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El multiverso lejos de los crayones básicos Marvel

Así como en su momento las Wachowski, los Dardenne o los Coen, son parejas de hermanos y hermanas -sea de sangre o unidos por el cine- que nos sorprendieron, la pospandemia nos hizo conocer a los Daniels (Dan Kwan y Daniel Scheinert). Norteamericanos de origen, el dúo es irreverente e imprevisible, al menos si se toma en cuenta su producción en el cine, y se podía continuar con los adjetivos que den cuenta de su energía a la hora de ideas nuevas que muestran el amor por el cine. Lo concreto es que es imposible permanecer indiferente ante su segundo film,

sobre todo luego de digerir su anterior creación, la algo escatológica

(2016), con Daniel Radcliffe.

En una clara provocación a la factoría Marvel, o al menos así se lee gracias a los caprichos de la cartelera, los Daniels se metieron con el Multiverso. ¿Qué opinarán entonces los fans de

y las dos películas más vistas en nuestro país en lo que va del año, luego de ver esta producción que también se anima a un concepto histérico y que permite que las películas básicamente no tengan reglas? Ocurre que Dan y Daniel le impusieron un multiverso a una agobiada mujer chinoestadounidense, Evelyn Wang (Michelle Yeoh). Mientras lidia con deudas, impuestos y se siente frustrada, porque alguna vez quiso ser cantante de karaoke, o tal vez, ser campeona de artes marciales, Evelyn tiene que vérselas también con su marido Waymond (Ke Huy

Quan), su hija Joy (Stephanie Hsu) y su padre Gong Gong (a cargo del legendario James Hong). A esto hay que sumarle la terrorífica agente Deirdre (Jamie Lee Curtis) de la oficina de impuestos que la acorrala con planteos que pueden provocarle la quiebra.

En medio de este vendaval de emociones, arrebatos de nervios y soluciones imposibles, la heroína parece haber encontrado una solución para escapar de su realidad: meterse de lleno en el multiverso. Y es acá donde comienza este viaje dadaísta y atolondrado, pero sujeto a premisas muy precisas. Porque si bien a los Daniels se les puede achacar el sinsentido de abrir un portal a un más allá en el que nada parece coincidir, ellos se defienden. Le acercan su multiverso a una ama de casa para que encuentre una vía de escape a su cotidianidad. Y lo hacen sumergiendo a la propia Evelyn en un mar de asombro, a la vez que no sale de su estupor al verse inmersa con rapidez en un “umbral” en el que puede cumplir parte de sus sueños de ser cantante, una admirada actriz o una guerrera al mejor estilo de Uma Thurman en

O, claro, aterrizar en una extraña Matrix, ser partícipe de una secuencia romántica al estilo de

o descubrir a un mapache que da órdenes como si fuera Los Daniels son burbujeantes, filman como quieren, sin premisas, ni encuadres claros: pueden agobiart, pero son sinceros hasta la médula y sus actores se prenden en el juego. El final es un caos a toda orquesta y el espectador no sabe si volver a reírse, o insultar a los directores.

Deportes - 57

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2022-06-26T07:00:00.0000000Z

2022-06-26T07:00:00.0000000Z

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