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Las visiones de Blake

LAURA ISOLA

“Los ingleses tienen sólo tres cosas buenas: el té, que viene de la India y Oscar Wilde y yo que somos irlandeses” y la frase es de Bernard Shaw, el maestro de la cita ingeniosa. Pero hay otra cosa buena más que tienen los ingleses y es William Blake que sí era inglés y había nacido en Londres en 1757. Pero la ironía de Shaw debería haberlo sabido, aun cuando el poeta y pintor no fue casi reconocido en su tiempo para serlo a mediados del siglo XX y confirmarlo en una retrospectiva recién en 1990 en Tate Museum como “el mejor artista que ha dado Gran Bretaña”.

Toda una declaración que el mismo Blake hubiera apreciado, considerando que pensaba que “generalizar es ser un idiota, particularizar es la única distinción del mérito”. Algunos críticos de arte fueron a su rescate y pudieron ver que el autor de El libro de Urizen es el único británico apto para formar parte de una especie de Top 10 de los mejores del mundo.

n} Justamente porque su obra se aleja del paisaje y lo local para ponerse al servicio de lo trascendente del arte.

El brote místico y la virulencia revolucionaria (fue un gran defensor de la Revolución Francesa hasta que Robespierre lo hizo retroceder un poco en sus ideas) están en sus creaciones que abrevan de cierto anacronismo en el estilo, –gran admirador de Miguel Ángel–, y potencia en la composición. Esa en la que creía para oponerse a la educación tradicional religiosa y construir su propia legenda plagada de seres mitológicos que, como Urizen, defienden, a su entender, mejor que nadie la legalidad y la moralidad.

CULTURA

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2021-09-19T07:00:00.0000000Z

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