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Nuevos caminos

La historia es una pesadilla de la que estamos intentando despertar. Y esta historia es la que dice que la literatura que se produce en el Conurbano o que tiene ese territorio que parece infinito como escenario debe ser categorizada y señalada. ¿Por qué?

Por su sesgo clasista, su aroma a desprecio, su mirada policíaca y aduanera. Grandes obras como

de Asís, o Fogwill, o

de

de Mariana Enríquez, transcurren en el Conurbano por una necesidad narrativa compleja que no podría ser reflejada en plenitud si no fuera en esa zona específica del mundo. En este sentido, quizás, el Conurbano como espacio literario pareciera construir un imaginario donde reinan el caos, la ilegalidad, el desborde de lo civil, la violencia y un más allá de las buenas costumbres. Sin embargo, esta mirada de un territorio signado únicamente por la violencia es incompleta, sesgada y perezosa.

de Damián Snitifker; de Juan Diego Incardona, o

de Julieta Novelli –por citar algunos casos–, se manejan por nuevos caminos donde confluyen la música, lo generacional, la radio, la intimidad de los vínculos filiales. Pensar en literatura desde su graduación de “conurbanidad” también indica una puesta en tensión de una problemática atávica: la concepción de centro y periferia. ¿Es esta una perspectiva productiva para comprender en su totalidad una apuesta estética? La respuesta no sopla en el viento y es clara: por supuesto que no.

CULTURA

es-ar

2021-09-19T07:00:00.0000000Z

2021-09-19T07:00:00.0000000Z

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