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Por más y mejores líderes

Qué pregunta inmovilizadora puede ser si el líder nace o se hace. De hecho, nacen, con la herencia de funciones ejecutivas dispuestas a ser estimuladas. Los números de algunas funciones como la inhibición de respuesta nos hablan de 20% a 40% de transmisión a la descendencia, y desde ahí hay caminos que pueden promover las mejores aptitudes de liderazgo, con aprendizajes y experiencias tempranas que moldean un porcentaje importante de este rasgo, como Gengis Kan en hostiles llanuras y desiertos de su infancia, con hambre, esclavitud, violencia y su convicción de venganza.

Cada experiencia social contribuye a desarrollar algún rasgo de la personalidad. El niño determina al hombre. Si pudimos destacarnos deportivamente nos desarrolló la autoconfianza, si nos ayudaron a perseverar entrenamos la inhibición de respuesta, si buscábamos nuevas soluciones a un problema, la flexibilidad cognitiva, con el pensamiento crítico, y su exigencia cognitiva, trabajamos la memoria operativa, y así, otras como la capacidad de planificar, la visión, la anticipación. Y con el porcentaje que hayamos alcanzado nos sustentaremos para ir a buscar más para mejorar nuestra versión. Se aprende a ser líder, a veces aleatoriamente, otras con deliberados estímulos y en otros casos no hay más necesidad de liderar que a uno mismo. Hablar del desarrollo o del cambio de un líder, requiere, en primer lugar, reconocer la necesidad, la posibilidad y cómo hacerlo. Suele soslayarse la formación en liderazgo porque se asume que la investidura otorgada, las jerarquías institucionales y lamentablemente y por sobre todo lo demás, el miedo infundido serán sus principales recursos.

Las capacidades cognitivas de un líder de excelencia, requieren un entrenamiento anticipado en la vida. Los rasgos más confiables para liderar son las 3 funciones ejecutivas centrales, esto es, inhibición y control de interferencias, memoria de trabajo y flexibilidad cognitiva. Junto con el control de la atención, la velocidad de procesamiento y el establecimiento de objetivos, maduran a lo largo de la última etapa de la niñez y la adolescencia, para haberse desarrollado completamente alrededor de los 19 años. Cada docente, padre, madre, jefe o entrenador deportivo puede ser un “coach en liderazgo” desde edades tempranas, de hecho, muchos lo somos con nuestros hijos de manera intuitiva. Sin embargo, no cualquiera es un buen guía, no alcanza con estudiar, se necesita haber vivido muchas experiencias. ¿Cómo podría un líder convencer o ayudar a descubrirse a otros sin haberlo evidenciado con su vida?

Hay en las caídas de múltiples experiencias un maestro inigualable que entrena la capacidad de inhibir abandonos y de hacernos flexibles a respuestas nuevas. Líder es el sabio que ha caminado, que ha sufrido, que ha aprendido y que ha logrado.

La vida no es un juego azaroso de echar unos dados para definir fortuna, sino un gran tablero de las decisiones que vayan satisfaciendo necesidades. Suerte, en hebreo, es “MaZaL” o mzl, acrónimo de makom (lugar), zman (tiempo) y limud (aprendizaje). Espacio, tiempo y enseñanza. Según la kabalah (entendimiento supremo de las relaciones causa-efecto), no existe un ser humano que no esté a cada instante, en el lugar adecuado. Suerte tendrá quien aprenda de ese momento y de ese lugar, de lo que pasa en cada circunstancia que ese mismo ser haya propiciado con su propio deseo, consciente o subconsciente. Si no aprendemos de cada situación, por más dolorosa que esta sea, solo así, sin ese aprendizaje, habremos tenido mala suerte. La realidad que rodea a cada individuo, no es más que el reflejo de su interior y sólo su responsabilidad o capacidad de responder aprendiendo de cada situación será su buena suerte. Quizás, esta buena suerte no sea otra cosa que prepararse a cada instante para recibir lo mejor en el futuro que vayamos creando.

¿Queremos más y mejores líderes en nuestra sociedad? Hagamos un líder en cada ser humano, trabajemos para que desarrolle el poder de influir en otros, por todo lo que sumará en su contagio. Poco hablamos de la posibilidad de rescatar a quienes han quedado rezagados por su falta de fuerza de voluntad y motivación. Comprendamos el enorme potencial que espera despertar en ese ser desmotivado, enojado, o triste. Con ellos entramos en un espacio de confusión, argumentaciones infinitas y quejas estériles. En vez de quedarnos extasiados y paralizados por la virtud que sorprende, podríamos mirar atrás, estirar nuestro brazo y dar la mano para impulsar al que no avanza. No se trata de la palabra dadivosa o apenas un instante, sino del compromiso permanente con los logros del otro, con el acompañamiento y el estar cerca para que puedan vernos y seguirnos. No se trata de darles todo para apagarlos, sino tener presencia para atraerlos. La urgencia será alimento, abrigo y salud. Y luego vendrá la mejor obra que los llame a ser parte del futuro. Una cancha para jugar, una escuela para sentirse importantes, un maestro que los nombre cada día. Si, que sepan su nombre, que existe, que está en la lista de los convocados de hoy y lo esperan para que él también ayude a otros. Eso es dar propósito, valorar a alguien por lo que puede dar elevando su estatus social. Ésa es la verdadera entrega virtuosa que debe reemplazar a la ensoñación idealizada e irrealizable de la que tanta poesía de la quietud escribe nuestro sistema educativo. Pensemos en primer lugar en su praxis incremental diaria, en transformarse dando pequeños y continuos pasos en alguien mejor, en un ser con tanta riqueza acopiada en su mente que desborde y derrame en los que estén cerca. O lejos, porque las distancias se hacen breves con un mensaje, un video, o un posteo virtual. Así dará su primer paso el líder. Alguien que va enlazando aprendizajes, como aquel tejido de la abuela para su nieto, que nunca era veloz, sino dedicado con cada punto pleno de atención y entrega, su obra de amor más grande expresada en un abrigo para el frío de invierno. Con esa lenta pasión se hace un líder hoy, comprendiendo que las futuras decisiones van a surgir de un arca de experiencias variadas, porque todas son aprendizaje, un viaje, un proyecto, un riesgo asumido, un discurso, una novela leída, un escrito que se sume al de mañana hasta que se haga libro, un nuevo arte, otro deporte o las renovadas expectativas de un logro más alto que ayer.

OFICIAL, LA

“Moyano se suma a la marcha oficial contra la Corte” (Clarín).

Del latín tardío officialis ‘propio del deber’, ‘oficioso’, ‘ministro, oficial’. 1. Que emana de la autoridad del Estado. Documento, lengua, noticia oficial. 2. Dicho de una institución, de un edificio, de un centro de enseñanza, etc.: Que se sufraga con fondos públicos y está bajo la dependencia del Estado o de las entidades territoriales. 3. Dicho de un alumno: Inscrito en un centro oficial, y que asiste a las clases. 4. Reconocido por quien puede hacerlo de manera autorizada. 5. En estilo cortesano, oficioso, hacendoso, cuidadoso. 6. Persona que se ocupa o trabaja en un oficio.

ÉPOCA

Del latín mediev. epocha, y este del griego epoche. 1. Fecha de un suceso desde el cual se empiezan a contar los años. 2. Período de tiempo que se distingue por los hechos históricos en él acaecidos y por sus formas de vida. 3. Espacio de tiempo. En aquella época estaba yo ausente de Madrid. Desde aquella época no nos hemos vuelto a ver. 4. Temporada de considerable duración.

SAZóN

Del latin satio, -onis ‘acción de sembrar’, ‘sementera’. 1. Punto o madurez de las cosas, o estado de perfección en su línea. 2. Ocasión, tiempo oportuno o coyuntura. 3. Gusto y sabor que se percibe en los alimentos.

Turismo

es-ar

2022-01-23T08:00:00.0000000Z

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