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Flusser y la conexión “subter

historia del bioarte, Finlandia se ha vuelto una referencia obligada (también Australia), pero en términos de producción bioartística no hay diferencias estructurales respecto de Argentina o de cualquier otro lugar del mundo. Esto se debe a que es una práctica situada, que se inscribe en el paisaje y las problemáticas circundantes y en los recursos técnicos disponibles. El bioarte no siempre necesita de un laboratorio de biotecnología para existir. Recordemos que la intervención técnica de lo vivo puede hacerse de manera artesanal también. Se trata de investigar, conocer y dominar los procesos en función de búsquedas artísticas.

—Al leer, en el título de tu libro, “poéticas de lo viviente”, resulta imposible no pensar en nombres como los de Francisco Varela y Humberto Maturana, pero también, y desde luego, en el de Bruno Latour. ¿Qué podrías decir respecto al trabajo de cada uno de ellos en relación con tu trabajo y también en relación con el campo de tu especialidad?

—Sin dudas, son autores que tomamos como referencia porque estamos pensando en objetos de investigación muy contemporáneos que necesitan un marco teórico que discuta las tradiciones modernas de pensamiento. En mi investigación, pesó más la obra de Bruno Latour, porque él se propuso analizar la relación social que sostiene la práctica de laboratorio. Asimismo, su idea de “nunca fuimos modernos” también to moderno en la ciencia y la extiende al arte. La pretendida objetividad de la primera y la subjetividad de la segunda, características del divorcio instaurado en la Modernidad, no han hecho más que contribuir a la despolitización de la sociedad perdiéndose “el sentido de convivencia, de co-conocimiento, de co-valoración, en suma: el sentido de la vida”. Es por ello que reclama un retorno a la humanización de los procesos creativos donde el arte se involucre en la ciencia resistiendo el avance de la “tecnocratización subhumana” que deposita en manos de los técnicos la responsabilidad de decidir sobre el devenir de los seres vivos. Advierte el rol preponderante que tendrá la biotecnología en la configuración de la identidad de las futuras generaciones; así también le preocupa que la ciencia no reconozca la crisis epistemológica en la que está sumergida desde que solo se reconoce a sí misma como única fuente autorizada de conocimiento, desacreditando toda otra forma de producción disciplinar como el arte, la política, la filosofía, la religión. La autocrítica que le exige a la ciencia es la misma que les exige a las demás esferas que se han visto arrastradas hacia la lógica de la especialización educativa. Coincidiendo con C.P. Snow,

NOTA DE TAPA

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2021-07-25T07:00:00.0000000Z

2021-07-25T07:00:00.0000000Z

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