicas retomaron la presencialidad -en Patagonia y NEA se registraron cifras mayores-, lo que representa a nivel nacional a más de 1 millón de estudiantes. La falta de acceso a la tecnología se suma a las dificultades para dar continuidad a su educación: en 1 de cada 5 hogares sin presencialidad, no se cuenta con dispositivos o internet. Al revisar la situación del total de los hogares, el 50% no cuenta con una computadora para uso escolar y 25% no tienen internet.

A su vez, en el 6% de los hogares por lo menos uno de los chicos o chicas interrumpió su escolaridad durante 2020. Se destaca que 81% reportó que los que habían abandonado, retomaron la escuela en 2021. Pero es importante dar seguimiento al 19% de hogares donde los chicos y chicas no volvieron a clases ni presenciales, ni virtuales en 2021, nuevamente con diferencias regionales.

Otra barrera para la escolarización y el desarrollo de los chicos y chicas es el deterioro de los ingresos en los hogares: el 56% declaró tener ingresos laborales inferiores a los que tenía antes de la pandemia. Posiblemente asociado a esto, entre los adolescentes se observa un incremento significativo en la inserción laboral: 23% afirmó realizar alguna actividad laboral y el 47% de ellos indicó que no las realizaba previo a la pandemia.

Los efectos de la pandemia en el desarrollo y el bienestar emocional es otra de las barreras que hay que atender. Los datos muestran que, entre niños y niñas menores de seis años, se incrementan las alteraciones en las comidas, la comunicación y aumenta la proporción de aquellos que recibe cuidados inadecuados. Entre los adolescentes se observa mayor exposición a situaciones de violencia en redes sociales e internet.

Tras un 2020 casi sin clases presenciales, en un contexto de grandes desigualdades sociales y educativas, es vital asegurar la presencialidad en todo el país. Reconocemos el gran trabajo de toda la comunidad educativa, el avance en la vacunación y el monitoreo de la información. Instamos a redoblar los esfuerzos para sostener y ampliar la presencialidad, buscar a los chicos y las chicas que interrumpieron su educación y brindar estrategias de acompañamiento para que alcancen los aprendizajes esperados. Finalmente, apoyar a los y las docentes en su tarea, acelerar la distribución de equipamiento tecnológico, pedagógico y conectividad, y profundizar la coordinación intersectorial para asegurar la inclusión social y la protección de derechos de la infancia y la adolescencia, son también tareas a continuar, para garantizar el derecho a la educación.

En 1986 la editorial Harper & Row publicó en San Francisco, Estados Unidos, un libro titulado Faces of the enemy: Reflections of the hostile imagination (Los rostros del enemigo, reflejos de la imaginación hostil). Su autor, el filósofo Sam Keen, que en ese momento dirigía la revista Psichology Today, reunía en ese volumen más de trescientos dibujos, caricaturas y afiches que ilustraban cómo se había mostrado a los enemigos en la propaganda de guerra a lo largo del siglo veinte. Keen complementaba su texto introductorio con una suerte de poema que tituló El creador de enemigos. Los siguientes son algunos tramos de ese texto: “Para crear un enemigo toma un lienzo en blanco y esboza en él las figuras de hombres, mujeres y niños (…) Dibuja en el rostro de tu enemigo la envidia, el odio y la crueldad que no te atreves a admitir como propias. Ensombrece todo asomo de simpatía en sus rostros (…) Deforma su sonrisa hasta que adopte el aspecto tenebroso de una mueca de crueldad (…) Exagera cada rasgo hasta transformar a cada ser humano en una bestia, una alimaña, un insecto (…) Cuando hayas terminado el retrato de tu enemigo podrás matarlo y descuartizarlo sin sentir vergüenza ni culpa. Porque lo que entonces destruirás se habrá convertido en un enemigo de Dios o en un obstáculo para la sagrada dialéctica de la historia”.

Primero creamos el enemigo

Política / Ideas

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2021-07-25T07:00:00.0000000Z

2021-07-25T07:00:00.0000000Z

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