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“Hay que fortalecer la imagen presidencial”

Aun antes del conflicto desatado entre el Presidente y la vice, las internas en la provincia de Santa Fe, en las que el ex ministro de Defensa se presentó contra el oficialismo de la coalición, bien pueden interpretarse como un síntoma. Señala que la opos

Aun antes del conflicto desatado entre el Presidente y la vice, las internas en la provincia de Santa Fe, en las que el ex ministro de Defensa se presentó contra el oficialismo de la coalición, bien pueden interpretarse como un síntoma. Señala que la oposición utilizó la oportunidad de las primarias de manera mucho más eficaz y que el peronismo debe reconstruirse con tres ejes: unidad, fortalecimiento de Alberto Fernández y aceleramiento de las medidas económicas tendientes al bienestar.

—Dijiste: “Pudimos antes y vamos a poder ahora”. ¿Cómo se podrá?

—No es la primera vez que perdemos una elección intermedia. Perdimos en 2009 y en 2013. En 2009, en dos años nos recuperamos y ganó Cristina en 2011 con el 54% de los votos. En 2013 nos recuperamos y llegamos a un final cabeza a cabeza con nuestro candidato, Daniel Scioli, contra Mauricio Macri. Fue una derrota en segunda vuelta por muy poco. Mi mensaje era de esperanza y quitar una condición de dramatismo exagerado, sin negarle importancia al resultado electoral. Todo lo que pasó desde el domingo hasta el momento de este reportaje. Nuestro espacio político debe tomar medidas de política económica que nos acerquen a mejorarle la vida a la gente. Los indicadores macroeconómicos que vemos con expectativa que mejoran deben reflejarse más aceleradamente en la vida diaria. En segundo lugar, hay que mantener la unidad de la coalición. Las coaliciones se hacen entre quienes piensan parecido, no igual. El Gobierno surgió de una coalición que debe seguir manteniéndose unida. El trabajo en conjunto de Alberto y Cristina debe volver a ser el eje del funcionamiento de la coalición. Y el tercer elemento es fortaleciendo la autoridad presidencial. En 2009 y en 2013 nos abroquelamos debajo de Cristina, que era la presidenta. La primera fue una situación difícil. Veníamos del debate sobre la 125. Se había conformado el Grupo A en el Congreso de la Nación, la unión de todos los sectores opositores. Se generó una oposición dura. Pudimos superarnos, recuperarnos y ganar las elecciones, también en el contexto de una crisis internacional importante. En 2013 también superamos adversidades, sobre todo la de 2015, cuando fue el acoso de los fondos buitre. Pudimos superarlas, pero siempre con unidad detrás de quien conducía en ese momento. —¿Hay que reforzar la autoridad presidencial de Alberto Fernández y reducir el peso específico de Cristina Kirchner?

—No definimos los terceros los pesos específicos de cada uno en la vida política. Se construyen a lo largo de una historia. No hay un liderazgo igual al de Cristina en la política argentina en cuanto a la adhesión fantástica que genera alrededor de su persona. Tal cual indica la última carta de Cristina, relanzar la gestión implica fortalecer la autoridad presidencial. Unidad, fortaleza del Presidente y políticas públicas de mayor cercanía. Los argentinos nos dijeron que entendían que recibimos un gobierno complejo con la crisis económica que les dejó Mauricio Macri, que tuvimos dos años de pandemia, pero debíamos hacer más por ellos. —Para que la autoridad presidencial creciera, sería necesario que decreciera la vicepresidencial, independientemente del peso de Cristina Kirchner como dirigente política.

—Creo que es exactamente al revés. El peso específico de Cristina debe ayudar a una autoridad presidencial fuerte. Nunca vi que el liderazgo de Cristina atentara. Fortalece y le da identidad a la coalición. Las respuestas deben ser en sentido positivo. Tener una vicepresidenta que fue dos veces presidenta debe ayudar al Presidente para llevar a cabo los desafíos de

acá hacia adelante. Cristina también se lo reconoce en la carta que le envía, o envía a todos los argentinos. Habla de la energía y el coraje con que el Presidente enfrentó la pandemia. No creo que haya por qué presentarlo en esos términos. Al menos nunca lo viví yo de esa manera. —¿Participaste de alguna de las 18 reuniones que Cristina Kirchner contó que tuvo con Alberto Fernández?

—No participé. —¿Alguna vez escuchaste que ella dijera “si seguimos así, perderemos las próximas elecciones”?

—Personalmente, no. Las veces que charlé con ella me mostró su preocupación sobre el rumbo económico y sobre las condiciones para mejorar la vida de los argentinos. Siempre estuvo presente en su mirada, pero no me pareció excepcional, porque también estaba

en la mirada de muchos. Y entre esos muchos incluyo al presidente de la Nación. Gobernamos en una determinada cantidad de circunstancias que moldearon las decisiones de política y económicas. Que me junte con una dirigente política, independientemente de su dimensión, y me diga “estoy preocupada por la situación económica y si no mejoramos las condiciones económicas se va a hacer más difícil la cuestión electoral” es lógico. Además de charlar de algunas otras cuestiones, Cristina me expresó su mirada sobre eso. Es una preocupación de Cristina. Cuando fue presidenta, sucedió exactamente lo mismo. —Resulta poco verosímil decir que la carta de Cristina y la renuncia de los ministros más afines fue para fortalecer la autoridad presidencial. La vicepresidenta dijo que el entonces vocero del Presidente hizo operativos de prensa en su contra. Es imposible no reconocer el cisma que implican sus gestos.

—Mi respuesta anterior fue ante una pregunta específica sobre la economía. —Era sobre la autoridad presidencial.

—Está claro que siempre dijimos que éramos una coalición. La derrota electoral tiene dos características: la contundencia numérica y lo inesperado. En un momento así se exacerban esas diferencias y tensiones. Primero se intentan resolver en un ámbito más recoleto. Cuando no se logra, se exponen públicamente. Nadie puede desconocer cuáles son las diferencias. La principal diferencia está en los tiempos. El Presidente, o una corriente de pensamiento, lo quiero despersonalizar, decía que los cambios en el gabinete se harían después de las elecciones del 14 de noviembre, entendiendo que en elecciones en donde hay PASO es como un partido con dos tiempos, un primero con las PASO y un segundo con las elecciones generales. Y había otra corriente de pensamiento que decía que los cambios ha

“El trabajo en conjunto

de Alberto y Cristina

debe volver a ser el eje

del funcionamiento

de la coalición.”

bía que hacerlos ahora. No son solamente de nombres, sino de políticas. Las dos corrientes de pensamiento tensionaron. Primero en privado; después, en público. Empieza el tercer capítulo, que es cómo se sintetizan, se metabolizan y coagulan estas diferencias para salir adelante, teniendo en cuenta que tenemos compromisos fundacionales. El Frente de Todos generó expectativas que no fueron del todo cumplidas. Tenemos una deuda con la sociedad. Cuando hablo de deuda, me refiero también a un deber. Es un deber resolver el actual intríngulis. Le dijimos al pueblo que nos juntaríamos todos los que no compartimos el proyecto neoliberal y les ofreceríamos otra cosa a los argentinos. Tuvimos una derrota electoral, esa derrota escaló y no generó una crisis política. Y cuando se está en el poder, esa crisis inevitablemente impacta en el Gobierno.

—Si vos hubieras continuado siendo ministro de Defensa y no te hubieras presentado como candidato en Santa Fe, ¿hubieras

presentado la renuncia el 12 de septiembre a la noche?

—No. No la presenté en 2013 y era ministro de Defensa.

—¿Hizo bien Wado De Pedro en presentar la suya?

—No se debe analizar la renuncia como actitud individual. Lo que hicieron Wado y los compañeros fue tensionar para dar un debate. Es un gesto político de la coalición. Ese sector se expresó así.

—¿No hubieras presentado la renuncia, pero no te parece mal que ellos lo hayan hecho?

—No se puede analizar en términos individuales. Confrontaron dos corrientes de pensamiento. Una creía que los cambios había que hacerlos después del 14 de noviembre; otra, de forma inmediata. El análisis debe hacerse en términos colectivos.

—Así planteado, contrasta con los dichos de la diputada Fernanda Vallejos, que se refirió a Alberto Fernández como “un okupa” y un “mequetrefe atrincherado en la Casa Rosada”. ¿Esa visión representa a una parte de la coalición gobernante o del kirchnerismo?

—Es una visión aislada. La misma Fernanda lo dijo.

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2021-09-19T07:00:00.0000000Z

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