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Una feria con mucho drama

Los pasillos de distintos espacios municipales son puro reproche. Es que la Feria del Libro, que comenzó el jueves pasado con un insólito concierto de Emir Kusturica (por el inexistente vínculo con el mundo del libro y la literatura) y con la ausencia total de escritores internacionales (teniendo al Filba a un vuelo de distancia) generó y genera tensiones hacia adentro, que se empiezan a notar desde afuera. “La idea de una súper mega feria de (Mariano) Almada –secretario de Cultura– tiene evidentes intenciones de sumar la actividad a la campaña ‘Llaryora Gobernador’, pero con un presupuesto escasísimo”, analizaba una persona que conoce las internas del armado.

Esto se tradujo en una producción detonada por la cantidad de tareas que recaen en pocas personas, generando una infinidad de cortocircuitos, según la misma fuente.

Sin ir más lejos, permanentes reprogramaciones de actividades dieron cuenta de los pocos recursos para la gestión de la que se presenta como la actividad cultural más importante del año. “Para traer escritores de peso hay que pagar bien y dar buenos hoteles. No hubo ni siquiera vouchers para comida”, agregó alguien que vio de cerca el armado de la programación. “Está todo atado con alambre”, sumó otro referente. Mientras que una escritora, que asiste habitualmente, agregó: “Cambian las gestiones y esto no cambia. Mucha gente que se rompe el lomo para hacer y participar, y es ninguneada para que dos salames se saquen fotos y otros salames hagan negocios”.

Política

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2022-10-02T07:00:00.0000000Z

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