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Una poética del gesto

GONZALO SANTOS

Sodio

Autor: Jorge Consiglio Género: novela

Otras obras del autor: Hospital Posadas; Tres monedas; Villa del Parque; Pequeñas intenciones; Las cajas Editorial: Eterna Cadencia, $ 990

“Tenía una ceja más gruesa que la otra. Y cuando el asunto era grave, la arqueaba. Con ese gesto –distinguido a primera vista– subrayaba su inteligencia y, casi sin proponérselo, su autoridad. Amanda, mi madre, era imbatible”. Así empieza esta novela de Jorge Consiglio, y en esas primeras frases ya se adivina el núcleo de una poética que orbita muy cerca de esa disciplina que los semiólogos llaman “kinésica”, en tanto busca la verdad en el gesto.

Ese es, por cierto, su punto de fuga del realismo. Si los prerrafaelitas le otorgaban al detalle una atención similar al motivo principal de la pintura, este autor lleva el hiperrealismo un poco más allá y focaliza en lo ínfimo hasta volverlo imponente, a partir de una mirada fenomenológica cuyo objetivo no es capturar el instante, como en Saer, sino buscar el momento preciso en que una expresión “desoculta” –para utilizar un término de Heidegger– una significación trascendente que no se puede alcanzar a través de las palabras.

Por eso en Sodio casi no hay diálogos. En varios casos, de una conversación solo se nos ofrece el tópico y el efecto que lo verbal suscita en el cuerpo. Casi todo se juega en ese territorio; todo lo demás aparece elidido. La descripción es exhaustiva, pero no opera como un elemento ralentizador; más bien es lo que hace avanzar la peripecia, en el sentido de que lo que moviliza, lo que llama a la acción, es la configuración de un paisaje –natural o corporal– o la semiosis de una mueca.

La voluntad siempre está a la espera del gesto o el detalle que la convoque. El latido de una arteria o el ruido de losas que chocan, por ejemplo, precipitan decisiones trascendentales. Los grandes cambios, esos que tuercen el destino, nacen a partir de pequeños ademanes que resultan apenas perceptibles.

Desde el punto de vista argumental, la novela no desarrolla conflictos excepcionales. O más bien digamos que, en todo caso, lo excepcional no pasa por el intríngulis sino por la fina sensibilidad con que es abordado.

Grosso modo, y como en relatos anteriores de Consiglio, se trata de un hombre que se arma una rutina que lo preserve de la intemperie y lo resguarde del malestar. La narración, en primera persona, parte de su adolescencia en Mar del Plata. Ahí descubre las dos actividades que van a estar en el núcleo de esa rutina: fumar y nadar. Más tarde, cuando termina la secundaria, se instala en Buenos Aires para hacer la misma carrera que su madre –Odontología– y pronto empieza a trabajar en un instituto adonde un día acude Raisa, la hermana de un viejo amigo, con quien va a entablar un vínculo que irá desarmando de a poco la “felicidad elemental” en la que se había asentado.

En términos estructurales –y lo vamos a enunciar así, para no spoilear tanto–, ambos pasan a representar un esquema atávico: uno de ellos pretende algo que el otro no quiere o no puede ofrecerle; aunque la verdadera tragedia no reside en ese desajuste sino en el hecho de que, aún así, y como suele pasar, ninguno de los dos puede prescindir del otro.

La voluntad siempre está a la espera del gesto o el detalle que la convoque. El latido de una arteria o el ruido de losas que chocan precipitan decisiones trascendentales

Las referencias concatenan el eco del doble, la copia, lo falso y lo nuevo, universales del hombre sorprendido, reducido a lo mínimo

LIBROS

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2021-06-20T07:00:00.0000000Z

2021-06-20T07:00:00.0000000Z

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