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TEMAS Y ESTÉTICAS

A.M.

—Muchos de tus espectáculos giran en torno a un tema. ¿Por qué elegiste al sexo como uno de ellos?

—Todos los temas que de alguna manera están prohibidos o que son tabú o están vedados generan esa especie de atracción. Sex ya tuvo cinco formatos y lleva más de dos años en escena, más de 100 mil espectadores, y ahora hace ocho funciones semanales. Se mete de lleno con el concepto del sexo y juega con los cuerpos de las personas en escena sin ningún tipo de prurito. Eso es muy shockeante, muy fascinante para el público.

—¿Qué estéticas atraviesan tus obras?

—Es muy disímil todo lo que hice. Pude pasar de La casa de Bernarda Alba, un clásico de Lorca a bailar con Tinelli; de dirigir a Claudia Lapacó en un Brecht en el San Martín a estrenar una obra de sexo inmersiva como es Sex. Me siento muy poco clasificable. Pensarme como un Warhol me parece demasiado rupturista: también hago cosas que pasan por una zona muy clásica. El teatro es la columna vertebral de mi existencia, pero soy un creador que pivotea con la televisión. Muy al principio, también me decían que era como el Almodóvar argentino; también, que era l’enfant terrible. Ahora tengo 44 años: dejé de ser tan joven como para acusarme eso. También me han comparado con Tarantino: me siento más que halagado porque son artistas enormes a los que admiro. Pero soy una persona que tiene una gran obsesión con buscar el sello propio, y el mío es bastante indefinible e inclasificable.

TEATRO / TELEVISIÓN

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2021-09-19T07:00:00.0000000Z

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