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Tempestades oficialistas

“Hostia, así es imposible”. Antoni Gutiérrez-Rubí, el asesor español de la campaña del FdT, ya no sabe cómo hacer para que los repetidos pasos en falso del Gobierno no socaven su estrategia “positiva”. Su “Sí” ya no aspira, se admite en privado, a dar vuelta el resultado de las PASO, sino a una derrota digna.

La medalla de la semana a la mayor patinada se la llevó el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, tras su deplorable mensaje al humorista Nik. Hasta el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el primer candidato a diputado por CABA, Leandro Santoro, entre otros, salieron a lamentar el hecho. Allegados al Presidente dejaron trascender su molestia.

Nada se dijo, sin embargo, respecto a que Manzur utilizara el avión sanitario de Tucumán para su viaje relámpago a Nueva York, para mostrar respaldo político a las gestiones del ministro de Economía, Martín Guzmán, ante el FMI, EE.UU., y fondos de inversión.

Cerca de Manzur le restaron trascendencia al tema. Un argumento fue que en todas las provincias los aviones sanitarios vendrían a ser como el Tango 01 de cualquier gobernación. Otro, que se ahorraban pagar un avión privado para un vuelo que por línea áerea comercial no es posible hoy con tan poca antelación. Manzur no solo quería ir rápido a NY: también deseaba estar de regreso para los actos del 17 y 18 de octubre.

Allí se desarrolló otro de los deslices de los últimos días. El propio Manzur, antes de irse, anunció que el acto por el Día de la Lealtad peronista del domingo se cancelaba por el Día de la Madre. Solo se iba a hacer el acto convocado por la CGT el lunes 18. Bastó que otra vez el fuego amigo cuestionara en público la supresión dominical (con Hebe de Bonafini y el Cuervo Larroque al frente) para que se diera marcha atrás y se reinstalara la conmemoración.

Más curiosidad causó que Alberto Fernández recibiera a varios empresarios imporzación tantes para almorzar y departir sobre la situación económica, laboral y social y horas después, ante otros directivos empresariales importantes, su nuevo secretario de Comercio, Roberto Feletti, anunciara un enésimo congelamiento de precios.

El sector privado señala que esa decisión se suma al cepo exportador para carnes y granos y al cepo importador de productos necesarios para la fabricación de bienes exportables. Tampoco se digiere bien el criterio con el que el BCRA autoriza pagos en dólares a las compañías y se lanzan intrigas en torno al rol de uno de sus directores, Arnaldo Bocco, un ex frepasista.

Todo esto puede explicar el mal clima hacia el Gobierno que campeó en el Coloquio de IDEA, el principal evento empresarial del año. Salvó un poco la ropa el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, pero “no tiene peso”, como señaló en voz baja el directivo de una influyente compañía que lo trata con habitualidad y lo respeta.

No debió sumar mucho la intervención presidencial. Más allá de que le agradecieron el gesto de acudir al Coloquio (pese a que llegó una hora tarde, el horario Alberto es así), el reto indiscriminado a la clase empresaria agravó ánimos que están entre caldeados y resignados. Como el de mucha gente que irá a votar en un mes. Acaso la reaparición de Cristina de ayer azuce más el hervor.

POLÍTICA

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2021-10-17T07:00:00.0000000Z

2021-10-17T07:00:00.0000000Z

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