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EDUARDO FIDANZA*

Conviene al análisis político no prescindir de dos herramientas para interpretar la realidad. Una, inspirada en la lingüística, distingue los planos sincrónico y diacrónico. Es decir, los acontecimientos que configuran el presente de la sucesión de estos en el tiempo. La otra, sobre la que advertía a los historiadores Alexis de Tocqueville, es la que calibra el peso que poseen los hechos generales y particulares para dilucidar los fenómenos del pasado. No puede explicárselos, sostenía el pensador francés, solo en base a unos u otros, sino combinándolos.

Esta columna intentará usar esos instrumentos, bajo un supuesto: la salida intelectual del laberinto argentino –la expresión es de Roberto Cortés Conde– dependerá de una lectura que incorpore tres planos: el condicionamiento histórico, la constelación de los hechos contemporáneos y los rasgos que nos diferencian y equiparan respecto de la región y el mundo. Como afirma el historiador Gabriel Di Meglio, no podemos analizar lo que le sucede al país solo en clave argentina. Replegados en el ombligo y absorbidos por la coyuntura, suelen olvidarse estas distinciones y recaudos.

Entrando en la tercera década del siglo XXI, el país muestra claroscuros impresionantes, que caracterizan su particular sincronía. Del lado de la claridad, se destaca el afianzamiento de la democracia que, aun bajo distintas interpretaciones, erradicó la tragedia de la escena pública, asegurando las libertades básicas y la alternancia en el gobierno. Junto a eso, y a pesar de los déficits de representación, las demandas sociales están contenidas dentro del sistema, que exhibe, hasta ahora, recursos para impedir aventuras autorita-rias de izquierda o derecha.

El lado oscuro es demoledor: índices altísimos de pobreza e inflación, estancamiento, bajo nivel de inversión, quiebre de la economía privada, enorme deuda pública, diferencias ideológicas irreconci-liables entre sectores y partidos, desconfianza en las instituciones y los dirigentes, degradación social, incertidumbre y angustia. A lo que se suma la pandemia, un fenómeno universal que ha castigado más a países con graves problemas preexistentes como la Argentina. En este cruel inventario, la economía y la política ocupan un lugar singular. Desde el origen se grabaron en ellas los caracteres del drama

POLÍTICA

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2021-07-25T07:00:00.0000000Z

2021-07-25T07:00:00.0000000Z

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