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“Dimos una batalla legal en un ámbito habituado a condenar narcotraficantes”

MARIA ESTER ROMERO

El TOF2 de Córdoba absolvió a un productor de cannabis medicinal y a un colaborador. El juez José Fabián Asís privilegió el abordaje sanitarista al punitivo, en el primer juicio penal sobre el tema en la Argentina.

En un juicio sin antecedentes, el juez del Tribunal Oral Federal 2 (TOF2) de Córdoba, José Fabián Asís, absolvió a Daniel Landgren y Diego Alberto Neo en el primer juicio realizado en Argentina a productores de cannabis medicinal. Llegaron acusados por la ley de estupefacientes por una investigación de la Justicia provincial que se declaró incompetente y la remitió a los tribunales federales.

En los alegatos, el fiscal Carlos Gonella retiró la acusación y la defensa pidió la absolución.

Así se cerró un proceso judicial iniciado en 2017 cuando el abogado Carlos González Quintana, defensor de Landgren y Neo, impulsó un debate jurídico que incluyó a médicos, peritos, psicólogos, al intendente de la primera localidad cordobesa en autorizar el cultivo de marihuana y al gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, quien expuso sobre la estatal Cannava. Para el momento del juicio, se sumó el abogado Rodrigo López Tais.

PERFIL CÓRDOBA entrevistó a Landgren, horas después del fallo absolutorio. —¿Qué significa este día? —Es la culminación de un largo proceso. Dimos una batalla en un ámbito acostumbrado a condenar narcotraficantes. Llevamos a debate una mirada científica, humanista, comprometida con la sociedad. Y debo decir, con gratitud para el tribunal y la parte acusadora, fue tomada con gran responsabilidad por los magistrados. Buscaron la verdad y es esta. No puede haber contradicción entre una ley penal que prohíbe la marihuana y una que la pone en el lugar de la medicina.

—¿Cómo comenzó este camino?

—Al salir la ley 27.350 (de Cannabis Medicinal) en 2017, y en virtud de que no se reglamenta y cada vez era mayor la demanda, le dije a mi abogado que estaba dispuesto a plantear públicamente que tenía un centro. Se publicó en La Voz del Interior. La Justicia Provincial tomó noticia del supuesto delito y comenzó el proceso penal por producción indebida de medicamentos. Cuando el fiscal hizo una pericia química, detectó THC (tetrahidrocannabinol) y viró la imputación a producción de estupefacientes. Pedimos que se determine cuantitativamente el porcentaje de THC Y CBD (cannabidiol) en los elementos secuestrados. El fiscal lo negó. La Cámara de Acusación declaró la incompetencia y la causa llegó a la Justicia federal. Acá pudimos incorporar nueva prueba, testigos, un debate muy rico en información. El fiscal lo agradeció. Seguramente servirá para un cambio de paradigma.

—¿Desde cuándo producía?

—Es una larga historia personal, vinculada a mi madre desde 2007, y a la comunidad cannábica de Córdoba, a partir de 2011. El primer caso que recibimos fue una persona con glaucoma que nos pidió una tintura madre de cannabis Se la proveímos y le funcionó muy bien. Y comenzaron a llegar niños con epilepsia refractaria, que fueron los casos que más atendimos. Circuló la información de boca en boca y eso es más poderoso que las redes sociales. Hasta el momento de la causa habíamos atendido a 100 personas proveyéndoles aceites, que siguen vinculadas a nosotros aún hoy.

—¿Y con su madre? —Tenía recidiva de cáncer de mama a sus 72 años. Yo fui un usuario y cultivador desde los 20 años. Anoticiado de que la marihuana iba a servir, la convencí. Ella era fumadora de cigarrillos, pero no le hizo bien fumar marihuana. Hice algunos intentos y produje aceites con todos los riesgos habidos y por haber. Tenía un cáncer terminal. Le prometí que iba a morir en su casa, no intubada en un hospital. Con el aceite salió adelante y pasó mucho tiempo, más de lo que preveían los oncólogos. No sufrió dolores en el proceso. Su muerte fue tranquila. Pudimos despedirnos y saldar diferencias de madre e hijo.

—¿Qué falta en la Argentina para que la producción no sea solo experimental y aislada; para evitar que haya chantas con productos de mala calidad?

—La normalización de todos los usos produce la desaparición de mercados subterráneos de marihuana. Implica que gran porcentaje de la población cultive, sea usuario recreativo o medicinal, que la información se mueva, que haya buenos cultivadores, buenas plantas y buenos derivados. Se necesita accesibilidad a la tecnología para controlar cultivadores independientes, que no tienen gran formación y lo hacen solo por interés económico. Eso lo tiene que hacer el Estado. Si una fiesta rave en Europa mide la calidad de la pastilla que se va a tomar, con el cannabis se podría hacer lo mismo. También debemos tener una ley de cannabis industrial, que regule la producción del cáñamo y cannabis medicinal. Tenemos ley pero no hay accesibilidad al bien, porque los proyectos llevan un desarrollo muy largo y el único aventajado en ese sentido es Jujuy, con Cannava. Hay un solo producto autorizado por Anmat para epilepsia refractaria. Y seguimos sin atender un sinnúmero de enfermedades que tienen que ver con nuestro deterioro circular, artritis, artrosis, etc. Esta pandemia llenó de gente con insomnio, estrés, ataques de pánico, patologías que pueden ser tratadas con cannabis.

—¿Cambia algo a partir de este fallo?

—Sí. El juez Asís resolvió que estos autos sean girados a los ministerios de Salud de la Nación y de Córdoba. El tribunal está informando al Ejecutivo que se está aggiornando a lo que dicta la ley 27.350. Seguramente los fundamentos marcarán un norte en causas similares.

JUDICIALES

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2021-09-19T07:00:00.0000000Z

2021-09-19T07:00:00.0000000Z

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