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El problema de escupir para arriba

ANTONIO FRATAMICO*

Hace pocos días la sociedad se enteró, por redes sociales, de que la titular del PAMI Luana Volnovich estaba vacacionando en México. Fue con su pareja, quién “casualmente” también es funcionario de la misma institución. Fue necesario que se conozca esta noticia (ya veremos si es correcto llamar a este hecho de ese modo) para que todo el arco político expresara sus críticas. Cuando decimos todos, es todos: hasta ex funcionarios de su propio partido pidieron su renuncia.

Ahora bien, ¿corresponde pedirle la renuncia a un funcionario sólo por el hecho de haberse tomado vacaciones en el exterior?. Sabido es que Argentina no está pasando por el mejor momento económico. Eso por decirlo elegantemente: hay una crisis gigantesca, incluso peor que la de 2001 en varios aspectos. Por lo tanto, mostrar unas vacaciones en el exterior puede generar un sentimiento de bronca para la sociedad, que está viviendo momentos de zozobra.

En nuestro país el 60% de los menores de edad vive en la pobreza, y casi el 50% de la población es pobre. Hay desempleo, informalidad, falta de acceso al agua potable, a la electricidad, al gas, a una vivienda digna. Con este estado de situación, que un funcionario vacacione en el exterior y se muestre en público puede generar resquemores y descontento.

Aquí se encuentra el primer problema: Luana Volnovich no se mostró, sino que alguien la mostró. Una persona la identificó, grabó un video y lo hizo público. ¿Ella debería haber avisado que se iba de vacaciones a México?. En caso de que creamos que sí, ¿por qué debería?. El segundo interrogante que hay que hacerse es: ¿Está mal que se haya ido de vacaciones? Quien escribe estas líneas sostiene que no. Cada persona es libre de hacer lo que quiera.

Pero sostengo eso porque esa es mi forma de vida… la libertad. Entonces, si no está mal irse de vacaciones, podríamos preguntarnos: ¿está mal irse de vacaciones al exterior?. Tampoco está mal. Uno puede vacacionar donde quiera, siempre que pueda pagarlo.

Todo el debate que se armó alrededor de este “problema”, visto desde un análisis político, demuestra que el kirchnerismo está cosechando lo que siembra. Instalaron el odio de clase, que hizo que a un ciudadano le moleste que otro se vaya de vacaciones al exterior; y que piense que si puede irse al exterior es porque “es rico”, o porque al exterior van solo “los oligarcas”.

Impusieron esos conceptos de tal manera que si, durante su mandato, Mauricio Macri se tomaba vacaciones en Villa La Angostura, lo acusaban de no preocuparse por los problemas del país. Ellos sembraron el odio y la crítica constante a la oposición. Y sólo por el parecer.

Hoy, gran parte de la política es parecer y no es ser ni hacer. Por eso, que Luana Volnovich se vaya de vacaciones a Cancún, indigna. Porque sembraron tanto odio, tanta crítica injustificada que el correctismo político está a la orden del día. Esto es, el poder a la orden de lo que la gente dice que está bien.

La siguiente pregunta, entonces, es: ¿Para qué sembrar odio? La respuesta es simple: populismo. Una de sus características es buscar, de forma constante, un chivo expiatorio o un enemigo, para así culparlo por los problemas del país. Como quien gobierna administra mal y cada día que pasa tenemos más problemas, lo más fácil siempre es culpar al otro para no mostrar sus propias falencias. El problema de esta lógica es que es cortoplacista, no soluciona los problemas de fondo y es factible que se pueda volver en contra. Tal como se puede ver ahora.

El problema de escupir para arriba es que, eventualmente, lo que sube debe bajar.

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2022-01-23T08:00:00.0000000Z

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