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La construcción de la identidad

Un concepto clave en la política contemporánea

☛ Título

La invención de nuestra américa

☛ Autor Carlos Altamirano

☛ Editorial Siglo XXI editores

☛ Primera edición septiembre de 2021

Datos sobre el autor

Profesor emérito de la Universidad Nacional de Quilmes e investigador del Centro de Historia Intelectual de esta universidad.

Fue miembro de la revista de crítica cultural Punto de Vista e integra el consejo de dirección de Prismas, revista de historia intelectual.

Autor de numerosos libros sobre política y sociedad como “Intelectuales, Peronismo y cultura de izquierda” y fue coautor con Beatriz Sarlo de “Ensayos argentinos”.

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Desde hace un tiempo y casi por todas partes, se escribe y se oye hablar de identidad: identidad nacional, identidad política, identidad étnica, identidad de género, y un largo “etcétera”. Una constelación discursiva en que se emplea o se discute la noción de identidad, y que se ha expandido en muchas lenguas, también en castellano.

Ahora bien, cuando se dice “identidad”, ¿de qué se habla? La respuesta, que está lejos de ser obvia, menos todavía unánime, está envuelta en querellas. Aunque, por otra parte, se trate de una palabra de la lengua corriente. ¿Quién no sabe qué es un documento de identidad? Pero el asunto se ha enmarañado. El sentido del vocablo no solo no resulta evidente, sino que da lugar al malentendido, al enredo. “Deberíamos poder explicar sin problemas lo que entendemos por términos como ‘nuestra identidad’, pero nos enredamos en nuestras propias explicaciones”, observa el filósofo del lenguaje Vincent Descombes. “Nos sentimos traicionados por las palabras que empleamos. Parece imposible, de pronto, decir lo que queremos decir sin decir también cosas que no teníamos intención de decir y de asumir”. En su artículo “Définir l’identité”, Robinson Baudry y Jean-Philippe Juchs no dicen algo muy diferente:

Evocar la identidad parece hoy dar realce a un discurso completamente trivial, en tanto la noción es de uso corriente.

Sin embargo, aunque uno se refiere a ella fácilmente, definirla resulta una empresa incómoda.

Seguramente, lo primero que se deba hacer, ante la diversidad de cosas a que se hace referencia con la palabra “identidad”, es señalar que integra diferentes vocabularios o lenguajes. En el habla ordinaria, su significado deriva de la locución latina idem, de la cual procede y que denota “el mismo”, “la misma”, “lo mismo”, “idéntico/a”.

De “identidad” resultarán “identificar” e “identificación”. En este sentido, podría decirse que en los tiempos actuales es el Estado el que nos provee de una identidad, certificando en documentos de identificación que somos la misma persona que decimos ser. Además, en el vocabulario filosófico occidental, el concepto de identidad que afirma, apoyado en un supuesto ontológico, que toda cosa es igual a sí misma (A=A) constituyó durante siglos uno de los pilares de la lógica formal clásica. Se podría decir que estas dos son acepciones tradicionales del término.

La complicación no surgirá sino cuando, ya en la segunda mitad del siglo XX, la palabra se incorpore al movimiento de las ideas en el ambiente intelectual. El primer paso fue su ingreso en el léxico de las ciencias sociales, donde la noción de identidad fue asumida como instrumento para abordar, pensar e investigar una serie de fenómenos de la vida individual y/o social. Dicho de otro modo, en las últimas décadas el término “identidad” se ha hecho parte de un lenguaje especializado, en cuyo marco conoce usos nuevos y debates académicos sobre esos usos. Los nuevos sentidos que cobró el término, sin embargo, no quedarían recluidos en el ámbito de los estudios universitarios. Poco a poco el tema de la identidad, sus definiciones y sus problemas, desbordaron los límites de las investigaciones y las discusiones doctas y entraron en el discurso público. Para circunscribirnos al dominio del español, puede indicarse como muestra de esa extensión el Diccionario de la lengua española, de la Real Academia Española, que desde su edición de 2002 incorporó dos acepciones nuevas para la voz “identidad”:

2. Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás. // 3. Conciencia que una persona o colectividad tiene de ser ella misma y distinta de las demás.

La carrera del concepto de identidad en el pensamiento social y político contemporáneo comenzó en los Estados Unidos. ¿Cómo surgió en ese contexto, donde se volverá tema de análisis e investigaciones, de tesis y controversias? En 1983 el historiador norteamericano Philip Gleason publicó el artículo “Identifying identity: A semantic history”. El artículo, que sigue siendo un texto de referencia, estudia los avatares del concepto de identidad desde su ingreso en el vocabulario psicosociológico

DOMINGO

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2021-09-19T07:00:00.0000000Z

2021-09-19T07:00:00.0000000Z

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