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El kirchnerismo y la izquierda testimonial

RODRIGO LLORET*

Máximo Kirchner cuestionó públicamente el acuerdo que el Gobierno alcanzó con el FMI, renunció a la presidencia del bloque oficialista y votó junto a los 28 diputados camporistas en contra de los deseos de Alberto Fernández, el kirchnerismo devino en una curiosa oposición-oficialista con pretensiones de izquierda.

El repaso de las últimas apariciones públicas de Máximo Kirchner da cuenta de esa tendencia: el 4 de abril encabezó un acto en Merlo donde cuestionó “la presión de los mercados” para alcanzar el acuerdo con el FMI; el 1º de mayo celebró el Día de los Trabajadores en el Sindicato de Luz y Fuerza de Baradero para cuestionar al ministro de Economía, Martín Guzmán, por reunirse con empresarios que “se hacen los distraídos” frente a la escalada de precios; el 13 de mayo reclamó en Lanús por un mayor aumento en el salario mínimo, vital y móvil, y el 10 de junio cuestionó la demora en la construcción del hospital municipal de Hurlingham porque “los jubilados tienen que ir hasta el Posadas para usar el servicio de salud pública”.

El desvarío de Máximo tiene una razón política: los desencantados del kirchnerismo encontraron cobijo en las listas del FIT-U. Nicolás del Caño y Myriam Bregman fueron los más favorecidos de una sangría a la que el líder camporista quiere poner fin.

Lo que más preocupa al kirchnerismo es el respaldo que la izquierda obtuvo en las últimas elecciones en el segundo y tercer cordón del Conurbano. Fue un apoyo proporcional a la pérdida de votos que allí sufrió el Frente de Todos. La izquierda logró cifras históricas, que en algunos casos llegaron a los dos dígitos en Moreno, Merlo, Presidente Perón y el interior de La Matanza. Son bastiones en los que el kirchnerismo siempre mandó en las últimas dos décadas.

En el libro que Ricardo Forster publicó durante el gobierno de Mauricio Macri, el filósofo propuso entender el cambio político que se evidenciaba en el país a partir del análisis de “la victoria de la nueva derecha” adjudicando los “errores cometidos por los proyectos populares”. Forster pretendía que el aprendizaje le permitiera al kirchnerismo volver a disputar el poder y no contentarse con ser “reducidos a meras expresiones de oposición testimonial”.

“Un fantasma recorre la Argentina, el fantasma de la repetición”. Emulando a Marx, el intelectual K se anticipaba en ese trabajo publicado en 2016 a una reincidencia en la que podrían volver a caer los que militan en el nombre de Néstor Kirchner. “Ese es el núcleo del conflicto. Ahí radicó la debilidad del kirchnerismo”, completó Forster. Anunciando una derrota que asume como irreversible, el kirchnerismo parece estar iniciando una estrategia que tiene tres objetivos: ceder la vocación de poder, consolidar la base electoral y constituirse en el principal actor de la oposición que se iniciará en diciembre de 2023. No hay otra lectura posible para Cristina.

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2022-06-26T07:00:00.0000000Z

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