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Las encuestas dicen que las encuestas fallan

RODRIGO LLORET*

Cualquier pronóstico sobre las elecciones generales argentinas es una especulación, circense, ante la carencia de sociología política en el país y la disparatada manipulación de las poco fiables encuestas”. La descripción de tan sombría capacidad de predicción que presentan los sondeos políticos en la Argentina, aunque no lo parezca, no es actual: se publicó en el diario El País de Madrid en octubre de 1983.

Bajo el título Disparata manipulación de las encuestas electorales, el acreditado del diario español en Buenos Aires cubría la primera elección presidencial desde el fin de la dictadura y criticaba la poca fiabilidad de los estudios: desde periodistas que encuestaban transeúntes al azar en las calles, hasta la falsificación de datos por los todavía influyentes militares.

Desde entonces, se han producido una veintena de elecciones en la Argentina y, por lo observado el domingo pasado, el panorama sigue siendo incierto.

La investigación científica sobre los sondeos de opinión pública para predecir resultados electorales comenzó hace casi un siglo, cuando George Gallup fundó en 1935 el Instituto de Opinión Pública Estadounidense luego de publicar Una nueva técnica para el objetivo métodos de medición, ensayo con el que obtuvo un doctorado en Ciencia Política por la Universidad de Illinois.

El éxito de Gallup se produjo un año más tarde, en la campaña presidencial del demócrata Franklin Roosvelt contra el republicano Alf Landon. Gallup contradijo el resultado que anunciaba el influyente semanario The Literary Digest, que daba a Landon como ganador.

El Digest venía anticipando elecciones desde hacía dos décadas y para 1936 había enviado cartas con preguntas a sus suscriptores, que eran diez millones, lo que equivalía a un cuarto del padrón de entonces. El resultado: Landon obtendría el 56%.

Gallup no tenía inversión por lo encuestó solo a cinco mil personas. Pero introdujo modificaciones: a diferencia del Digest, que recibió respuestas de lectores de medio y alto nivel socieconómico, abrió su muestra a una mayor representación. Eran tiempos de gran desempleo, por lo que no solo realizó preguntas a personas adineradas, sino también a desempleados. Gallup anticipó que Roosevelt ganaría por el 62%. Y el demócrata logró su reelección.

Las innovaciones de Gallup crearon un momento de esplendor en la sociología del siglo veinte. Pero en la actualidad, los sondeos han perdido su capacidad de anticipación. La elección de Donald Trump en Estados Unidos, o el triunfo del Brexit en Gran Bretaña, son los dos puntos más altos de ese error.

El ocaso de las encuestas también llegó a la Argentina: fallaron en la presidencial de 2019 y en las últimas PASO. En ambos casos causaron impacto porque habían anticipado un resultado inverso al real.

¿Por qué seducen tanto las encuestas si son tan poco eficaces? ¿Por qué deparan tanta atención si han errado tanto? Quizás porque el futuro es impredecible y obtener información de lo que vendrá es reconfortante. No importa si las encuestas tienen tanta rigurosidad científica como la astrología: permiten calmar ansiedad. Y eso tranquiliza a un electorado agrietado.

En El voto menos anticipado: encuestas precisas, encuestadores honestos, encuestados preparados, el politólogo Ernesto Calvo recuerda que el error total de las encuestas es considerablemente mayor al error muestral que es reportado por los encuestadores. El profesor de la Universidad de Maryland explica que en tiempos de polarización en los cuales el margen de victoria es menor al error total, los votantes forman expectativas poco realistas de lo que es posible anticipar.

Doce años más tarde de su logro, Gallup tuvo un rotundo fracaso cuando predijo que Thomas Dewey derrotaría a Harry Truman. Truman fue presidente en 1948 pero la empresa que fundó Gallup se convirtió en una de las mayores consultoras mundiales de opinión pública y todavía sigue haciendo encuestas.

Como las que se publicarán hasta el 14 de noviembre en Argentina. Si se equivocan tendrán otra oportunidad.

*Doctor en Ciencias Sociales. Director de Perfil Educación.

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2021-09-19T07:00:00.0000000Z

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