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Una ruta de esculturas al aire libre en la ciudad

La capital catalana derrama arte a través de sus diseños urbanísticos y sus proyecciones arquitectónicas. A los consabidos museos, espacios de exposiciones y una vida cultural que incluye cada vez más atractivos, se le suman obras de arte en calles y plazas como en un museo al aire libre. Un recorrido por algunas de las esculturas de diferentes artistas, dan cuenta de un verdadero reservorio de su patrimonio artístico.

Adquirida por el Ayuntamiento de Barcelona en 1987, esta escultura pasó por distintas ubicaciones antes de asentarse en El Raval, un barrio cuya parte sur era conocida como una zona roja y que hoy tiene una gran vida multicultural con galerías de arte, librerías y dos espacios importantes: El Museo de Arte Contemporáneo y el Centro de Exhibiciones. El gato primero fue ubicado en el Parque de la Ciutadella (que fue durante muchos años el único parque público de la ciudad), luego fue trasladado al Estadio Olímpico y más tarde a una plaza muy pequeña. Finalmente, en 2003, fue llevado al final de la rambla de El Raval. La obra pertenece al artista colombiano Fernando Botero: es un gato de bronce, de siete metros de largo, gordo y con una cara infantil.

En 1888, el Parque de la Ciutadella (ubicado en Ciutat Vella) fue sede de la Exposición Universal de Barcelona, un evento al que concurrieron más de veinte países de todo el mundo. De esa fecha data la escultura de Juan Roig i Solé, una figura femenina hecha de mármol y que representa a una mujer contemporánea, colocada sobre una fuente que diseñó Josep Fontseré. La obra representa a una mujer que ostenta el poder social y económico de las familias de Catalunya durante la segunda mitad del siglo 19. La dama del paraguas debía decorar la sede de aquella exposición y se quedó para siempre. En ese entonces fue ubicada en la galería central del edificio del Palacio de la Industria y años más tarde, con la creación del

Muchas obras se concretaron

para los Juegos Olímpicos

de 1992

zoológico en la Ciutadella, el entorno se fue acomodando a su figura.

En la década de 1990 se proyectaron en la zona del nuevo litoral una serie de obras, en el marco de la modernización y recuperación de algunos espacios debido a la realización de los Juegos Olímpicos de 1992, que incluyeron también una avanzada de esculturas urbanas. Ideada por Roy Lichtenstein y esculpida por Diego Delgado Rajado, la también llamada Cabeza de Barcelona forma parte de la serie 'Brushtrokes'.

Tiene una impronta pop art muy marcada y la utilización de mosaico a modo de Trencadís con el que el artista recubrió su obra es un guiño a Antoní Gaudí, que popularizó esta técnica. Esta escultura urbana llama la atención desde lejos, no solo por su gran tamaño (tiene más de 15 metros de alto) sino también por sus colores y separa Port Vell

Sociedad

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2022-06-26T07:00:00.0000000Z

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