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El modelo se agotó. los populismos funcionan cuando hay plata para la demagogia

Es interesante saber lo que pasa con la teoría y la realidad concreta. El capitalismo, caiga bien o caiga mal, se desarrolla a una velocidad exponencial. En Silicon Valley se conversa sobre la posibilidad de que China encienda un sol artificial, sobre los descubrimiento de científicos alemanes que capturaron haces de luz para usarlos como conductores de datos, lo que permitiría el desarrollo de la computación cuántica, una revolución científica tan importante como la misma aparición de las computadoras.

En el Valle no se siente que exista el Estado, ni un sistema bancario, nadie busca subsidios, es el reino de la iniciativa privada y los capitales de riesgo. Todo es distinto incluso al este norteamericano, el tiempo tiene otra velocidad.

Preparando la colonización de Marte, estudian las condiciones físicas y mentales del ser humano. Los descubrimientos proporcionan información acerca de las posibilidades de comunicación de los astronautas y también de los seres humanos en nuestro planeta.

Cambiaron las relaciones de los sujetos con las cosas. Está mal visto tener un automóvil, sobre todo si se mueve con combustibles fósiles. En el Valle no sería prestigioso tener doscientos coches como los que se encontraron en casa de un dirigente proletario argentino. Una persona así sería objeto de burla y desprecio.

Poco después estuvimos en Chihuahua, México, observando directamente el fenómeno de la migración. En el mes de agosto cruzaron ilegalmente la frontera 243 mil latinos, en julio 230 mil. En este año lo hicieron cerca de un millón y medio. Esto es parte de un fenómeno mundial: vivimos la mayor migración desde mediados del siglo XIX. La gente de los países subdesarrollados y de los antiguos países comunistas quiere entrar por cualquier medio a los países capitalistas.

Los padecimientos de los migrantes son terribles. Cientos de miles de ellos han sido explotados por “coyotes”, bastantes pierden la vida en el intento. Los relatos sobre lo que les ocurre con los niños en medio de esta locura, son estremecedores. Vendieron todo lo que tenían, su terreno, su casa, sus animales, para intentar ser parte del sueño americano. Salen de países que reconocen muchos derechos a los trabajadores, y se juegan para vivir en otro en el que no tendrían ningún derecho.

En bastantes casos terminan repatriados, sin nada, y endeudados de por vida. Generalmente recogen el dinero que pueden de sus parientes y vuelven a intentar su aventura.

Más allá de entusiasmos subjetivos, vale pensar porqué nadie se dirige a los países revolucionarios. Cuba perdió un tercio de su población que se afincó en la Florida. Uno de cada cuatro venezolanos huyó del país, los que fueron a Panamá y Argentina se asimilaron al país, miles de los que están en países como Ecuador permanecen con su familia en los semáforos, rogando una moneda porque literalmente se mueren de hambre. Parte de la población de Nicaragua está en los países vecinos o camina hacia Estados Unidos, mientras la familia Ortega maneja las pocas empresas importantes del país.

Si asoma entre ellos uno de los predicadores argentinos del pobrismo diciendo que es mejor que vuelvan a su país, invadan una hacienda, consigan un terreno y una vaca para ser felices lejos del pecado del consumismo, la respuesta será: venimos huyendo de eso, ésta es la realidad estúpido.

Para entender la derrota del Gobierno, que nos sorprendió a quienes nos

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2021-09-19T07:00:00.0000000Z

2021-09-19T07:00:00.0000000Z

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