LA CIRCULACIóN DEL ARTE

A.M. —¿Qué nutre tu mundo para tu desarrollo artístico?

—Terminé la carrera del Colón: fueron tres años de estudios, bastante intensos. Hace unos días, por ejemplo, agarré un libro de Tolstoi, que habla un poco de la historia de vida de él. Para mirar cine, tengo mis directores que ya son los que me gustan y puedo repetir y volver a verlos. El mundo que tengo, el mundo de lo que hago es como muy interno. Tengo directores que me apasionan más que otros o me siento un poquito más cerca; todo nutre, todo suma, pero no saco de acá o de allá. Es algo que me surge o que me viene, más allá de la literatura que leo o del cine que veo.

—Sos mamá de tres hijas: Valentina, junto al director de cine Maximiliano Gutiérrez; Margarita, junto a Fito Páez; Bethania, junto al productor musical Walter Abud. ¿Cómo circula el arte en tu hogar y con tus hijas?

—Por ejemplo, el otro día Valen había visto Lolita por primera vez, y conversamos un poco sobre eso: me preguntó si había leído el libro, le dije que sí y las diferencias que había. Es lindo, porque interactuamos. Yo, desde donde pueda, las voy a salpicar y, por supuesto, lo más importante es estudiar. Para lo que hacemos, hay que estudiar; no es que actuás y leés. Esto tiene mucha profundidad, muchas técnicas; hay muchos maestros con los que se puede estudiar para sumar experiencia, para comprender: leer lo que sea ligado a lo que hacemos, ya sea pintura, fotografía, arquitectura, literatura, ver películas, ver teatro, ir a escuchar un concierto de música, escuchar música. No solamente escuchar, sino investigar todo lo que te dé curiosidad: qué es esta música, de cuándo es, lo social, lo histórico de cada cosa. Todo eso me parece muy importante. En lo que hacemos, tiene que ser algo diario.