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Peronismo en operaciones: recuperar la centralidad perdida frente a Cristina

¿Qué es ser un “país normal”? Hay un histórico aspiracional argentino de considerar que, si se alcanzara una supuesta “normalidad”, eso indicaría que los problemas se habrían solucionado o, al menos, que se estaría más cerca de encontrar una solución.

Si se sigue su origen latino, normal viene de norma y podía significar una regla, un modelo y hasta una guía de comportamiento. También se le adjudica un origen griego que deriva hacia lo que se conoce bien.

Quizá la aspiración a una deseada “normalidad” parta de entender la anormalidad argentina como sinónimo de falta de apego a las reglas o al desconocimiento sobre cómo se pasa del país que somos al país que suponemos con derecho a ser.

Cuando Néstor Kirchner de nuestro fotógrafo José Luis Cabezas.

Sin embargo, un cuarto de siglo después, hay un convencimiento de que los responsables de este hecho serán hallados y condenados.

Pero es en materia de resultados económicos y de relacionamiento político donde nos percibimos más alejados de la normalidad. Por eso en la última semana llamaron la atención hechos que en otras latitudes serían absolutamente normales, como la búsqueda de diálogos y acuerdos.

Aunque este giro no habría que leerlo solo como un signo de normalidad sino como el la innovación, a crear empleo y aumentar exportaciones”.

En medio de los que coincidían o no con la idea peronista del “Estado regulador”, una mayoría tomó nota de un giro oficial para “normalizar” el vínculo con el establishment.

Manzur también anticipó que a fin de año se terminaría con la prohibición de despidos y la doble indemnización. Y esa noche la CGT, en cena con el Presidente, anunció que le parecía correcta esa decisión. También comunicó que apoyaba un acuerdo con el FMI. El ministro Guzmán les prometió que el próximo miércoles los visitará en la sede sindical para contarles en público una alternativa que se baraja en el gabinete).

Tanto Kulfas como Guzmán recuperaron la centralidad natural de sus cargos, que la avanzada cristinista post PASO había puesto en duda. Ellos no hablan de normalidad, lo que ven es un cambio de actitud del Presidente sobre la determinación de asumir la responsabilidad exclusiva de la gestión.

El resto del gabinete habla de la misma transformación. Incluso lo reconoce alguno de los que le presentó la renuncia en aquella semana trágica y que en la noche de la marcha a Plaza de Mayo lo escuchó decir a Alberto: “Aquella carta de Cristina nos hizo perder es el ministro de Agricultura, Julián Domínguez. Sumado al gabinete para tender puentes con un campo siempre en tensión con el cristinismo, su estilo hiperdialoguista también es una señal para los socios de la coalición.

El ejemplo que en estas horas más se menciona sobre el giro asertivo presidencial es el acuerdo con el Fondo (que antes Máximo Kirchner cuestionaba en público y ahora solo lo hace entre los suyos). El viernes a la noche el equipo económico confiaba en que se cerraría antes de fin de año.

Hace casi dos décadas que el relato K se hizo hegemónico en el peronismo. Es un relato que abreva en el que en la década del 70 enarbolaban sectores de clase media y alta que entendían que las ideas de Perón y Evita conducían a la “patria socialista”.

De aquello queda el tono épico y los gags de Capusotto, pero tras años en el poder los hijos de esa clase media acomodada aprovecharon su paso por el Estado para construir una sólida estructura de poder

Política

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2021-11-28T08:00:00.0000000Z

2021-11-28T08:00:00.0000000Z

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